- ¿Qué significa para ustedes tener alianzas con marcas como Motorola?
- Es un orgullo que una marca como Motorola nos permita ser sus socios en Argentina. Y un aprendizaje/upgrade para todas las áreas. De hecho, terminamos incorporando a nuestra gestión diaria muchas de sus prácticas internacionales. En un país tan cambiante, con cambios de regulación, tenés que ir adaptándote. Arrancamos en el rol de fabricantes de teléfonos celulares y luego nos dieron la distribución en una parte de los canales. Como les fue tan bien, decidieron tener sus propios flagship stores que también operamos de manera conjunta. Cuando las relaciones se potencian, el camino a recorrer es muy largo. A partir del año pasado, ampliamos las categorías: estamos haciendo TV, audio y tenemos bajo estudio un montón de categorías.
- ¿Cómo fue el desafío de integrar las culturas y formas de trabajar?
- Hay un enorme prejuicio sobre la industria nacional, pero los niveles de calidad son iguales o superiores a otros países. La mano de obra argentina es mucho más calificada que mucha mano de obra extranjera. Somos una compañía familiar, pero mantenemos la filosofía del fundador. El founder mentality está en la manera en que hacemos las cosas.
- ¿Cómo funciona?
- Por más profesionalizada que esté la compañía, la mejor manera de gestionar es la que combina la mentalidad de dueño en cada uno de los empleados con las mejores prácticas de las multinacionales. En la mezcla de las combinaciones de esos modelos de gestión está el éxito. Eso hace que en entornos tan cambiantes y volátiles tengas la capacidad de flexibilidad y adaptación, y recorrer los ciclos económicos de Argentina en función de las olas.
- ¿Cómo afecta el contexto este año?
- Nuestros planes de crecimiento y desarrollo no están a expensas del resultado de la próxima elección. La rueda tiene que seguir más allá de los ciclos políticos. En los últimos años de crisis permanente y a la baja, Newsan se ha duplicado y en algún sentido hasta triplicado su tamaño. Seguimos invirtiendo en el país. Le dedicamos mucho tiempo a entender cómo nos posicionamos y a los niveles de riesgo para cada escenario. Nuestro sector se viene recuperando luego de una caída significativa. Primero, vinculado a la pandemia, cuando la gente consumía productos más allá de lo normal. Después, el efecto de darse un gusto y la diversión. Luego, el dólar atrasado y hoy son los planes Ahora 12 y el poder adquisitivo de la gente. Salvo por algún cisne negro, el año viene siendo positivo en unidades.
- ¿Cuál es la categoría que mejor está hoy?
- Depende de la estacionalidad o los eventos. Por ejemplo, el año pasado, con el Mundial, fue TV. Este año, celulares viene muy bien y se van a vender algo más de 11 millones en la Argentina.
- ¿Cuáles son los desafíos y oportunidades de la industria nacional?
- La pandemia nos dejó una enseñanza y es que la globalización dejó toda la cadena de manufactura en manos del sudeste asiático. Eso está generando una enorme oportunidad porque muchas empresas se están replanteando su cadena de valor. Es una enorme oportunidad para Argentina de localización de industrias, no solo la electrónica. El tema es que seamos capaces de recrear condiciones de estabilidad, seguridad jurídica y políticas de continuidad que permitan recuperar una inversión que es de mediano o largo plazo.