El país de la mejor carne del mundo. Argentina saca pecho a la hora de hablar de un sello que lo distingue a nivel global. Sin embargo, la relación entre el ciudadano argentino y la carne no estaría pasando por el mejor momento. El 2020 cerró con un dato simbólico: el consumo de carne bovina se ubicó en en 49,7 kilos per cápita, el registro más bajo desde hace décadas.
Según un informe de la Fundación Mediterránea titulado "El desempeño de los mercados de carnes en el 2020", a diferencia de lo que sucedió con la carne bovina, el consumo de carne aviar se aproximó a 44,1 kilos per cápita, la cifra más alta de la historia.
La producción de las tres carnes -porcina, bovina y aviar- creció en el 2020. La exportación creció en sólo dos de ellas (bovina y porcina) mientras que el consumo interno retrocedió en el caso de la carne bovina, pero se expandió levemente en las otras dos carnes.
La Universidad Siglo 21, mediante su Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales, presentó una nueva investigación que analiza cómo se alimentan los argentinos. Realizado en siete ciudades del país, el estudio ahonda en qué comen, cómo se hidratan y qué piensan de su salud los argentinos. La muestra se realizó durante la pandemia, para analizar cuáles son los efectos que ya se manifiestan en los hábitos y la salud de la población.
Así, se pudo recabar que la dieta de los argentinos está cambiando. Solamente el 15% consume carne en forma diaria. Además, solo la mitad consume diariamente verduras, y 1 de cada 3, frutas, leche y yogurt. De esta manera, se puede incidir la gran presencia de harinas y panificados en la dieta actual. Esta es una tendencia a nivel mundial que da como resultado problemas de malnutrición, obesidad, un aumento de la diabetes, entre otros destacó Natalia Cervilla, Directora de la Licenciatura en Nutrición de Universidad Siglo 21.
Solamente el 15% consume carne en forma diaria.
Como lo indican las organizaciones y referentes a nivel mundial, la falta de una dieta balanceada en cantidad y calidad, y el sedentarismo, están entre los principales factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades no transmisibles. No es posible definir una única dieta como saludable, ya que se debe adecuar a las características de cada individuo, sus gustos, preferencias y cultura alimentaria. En todos los casos debería incorporar alimentos de todos los grupos y colores (frutas y verduras, legumbres y cereales, preferentemente integrales, carnes y huevos, lácteos preferentemente descremados, aceite, frutos secos y semillas), y limitar aquellos alimentos de alta densidad energética y bajo valor agregó Cervilla.
Destacados del informe
- 9 de cada 10 está satisfecho con su estado actual, calificándola como buena o muy buena. Aunque las personas de mayor edad perciben su estado como menos favorable
- Casi 7 de cada 10 personas se siente igual, en tanto que el resto se divide de manera equitativa entre quienes se sienten peor y mejor que antes. Aquí también las personas de mayor edad muestran una diferencia, ya que creen estar peor que el año pasado, duplicando al mismo segmento de las edades más jóvenes.
- Sólo 4 de cada 10 personas manifestó que consume verduras de manera cotidiana.
- Un tercio de los encuestados afirmó que consume frutas, leche o yogur de manera diaria.
- El consumo cotidiano de carnes se reduce a menos del 15% de la muestra.
- El consumo de frutas, verduras, leche, yogur, queso y huevos es más frecuente entre las mujeres. Esos alimentos se consumen más en Mendoza, mientras que Córdoba es una de las ciudades que menos lo hace.
El impacto de los precios en el consumo
Durante el 2020 hubo "subas generalizadas" tanto de animales como de productos finales, en términos reales -por encima de la inflación-, particularmente concentradas hacia finales del año. "A nivel del consumidor final, los cortes de carne bovina se ubicaron en diciembre 2020 un 74% arriba de los valores del mismo mes del 2019 (contra una inflación punta a punta del 36%); la carne aviar un 58% arriba (pollo entero) y la carne porcina un 59%" indicó el trabajo de Fundación Mediterránea. En términos reales, los incrementos fueron de 28% para la carne bovina, de 16% de carne aviar y del 17% carne porcina.
"Los salarios tampoco pudieron seguirles el ritmo a los precios de las carnes. El salario mensual promedio de la economía (sector privado formal) del 2020 permitió comprar 156 kilos de carne bovina, un 9,7% menos que en el 2019", precisó el trabajo. Además, esta relación desmejoró sensiblemente hacia finales de año: se estima que en diciembre el salario medio podía comprar 133 kilos de carne bovina, un 20% menos que en diciembre del 2019.
Respecto de la perspectiva para el 2021, la investigación aseguró que "no queda mucho más margen para que los valores sigan escalando", si se comparan los valores locales de la hacienda con los de la región se observa una importante convergencia en los últimos meses. El informe indica que tampoco queda margen en el mercado interno.
El trabajo prevé que "por antecedentes y contexto (año de elecciones), una interferencia creciente por parte del gobierno en los mercados de carne, que apunte a contener o restringir volúmenes de exportación. De efectivizarse, esta intervención no sería una buena noticia".
"Si bien podría tener efecto y ayudar a estabilizar (y hasta reducir) precios en el corto plazo (vía re-direccionamiento de volúmenes hacia el mercado interno), sus efectos de mediano y largo plazos serían justamente los contrarios (precios más altos por caída de inversión y producción)", concluyó el informe.