“Hay creencias y limitaciones que nos vienen endilgando a las mujeres desde hace mucho tiempo, que nos condicionan a determinadas posiciones dentro de la sociedad. Se dividen en dos: en los puestos que ocupamos en las tareas domésticas y en el trabajo”, indica Marina Codesal, Legal Director de PepsiCo Cono Sur. Entonces está esta mirada de la sociedad de los roles para desempeñarse en uno o en otro lado, “atribuyendo características que no sabemos dónde están apoyadas, qué las valida, pero que hacen pensar que los hombres tienen determinadas aptitudes que los hacen especiales. Muchas mujeres tenemos la idea del hombre proveedor, como si el que ayuda al sustento de una familia tuviera un rol más importante y una responsabilidad mayor, en base a lo cual hay que construir el resto de los cargos o la distribución dentro de la familia”, describe.

Lo que sucede es que esos preconceptos van generando estereotipos que pasan de generación en generación. “Tenemos que encontrar la forma de salir de esta imagen de la división tan naturalizada que aceptamos y donde no nos animamos a poner un stop”, resalta Codesal. En su análisis, destaca un informe de la Organización Nacional del Trabajo (OIT), que indica que a este ritmo de crecimiento van a faltar 70 años como mínimo para llegar a una igualdad salarial. “Parecería que el crecimiento viene muchísimo más lento de lo que creíamos que debería estar pasando”, asegura.

“La responsabilidad innata que se le asigna a la mujer en la carga doméstica impacta en quitar tiempo para otro tipo de desarrollo; parecería ser que esa es la base de todas las brechas que después se van entrelazando. Si tengo menos tiempo para mi carrera, tengo menos tiempo para especializarme, es más difícil que pueda insertarme en puestos mejor pagos”, describe. Y concluye: “Todo ese contexto que se va naturalizando recae en el resto de las brechas”.