A pesar de su corta edad, Matías Massotti (25 años), cofundador de Cruz Medical, puede decir con total seguridad cómo es emprender en la Argentina. Nadie le regaló nada. Arrancó bien de abajo, a sus 16 años, en la cocina de un local de Mc Donald´s preparando hamburguesas.
Su personalidad y desempeño lo llevaron a convertirse dos años más tarde en Gerente de Turno en el horario donde había mayor demanda de clientes. “Mi día arrancaba a las 7 horas yendo al colegio y terminaba a las 22, pero ganas me sobraban”, afirma en esta entrevista exclusiva con Forbes Argentina.
La turbulenta relación con sus padres lo llevaron a independizarse rápido. Sin embargo, con el tiempo supo tomar esa experiencia donde fue echado de su casa como algo positivo: “Entendí que fue la mejor decisión que pudieron tomar. Admiro cómo supieron conocerme”, confiesa.
Los inicios de Cruz Medical se remontan a una terraza de un local de Fast Food. Allí, con su hermano y un fiel equipo de trabajo que aún los acompaña, pasaron horas hablando por teléfono y diagramando lo que hoy ya es una realidad: una red de asistencias donde gestionan y conectan a los clientes con soluciones a sus necesidades. "Ya sea en sector Salud, Tecnología, entre otros. Cubre toda la Argentina", describe Massotti. Cuentan más de 70 colaboradores y proyectan un 2022 con más de 140 colaboradores nuevos.
-¿Dónde trabajaste antes de emprender? Tengo entendido que trabajás desde muy chico.
-Si, de muy chico. A los 16 años ya tenía mi primer recibo de sueldo a través de Arcos Dorados (McDonald's). Iba a la escuela por la mañana y a trabajar por la noche. Empecé en la cocina haciendo hamburguesas, luego en servicio armando los pedidos, así como en la caja atendiendo a los clientes: entre otras tareas. Mi día arrancaba a las 7 de la mañana y terminaba a las 22, pero ganas me sobraban. A los 18 años ascendí a gerente y seis meses después tuve un nuevo ascenso, esta vez como Gerente de turno, encargándome de todo un local. A esa edad ya tenía a mi cargo todo el personal, la productividad de los empleados, el depósito del dinero recaudado, el pedido de compras del local. Todo eso en un horario pico, donde se atienden a miles de clientes.
-¿Seguiste mucho tiempo ahí?
-No, ya a mis 20 años tomé el riesgo de pasar de un cargo jerárquico en una empresa reconocida como McDonald's, a ser vendedor de una empresa con oportunidades donde podía demostrar todas mis habilidades de una manera más intensa. Mientras el promedio era de 2 ventas por persona, yo hacía 8 ventas por día, me quedaba desde que abría a las 9 de la mañana hasta las 21 horas cuando cerraban. Meses después ascendí a Supervisor donde estuve a cargo de un grupo de vendedores del turno tarde, al mes siguiente me dieron el turno de la mañana, ocupando así 2 de los 3 turnos de la empresa. A los 22 años, ya en mi último trabajo en relación de dependencia, afronté el desafío de trabajar en un banco.
-¿Cómo fue esa experiencia?
-Ser bancario ya era jugar en ligas mayores. Ahí pude profesionalizarme desde un punto mucho más madurativo y trabajar con compañeros con más de 30 años de actividad laboral. Logré llegar al puesto número uno en ventas del país en todo el banco, y para buscar las ventas, muy a la vieja escuela y fuera de toda burocracia bancaria, decidí que, si los clientes no venían, yo iría hacia ellos. Salí con una carpeta y una lapicera en pleno Palermo, me puse a hablar con cada dueño de cada empresa entrando a negocio por negocio y así fue que completé el objetivo de 1 año, en tan solo 1 mes.
-¿Por qué te independizaste rápido? ¿Qué sensaciones atravesaste al dejar tu casa tan joven?
