Desde Yerba Buena, Tucumán, a todo el país y (próximamente) al mundo. A las hermanas Agostina y Antonella Mazza siempre les gustó maquillarse. Tanto que, además de dar clases de automaquillaje, revendían productos desde el living de su casa mientras estudiaban (Agostina, Arquitectura; Antonella, Administración de Empresas). Como complemento, abrieron su cuenta de Instagram, donde enseñaban a lookearse con videos rápidos y caseros. De forma inesperada, ese emprendimiento y hobby empezó a crecer. No nos sentíamos identificadas con las marcas que vendíamos, así que decidimos empezar a desarrollar la propia.
En 2016, en paralelo al negocio anterior, invirtieron US$ 125.000 y empezaron el proceso de desarrollo de los productos, a investigar proveedores y laboratorios, y meterse de lleno en el mundo de la cosmética. Un año y medio después nació Mazz Make Up, en ese entonces con un portfolio reducido de productos (polvos compactos, labiales, delineadores y máscaras) y llegada a pocas provincias. Hoy, la compañía produce 55 productos, envía a todo el país, tiene más de 115.000 seguidores en su cuenta de Instagram y proyecta facturar $ 18 millones para cuando termine 2020.
Realmente sentimos que estamos cubriendo una necesidad con nuestra marca. Somos industria argentina, pero tenemos diseño y calidad, explican las Mazza, que están involucradas en cada producto desde la elección de los proveedores de las materias primas hasta el diseño de las fórmulas (que son exclusivas) y del packaging. Si bien, como en todo emprendimiento, ambas hacen un poco de todo, en esa primera parte la más involucrada es Agostina, que vive en Buenos Aires (aunque por la cuarentena está en Tucumán desde marzo). Luego toma la posta Antonella con la logística, que se realiza por ahora desde su provincia natal para todo el país. Los procesos son largos, porque no lanzamos nada hasta no estar 100% conformes. De hecho, estuvimos un año y 8 meses para el desarrollo del serum -aseguran-. Si bien obviamente nos tomó un tiempo adaptarnos a que cada una tenga su rol, nos respetamos como socias y aprendimos a dividir las tareas y ser profesionales, aseguran las hermanas, que se llevan apenas un año.
Uno de los aspectos que apalancan el negocio y que subrayan de forma constante es la creación de la comunidad de clientes. Sus seguidoras en Instagram participan de forma activa en la compañía, por ejemplo, en la elección de nombres y colores para los productos. La otra pata que también impulsa el negocio es el trabajo con los influencers. Y los videos y tutoriales la mayoría de las veces tienen a las hermanas como protagonistas. Al no ser maquilladoras, siempre pensamos que el producto tiene que funcionar solo, dicen. Apuntan a lo que denominan la mujer 360°, esto es, que trabaja, estudia, quizá tiene hijos y está involucrada en muchas actividades.
La omnicanalidad, con el cliente en el centro, se plasma en un sitio web desde el que realizan envíos a prácticamente todo el país; sus redes sociales; la página web con un blog de beauty incluido; eventos off y online; una tienda física en Tucumán (con el proyecto de abrir otra en Buenos Aires el año que viene); y Mazz Points, o puntos de venta con socios estratégicos como maquilladoras, estudios y showrooms.
La pandemia puso en stand by algunos planes, como la exportación, que, aseguran, se concretaría el año que viene, pero también les sirvió como una oportunidad para hacer crecer el negocio, con las personas en sus casas maquillándose a veces hasta más que antes. Si te ves mejor, te sentís mejor, dicen las hermanas que, desde marzo, realizan al menos un Instagram Live por día. Mientras, con los pinceles y brochas recién lanzados, están en pleno desarrollo de correctores y bases, la próxima línea que llegará, y están en camino a certificar 100% cruelty free a todo el portfolio (hoy ya lo son la mayoría). Evangelizamos mucho que Mazz es industria argentina, porque está bueno apostar por marcas locales, concluyen.