Es un lugar común decir que Argentina vive del campo, pero en gran medida, ciertamente es así, no sólo por la actividad económica que da vida a numerosas ciudades y pueblos en las provincias, sino también por los dólares que se generan por exportaciones y el pago al fisco, en concepto de retenciones y otros impuestos.
Es por eso que, en las últimas semanas, se encendieron las alarmas por la fuerte caída de los precios de los principales granos, aliados clave del Banco Central en el abastecimiento de dólares.
Al respecto, el exministro de Economía, Hernán Lacunza, sostiene que es preocupante la baja de los precios internacionales de los granos, si bien admite que Gobierno no tiene nada que ver con las cotizaciones, pero es un factor externo que estresa más todavía el balance cambiario, en momentos en que las reservas internacionales netas acumulan un rojo superior a los US$ 4000 millones. Y destacó: Hacia delante hay que ver qué pasa con los precios, pero en lo inmediato es una complicación.
Por su parte, el economista Francisco Gismondi, gerente General de Adeba y exdirector del Banco Central, relativizó el impacto de la baja de precios de los granos, destacando que se trata de movimientos que uno está acostumbrado a ver, incluso considerando que este año cayeron más de un 20% pero sin olvidar que el año anterior fue la sequía y cada momento tiene sus particularidades. Hoy tenemos superávit fiscal y comercial, así que las perspectivas en el largo plazo con las reservas debieran ser buenas, alegó Gismondi. La caída del precio de la soja es un posible shock externo y ya está ocurriendo, si nos hubiera agarrado con más reservas hubiera sido bueno, pero si miramos cómo estábamos en diciembre, hoy estamos mucho mejor, remató.
Precios en picada
Desde que comenzó el año el precio internacional del poroto de soja cayó nada menos que 27,4% en el Chicago Board of Trade (CBOT), el mercado de referencia mundial para los precios de los commodities agrícolas, lo que arrastra también, por supuesto, el precio de referencia local en la plaza de Rosario.
Eugenio Irazuegui, analista de mercados en la corredora de granos Zeni, asegura que la baja es muy pronunciada, en lo que va del 2024, la soja ya lleva perdido unos 130,35 U$S/tn, es decir, el 27,4% de su valor.
Este viernes cerró en Chicago a 344,93 US$/tn para el grano disponible (septiembre de 2024), mientras que a principios de agosto de 2023 cotizaba a 475 US$/tn y hace dos años, en agosto de 2022, se movía en un rango cercano a los 525 US$/tn. Hay que remontar a agosto de 2020, en plena pandemia y con restricciones para moverse a nivel global, para encontrar un precio más bajo.
Huelga decir, que ese sólo movimiento bajista en los precios representa una pérdida importante para el fisco en términos del cobro de derechos de exportación, que es del 33% del valor FOB en el caso de la soja y derivados. Hay que considerar, sin embargo, que el mayor volumen exportado por Argentina corresponde a harina y aceite de soja, que al cierre de esta semana mostraban en las pizarras valores de 337 y 870 dólares la tonelada respectivamente.
La razón que explica esta baja pronunciada del precio de la oleaginosa es la consistente oferta y la buena cosecha que habrá en el principal exportador mundial, que es Estados Unidos. El último informe del Departamento de Agricultura de ese país (USDA), presentado el lunes pasado, aumentó su estimación de cosecha, llevándola a 124,9 Mt (millones de toneladas) de poroto, que de cumplirse -todavía hay que terminar de definir rindes en algunas zonas- sería el mayor volumen de la historia. El récord anterior era de 121 Mt.
El clima acompañó y no hubo eventos complicados en el país del norte, sostiene Irazuegui, y aclara que Brasil también está con exportaciones en niveles similares a Estados Unidos, aunque tiene una producción incluso mayor, de unas 150 Mt.
Consultado sobre qué podría pasar con los precios en un contexto de buenos niveles de oferta y demanda estable e incluso más débil, el experto consideró que hoy la soja tiene una tendencia claramente bajista, pero estimó que estaríamos en un piso, aunque cualquier recomposición de precios va a estar condicionada por Estados Unidos.
El aleteo de la mariposa
Sobre este punto, el último informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) da cuenta de una alarma que se encendió sobre la demanda futura. Como si se tratara de una nueva versión del efecto mariposa , según el cual el aleteo de un insecto en Lejano Oriente puede provocar una tormenta en Estados Unidos, por ejemplo, las malas noticias ahora llegan desde China. Y es que ese país es el principal importador de soja del mundo, capturando un 61% del total, en gran medida para usar como forraje de su ganado porcino. China explica la mitad del consumo mundial de carne de cerdo y la harina de soja representa una proporción significativa de la dieta para el ganado, señala la BCR.
Y agrega que de acuerdo al último relevamiento del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos para 2024 se espera una contracción del 3% en el consumo de carne de cerdo local, explicado, en parte, por la desaceleración económica que el gigante asiático está haciendo durante el presente año.
En este contexto, los mercados de commodities y los analistas empiezan a observar la siembra en Sudamérica, para terminar de evaluar algún movimiento en los precios. Los últimos datos indican que Brasil volverá a tener cosecha récord de soja (ya van nueve campañas seguidas) y en Argentina hay una probabilidad elevadísima (analistas hablan de más del 95%) que en esta campaña se expanda el área sembrada con la oleaginosa.
Hay una razón de mercado para ello. El maíz y la soja casi comparten la ventana de siembra y el período de desarrollo de los cultivos, y con la amenaza de un nuevo ciclo con chicharrita en el maíz, y los mayores costos de implantación e inversión en insumos y fertilizantes del cereal, muchos productores están pensando en pasarse a soja, señalan fuentes del sector.