-Con mi familia nunca fue una relación perfecta, pero con el tiempo me di cuenta que nada en mi vida fue perfecto y gracias a eso siempre se logran mejores cosas. Reconozco que no soy una persona fácil, siempre vi a mis padres como mis pares, no como algo malo, al revés, me tengo un gran respeto a mí mismo y el darles ese mismo respeto a mis padres era algo bueno, pero que en general no estaba bien visto. El no ponernos de acuerdo desencadenó en la decisión que tomaron mis padres de echarme de casa. Me acuerdo perfecto, ese día estaba trabajando en el Banco, yo estaba en el piso del baño frustrado por problemas personales y presiones laborales. Ahí fue cuando vinieron a decirme que un cliente me buscaba, fui a ver y era mi papa con una valija que me armaron, diciéndome que no vuelva, pero también me dijo que cuando quiera hable con ellos.
-¿Y qué pasó después?
-Un año después pudimos hablar y entendí que fue la mejor decisión que pudieron tomar. Admiro cómo supieron conocerme, ni yo me conocía al 100%. Además, mis ideas necesitaban plasmarse en un borrador más grande que el de estar encerrado en una casa. Esas ideas necesitaban un mundo.
-¿Cómo surgió la idea de crear Cruz Medical y cómo fue todo ese proceso de construcción? ¿Costó al principio?
-Por empezar, Cruz Medical es una red de asistencias en las que conectamos y gestionamos a los clientes con las soluciones a sus necesidades. Ya sea en sector Salud, Tecnología, entre otros, y cubre en todo Argentina. A la empresa la iniciamos en la terraza de un Fast Food. Hacíamos llamados desde celulares anotando todo con lapicera y papel, rodeados de clientes del local que consumían mientras nos veían y escuchaban emprender. Lo hicimos junto a un equipo que nos conocía desde hace tiempo, que se arriesgaron y apoyaron la idea de un nuevo comienzo para todos. Esa gente hoy se mantiene con nosotros y pudimos cumplir lo prometido sobre cambiar sus vidas.
-¿Cómo es la división de tareas con tu hermano, cofundador de la empresa?
-Él se encarga en mayor parte de lo interno, es decir producción, cultura de la empresa trabajando con las personas, y yo me encargo en mayor parte de lo externo, crecimiento con alianzas estratégicas, globalización de la marca, trabajando así con empresas y sus CEOs para nuevos negocios.
-¿Esa primera parte fue en simultáneo con tu trabajo en el Banco?
-Sí, en la etapa de formación estaba trabajando en el banco por la mañana hasta la tarde y formaba la empresa por la tarde hasta la noche. Trabajé 15 horas todos los días durante meses. Nuestro primer lugar propio fue un quincho que alquilamos en el fondo de una casa y finalmente pudimos ingresar en una oficina con todo preparado para crecer. Unos meses después hicimos una nueva expansión donde el crecimiento fue enorme, así como la oficina, también sumamos más de setenta colaboradores y cada vez nos va mejor. Y proyectamos un 2022 con más de 140 colaboradores nuevos.
-¿Siempre tuviste en la cabeza emprender, tener algo propio?
-La realidad es que no. No siempre pensé en tener algo propio a nivel empresa. De lo que siempre me apropié fue de la filosofía y la personalidad en la que uno cree. Soy una persona muy realista, eso no significa que no sueñe, tengo muchos sueños, pero a todos los veo reales más allá de los complejos que sean. Pero me refiero a que no espero que la vida sea fácil, todos los días me levanto sabiendo a que va a ser un día lleno de problemas a resolver, de esa forma no me como todos los cachetazos, porque muchos de ellos los resuelvo antes de que pasen, y los que no llego a prevenir, me sirven para mejorar.
A la empresa la iniciamos en la terraza de un Fast Food. Hacíamos llamados desde celulares anotando todo con lapicera y papel.
A la empresa la iniciamos en la terraza de un Fast Food. Hacíamos llamados desde celulares anotando todo con lapicera y papel.
-¿Creés que hay que darle una oportunidad a la Argentina?
-A la Argentina no hay que darle una oportunidad, Argentina es la gran oportunidad. Los argentinos deberían ser los primeros motivados en emprender, en el rubro que sea, en todos lados hay una oportunidad para que eso que existe, sea aún mejor. Es un país que tiene la ventaja de haber pasado por crisis económicas y sociales que otros países no pasaron. Hoy en día esos países ante una crisis no sabemos si lo resuelven o no, nosotros ya demostramos que sí
-¿Qué ves como oportunidad?
