Martín Zarich: "El sistema financiero no puede crecer con estas distorsiones"
Florencia Radici Forbes Staff
Florencia Radici Forbes Staff
Para Martín Zarich, gerente general de BBVA, el balance de 2022 arroja que para el banco fue un buen año. “En términos netos, incorporamos más de 200.000 clientes con actividad en el mundo retail. Tuvimos nuestro año de mayor crecimiento en los últimos cinco en el mundo empresarial. También fue un año positivo en contención de riesgo y vemos la posibilidad de apalancarnos para seguir creciendo”, resume.
¿Cómo ven a 2023?
En primer lugar, cualquier cosa que veamos lo razonamos independientemente del contexto. De hecho, tenemos objetivos de crecimiento de enorme ambición (otra vez, sumar 200.000 clientes), y en las dimensiones de negocio más relevantes tenemos que crecer en mercado. No es sencillo. Nuestra agenda de transformación es pensar en el cliente y crear cada vez más oportunidades incorporando otras di mensiones, como la sostenibilidad, que es un tema fundamental.
¿Vieron una caída en general de la demanda de créditos por parte tanto de individuos como empresas?
Correcto. La Argentina tiene un problema derivado de su falta de confianza, la necesidad de reformas fundamentales y la falta de inversión. Hay escasez de proyectos y menor demanda de crédito. Entre los bancos grandes de Argentina, tenemos, a diciembre, el ratio de préstamos a depósitos más alto, 54%. Es consistente con haber ganado cuota en todas las dimensiones de crédito que nos fijamos como prioritarias. En un contexto de 6% de inflación mensual, la dinámica natural es que los depósitos crezcan a ese nivel, pero la demanda de créditos no lo hace al mismo ritmo.
Pero excede la estrategia de cualquier banco, es una cuestión de macro.
El sistema financiero argentino, aparte de los problemas de escala, tiene un problema adicional: la mayoría de su actividad de intermediación financiera tiene precios regulados. Tenemos un mundo de tasas máximas en los préstamos y de tasas mínimas en los depósitos. El esquema de tasas mínimas en la captación de depósito lo puedo entender desde una cierta óptica, pero perdemos la capacidad de gestión. No puedo gestionar mi pasivo y por lo tanto no puedo gestionar el tamaño de mi balance. Estamos creciendo y acostumbrándonos a decir que esto es así, pero esto no es normal. Lo normal es que si no tengo demanda de crédito empiece a pagar menos por el pasivo, me adapte. Hay un lado del balance que no podemos gestionar.
¿Hay vocación de cambiarlo, más allá de qué pase a nivel electoral?
Independientemente, no. Si me preguntás por 2023, creo que no va a cambiar. Ahora, en un cambio institucional o de enfoque, o en un esquema de mayor desregulación cuando haya mayor confianza, tiene que cambiar. No podés tener un sistema financiero creciendo en las distorsiones que tiene, como que la tasa del pasivo es más alta que la del activo.
Hay otras distorsiones, como la presión impositiva que impacta en desincentivar el uso del efectivo...
Es cierto, hay una diferencia impositiva, de estructura de precios que también están regulados y no podemos alterar, que hace que se termine yendo a la operación de ventanilla. Y tenés otro problema: detrás del efectivo está la economía informal y contra la diferencia de costos de ir por la formalidad o por la informalidad... Es mucho más que ingresos brutos. Cualquier persona sabe que si cobra un sueldo en blanco, lo retira por la ventanilla y lo usa, su sueldo subió un 10%. Es un tema que tendremos que atacar con una reforma estructural master.
¿Qué tipo de medidas necesitarían como sistema financiero para crecer?
El sistema financiero es procíclico. Es decir, cuando la economía va para arriba, el sistema financiero va mucho más para arriba, y viceversa. Necesitamos, primero, una dimensión de contexto básico. No tenés ahorro si no tenés tasas de interés real positivas para el ahorro, y si no tenés ahorro no tenés préstamo. Somos una industria de intermediación.
