Hasta hace unos años, las fuentes de financiación para las startups parecían inagotables. Según una investigación de Kauffman Fellows Research Center, las series A y B aumentaron un 68% y 62% desde 2008 a nivel global, respectivamente, con una reducción del tiempo medio de espera entre rondas desde los más de 700 días en aquel año base del estudio hasta los apenas 300 de hoy.
Pero el mundo ha cambiado. A raíz del Covid-19 y la recesión global que causó, los líderes empresariales, innovadores, empresarios e inversores se están preparando para un largo período de condiciones extremadamente desafiantes en el mercado global.
Según los analistas, la etapa se asemeja a un "desierto", donde la caída del fondeo, como el agua que escasea, se traduce, en cada mercado, en números que retratan la árida tierra que tendrán que atravesar los proyectos en medio de un cuadro de falta de liquidez.
En América Latina, por ejemplo, las empresas emergentes captaron en 2022 un 47% menos de capital de riesgo en relación a 2021, según un informe de Endeavor y Gisco Partners.
Pensar como un océano
La Argentina no es la excepción: el desembolso de fondos cayó un 22,3% el año pasado, respecto del mismo período de 2021, de acuerdo al Estudio de la industria de capital privado, emprendedor y semilla en la Argentina, realizado por la Asociación Argentina de Capital Privado, Emprendedor y Semilla (Arcap) y el programa Microsoft for Startups.
En este contexto, el desafío para muchas startups es ser capaces de mantener su actividad con independencia de disponer, o no, de ese manantial donde nutrirse. Se trata, entonces, de que puedan convertirse en "camellos", la nueva metáfora animal que se suma a la fauna emprendedora, donde hasta hace poco reinaban los "unicornios".
"Las empresas camello no solo tienen que ver con el financiamiento, sino con su funcionamiento en general. Por ejemplo, cómo manejás tu caja, tus flujos de fondos, cómo pensás el modelo de negocios en general", introduce Fabián Perfetti, cofundador y director de Streambe, compañía argentina que brinda soluciones de tecnología para la mejora de procesos y la transformación digital de las empresas.
El concepto de "empresas camello", de moda sobre todo a partir de la crisis de financiamiento en la que se han sumido muchas compañías luego del inicio del ciclo de suba de tasas de la Fed, fue introducido en la jerga emprendedora por el inversor de riesgo Alexandre Lazarow, fondeador de al menos siete unicornios y profesor adjunto especializado en inversión de impacto social y emprendimiento en el Instituto de Estudios Internacionales de Middlebury, en Monterrey.
La expresión describe a aquellos emprendimientos que, desde sus orígenes, decidieron priorizar el crecimiento equilibrado, la construcción a largo plazo, así como la profundización y la diversificación de la resiliencia.
La plataforma para reuniones online Zoom, por ejemplo, comenzó su camino creciendo de forma sostenible. Solo buscaba equilibrio, y ahora es un gigante. Otras empresas conocidas que han implementado la estrategia del camello serían Amazon, el rey del comercio electrónico, o Grubhub, una startup de entrega de alimentos nacida en Chicago, que tomó el camino opuesto al de sus pares más derrochadores de Silicon Valley y hoy es una empresa multimillonaria que cotiza en bolsa.
Según Perfetti, una startup camello no renuncia a la financiación privada. "La clave es elegir cuándo recurrir a ella", aclara.
"En muchos casos, para expandirse o desarrollar un producto de determinada magnitud, cualquier startup recurre a rondas de financiación, pero eso es distinto a expandirse sin un objetivo concreto, a cualquier precio, anteponiendo el crecimiento en la cuota de mercado a un aumento de ingresos", agrega.
Para Perfetti, los unicornios no están en extinción: "Van a seguir apareciendo, la crisis que atraviesan hoy es 100% económica: cuando hay financiamiento y las tasas de los bancos son bajas aparecen los unicornios y aparecen los fondos y los friends and family para invertir; esto va a seguir apareciendo".
"Simplemente se trata de modelos de crecimiento distintos, nada más. No es que uno esté bien, ni que el otro esté mal", advierte.
Las estrategias de las empresas camello son diversas. Algunas, por ejemplo, nacieron globales por necesidad, tras haber iniciado sus operaciones en mercados que no son suficientes por sí solos para hacer crecer y sostener la empresa.
Frontier Car Group, una popular plataforma de autos usados, por ejemplo, se lanzó originalmente en cinco mercados, cada uno de los cuales funciona como centro regional. En algunos países, el producto se puso de moda, pero en otros no, y la empresa aprendió lecciones valiosas en el camino, cerrando aquellos mercados donde no veía un resultado consistente. Pero si la empresa hubiera puesto todos sus recursos en el país equivocado para empezar, probablemente no existiría hoy.
Qualtrics, a su vez, se fundó en 2002 en un sótano de Utah como una empresa de investigación online. Para financiar el crecimiento, los fundadores utilizaron las ganancias de la empresa. Si bien muchos capitalistas de riesgo se acercaron a ellos, rechazaron las inversiones a medida que la empresa escalaba. Eventualmente recaudaron capital de riesgo una década después, pero lo hicieron en sus términos cuando ya eran una empresa multimillonaria.
En cuanto a la conversación en torno a camellos y unicornios, responde no solo a etapas, sino también al tipo de mercado en que se desenvuelven unos y otros.
"El argentino en sí mismo aplica al concepto camello. Ya que tenemos incorporado el ejercicio de pensar cómo hacer para llegar a fin de mes con lo justo, de no gastar de más y calcular cada gasto o bien pensar si es algo que necesitas o no lo necesitas. Hoy toda nuestra economía de empresas funciona de la misma manera", concluye Perfetti.