-La palabra oportunidad la veo como algo muy bueno, donde vos que leés esto podés hacer lo que todavía no está hecho. En eso que criticás o donde te quejás que falta algo, ahí estás vos pudiendo resolverlo y emprender. En cada crisis pasa lo mismo, gente que se deja ganar o gente que se despierta y gana. Despertemos.
-Empezaste a los 16 años y hoy tenés 25. ¿Con quién te asociaste en el camino y con qué otras personas te vinculaste en tu trayectoria?
-Creo que las conexiones y relaciones que uno genera son algo importante a tener en cuenta para nuevos empresarios o emprendedores que quieran dedicarse a los negocios. Las relaciones son todo. A lo largo de mi carrera pude vincularme con personas que son muy diferentes a mí, pero que comparten los mismos valores y eso me permitió no solo tener dos empresas y varios proyectos, sino que me permitió tener lo más importante o lo que yo más valoro que es la capacidad de adaptación constante al cambio, creación e impulso de nuevas ideas o talentos.
-Muchas veces escuchamos a la gente decir que no tiene tiempo para emprender o lo difícil que debe ser. ¿Es así?
-Para emprender, lo que hay que hacer es no pensarlo. Es decidir hacerlo e iniciar ya. Luego viene todo lo demás. Las personas buscan ideales y ese es el error, si vas a pensar que tu emprendimiento va a ser de una forma y esperás que salga todo tal cual lo pensaste, vas a renunciar. Es difícil emprender, sí. ¿Se puede? También.
-¿Se hacen sacrificios?
-Mirá, el mayor sacrificio lo hace la gente que no emprende, que convive con eso con lo que está disconforme todos los días y no resuelve. El tema es que esas cosas de las cuales la gente se queja se las atribuye al otro, entonces es fácil quedarse en ese lugar. Es más difícil asumir la responsabilidad de emprender y hacerse cargo de que los fracasos son de uno, pero lo vale, de ahí surgen los cambios ya que nada se da solo. Yo tuve que trabajar contra muchos prejuicios que al inicio suceden. A la hora de sentarse en una reunión con otros empresarios con años de experiencia, pueden caer en el error de subestimarte. Ahí hay que poner el pecho, pero sobre todo inteligencia. Así como el prejuicio que existe sobre la gente de mayor edad emprendiendo, o de las mujeres en puestos jerárquicos, es importante dejar muy en claro que en los negocios no hay edad y no hay género. En los negocios hay resultados.
-¿Cuál es el secreto para emprender en la Argentina y que te vaya bien? ¿Qué consejos les darías a aquellos que quieren iniciar, expandirse o reinventarse y no saben cómo? De la industria o sector que sea.
-El secreto para emprender es aceptar que Argentina es un partido de truco, todo el tiempo te van a cambiar las cartas, lo bueno es que en todas las manos podés ganar independientemente de las figuras que tengas. Es lamentable saber que en Argentina nos cambian las reglas constantemente, pero yo me obligo a que de todas formas el éxito se alcance y con eso poder generar un cambio. En general, nos quejamos de una regla, pedimos un cambio, y si eso no se da, nos resignamos. Eso es dejar nuestro futuro en manos de otros, yo prefiero jugar con lo que me tocó, ganar y desde ese punto de partida generar el cambio que quiero y necesito tanto para mí como para los otros. La pregunta es, ¿todos hacemos lo necesario por lograr lo que deseamos?
-¿Hay más proyectos para 2022 y en adelante? En caso de ser así, ¿cuántos y cuáles son?
-Para mí el negocio es un proyecto en sí mismo que muta constantemente, pero proyectos ya definidos son tres. Nada de esto fue lanzado oficialmente, por lo que a grandes rasgos te cuento:
El primer nuevo proyecto es a nivel nacional con soluciones permanentes para personas. El segundo es a nivel internacional, un proyecto de soluciones para empresas que va a revolucionar la forma que tenemos de manejarnos entre personas, empresas y contexto. Y el tercero está en su primera etapa de análisis pero es en conjunto con una empresa europea, mi idea en este negocio es unirnos entre continentes y retroalimentarnos para que muchos más argentinos tengan acceso a nuevas ideas y generar un ecosistema de negocios nuevo.