No tenés un estiramiento de plazos a mínimos razonables si no tenés confianza y estabilidad y eso en la Argentina es tasa de interés real positiva y una reducción drástica de la inflación. Si no, tenés una economía sin crédito, sin ahorro institucionalizado, y vas a seguir teniendo fuga de capitales y distorsiones. Necesitamos un ordenamiento de la macro. Luego entramos en el ordenamiento regulatorio. Que tengamos el mundo de tasas reguladas que tenemos es inconsistente con un sistema financiero que se desarrolle. No podemos pensar que todo préstamo que camina tiene que tener un subsidio, lo cual no es inconsistente con que haya programas de subsidio.
¿En qué sentido?
Un ejemplo muy concreto: la tasa de interés media de los préstamos en pesos del banco es 50% anual con la inflación al 100%. Eso te marca el grado de distorsión. Ese tipo de marco regulatorio tiene que ir progresivamente a una normalización. Y tiene que haber un impulso regulatorio a la transformación. En un mundo que se digitaliza, tenemos enormes restricciones a modificar nuestra red física de sucursales, no podemos tener modalidades part time…
¿Es un año de wait and see?
Con los problemas macro que tiene la Argentina y el contexto de discusión política, es muy difícil imaginarte que pueda ser otra cosa. Lo cual no significa que no podamos seguir trabajando y crecer.
¿Qué inflación prevén?
Estamos trabajando para el 2023 con una inflación del 105%.
¿Qué condiciones se necesitarían para volver a un escenario de créditos hipotecarios?
Tenés dos restricciones fundamentales. Primero, la estructura de plazos; los depósitos son o a la vista o 30 días, entonces tenés un problema de contexto. Tendría que haber un poco más de mercado de capitales para ayudar con instrumentos un poco más largos. La segunda es que hemos montado un mecanismo de préstamos ajustables. Si tuviéramos un mecanismo de tasa fija no sería viable a tasas tan altas porque sería una operatoria de hipotecarios para el segmento ABC1 de la sociedad para que pida el 20% que le falta para hacer reformas. No sería el potenciador de la clase media. Y para el modelo de indexado, la realidad argentina demuestra que no tolera tasas de inflación tan altas. Es muy difícil, necesitás una fuerte reducción de la tasa de nominalidad.
¿Cuál es tu balance sobre el anuncio del canje de deuda?
Tenemos que dar de esto una visión técnica y económica, tratando de alejarnos de la política. La deuda en pesos es relevante y se vienen haciendo canjes, pero este tenía una significación especial por- que tocaba hacer un roll over a fechas posteriores al período electoral. El Tesoro ha puesto bastante expectativa en que fuera el canje más exitoso posible y tuvo sus rounds de conversación con nosotros. Lo ideal sería tener un sector público equilibrado o superavitario que vaya reduciendo el stock de deuda. Eso todavía no va a ocurrir. Entonces, lo fundamental es cómo lidiamos con la situación. Lo natural era buscar un roll over voluntario, ordenado, en condiciones que respeten el equilibrio financiero del Tesoro, pero también el patrimonio de los bancos y la seguridad de los ahorristas. Lo veo positivo porque despeja una incertidumbre mayor de los próximos meses. Para que esas columnas de vencimientos del 24 o 25 sean menos importantes va a requerir que vayamos arreglando la situación estructural del sector público, que es el problema de fondo...
Al principio hablaste de sostenibilidad. ¿Cuál es la estrategia?
Es una prioridad global. Todos los actores del sistema económico tenemos una responsabilidad muy grande, pero lo vemos desde la óptica del sistema financiero: tiene que ser también una oportunidad de negocios. Hay una gran cantidad de industrias que van a tener que hacer un proceso de reconversión y necesitan una inyección de capital. Eso nos pone en el centro de la escena, en el engranaje de transformación. Vamos a buscar movilizar más fondos que tengan que ver con la financiación de esta transición. Y en el mundo de los individuos también hay un campo de actuación. Nuestro objetivo este año es superar los $ 50.000 millones de movilización de fondos en préstamos sustentables.