En el competitivo mercado gastronómico argentino, Nacha Tex-Mex se posiciona como una propuesta distintiva que apuesta por la personalización y los sabores auténticos. Detrás de esta marca están Francisco Villarroel (36 años, abogado) y Phelmer Aquino (28 años, ingeniero), dos emprendedores venezolanos que, tras su mudanza al país en 2018, detectaron una oportunidad: traer un producto consolidado a nivel global pero poco representado en Argentina.
La propuesta de Nacha, que abrió las puertas de su primer local en 2022 luego de una inversión inicial de US$ 80.000, se centra en el burrito como su producto estrella. Inspirado en la tradición Tex-Mex (como se conoce costumbres culinarias y a los platos de la gente mexicana que reside en Texas), ofrece la posibilidad de que cada cliente arme su plato combinando una amplia variedad de ingredientes, desde diferentes tipos de tortillas hasta proteínas, vegetales y salsas.
Bajo el lema "Do It Yourself", el modelo invita a los comensales a ser protagonistas de su experiencia. "No somos un lugar de comida mexicana más, somos una cantina texana, y nuestro principal exponente no son los tacos, es el burrito", explican los emprendedores al frente de un equipo de 30 personas.
Primeros pasos en Argentina
La llegada de Villarroel y Aquino a Buenos Aires no fue casual. Ambos ya conocían el país por visitas previas y decidieron radicarse aquí con el objetivo de desarrollar conceptos jóvenes en el rubro gastronómico. Su primer proyecto fue Hana Poke & Bar, una propuesta que introdujo los poke bowls al mercado local, también bajo el enfoque de personalización. Este emprendimiento sentó las bases para el lanzamiento de Nacha Tex-Mex en enero de 2022, con su primer local en Olivos.
En 2024, la apertura de un segundo punto en Palermo Hollywood consolidó el crecimiento de la marca, que ahora planea expandirse mediante un modelo de franquicias. Según los fundadores, la inversión inicial para abrir un local se sitúa entre US$ 80.000 y US$ 120.000, con un retorno estimado en 18 a 24 meses. La facturación promedio mensual por local alcanza entre $ 80 y $ 120 millones, mientras que el ticket promedio ronda los $ 17.500.
"La incertidumbre política y económica del país siempre fue uno de los mayores retos, y la adaptación nuestra bandera. Después de 7 años podemos decir que Argentina es un gran filtro de emprendedores y emprendimientos, los pone a prueba constantemente pero tarde o temprano reconoce el esfuerzo realizado. Por eso seguimos y seguiremos acá", dicen.
El modelo de Nacha, sostienen los emprendedores, se apoya en tres pilares: calidad, porciones abundantes y precios competitivos. Estos atributos, junto con una estrategia de personalización, ayudaron a la marca ganar terreno en un contexto económico desafiante. "Nuestra experiencia en años anteriores, mucho más complejos, nos permitió entender la dinámica de nuestro negocio y tomar las medidas necesarias para manejar escenarios inflacionarios", afirman.
La fidelidad al origen del producto también fue clave. A diferencia de otras propuestas gastronómicas, Nacha no adaptó ni argentinizó sus platos. Esto les permitió captar un público contemporáneo que busca autenticidad y sabores frescos.
Con dos locales y planes de expansión, los fundadores anticipan un 2025 enfocado en la apertura de nuevas sucursales en Buenos Aires y otras provincias. A largo plazo, no descartan llevar la marca a otros países. "Estamos convencidos que nuestra marca y concepto tiene pleno potencial para estar en otras latitudes", comentan.