A principios de la década del '80, Guillermo “Willie” Tufro, ex aviador naval, se desempeñaba como piloto profesional de aviones en la empresa Aerolíneas Argentinas. Inquieto emprendedor, al mismo tiempo que volaba el Boeing 727 importaba autos de alta gama, relacionándose así con consumidores sofisticados, sin advertir que serían estas dos actividades los cimientos de la historia de éxito de Hangar Uno.
Circunstancialmente, en el desaparecido aeropuerto de Don Torcuato, quedó impactado al ver por primera vez un Robinson R22 que estaban ensamblando llegado de fábrica -un pequeño helicóptero biplaza ideal para uso personal por su simpleza y bajo costo. Esto fue lo que imaginó Tufro para sus frecuentes viajes al campo en la provincia de Córdoba, lejos aún de pensar que la marca Robinson Helicopters se convertiría en sinónimo de “Tufro”, y viceversa, en Argentina.
Luego de un fallido intento de instalar la marca Robinson Helicopters en Argentina, de la mano de un ex oficial de Ejército, Tufro adquirió su primer helicóptero R22 con algunos componentes faltantes, lo que lo llevó a entablar una estrecha relación con la fábrica, pero más aún con su fundador y creador, Frank Robinson, quien lo alentó a que tomara la representación de su marca en la región.
Con ese primer helicóptero comenzó a dar instrucción a un nuevo segmento de consumidores, profesionales, empresarios, que por la simpleza de la aeronave podrían volarlo ellos mismos, sin la necesidad de contratar un piloto profesional. Fue entonces, en el año 1986, al ver la gran demanda, que decidió importar tres helicópteros más con la ayuda financiera de sus alumnos/clientes, dando así el puntapié inicial a Hangar Uno. En una entrevista con Forbes Argentina, Tufro cuenta sobre su compañía.
¿Cuál creés fue la clave del éxito de Hangar Uno?
El éxito se debe al personal que desde el comienzo acunó la calidad como cultura. Tratamos de estar en todos los detalles, somos extremadamente detallistas, esto lo tenemos en nuestro ADN desde los inicios de Hangar Uno, desde que éramos una empresa muy pequeña, pero con la idea de crear un Mercedes-Benz en la industria aeronáutica en cuanto a calidad en los procesos, y eso lo trasladamos a los instructores de vuelo, a los mecánicos y a todo el equipo en general para brindar un servicio de excelencia. Creo que seguimos siendo el Mercedes-Benz de la Industria.
¿Qué servicios brindan hoy en día y que marcas representan?
Luego de comenzar con la marca Robinson Helicopters, se sumó hace ya 30 años la tradicional fábrica de aviones ligeros, Piper, con lo que ampliamos la oferta de escuela de vuelo para formar pilotos de avión, que dicho sea de paso llevamos formados más de 2.600 pilotos en estos 36 años. Desde hace unos 5 años también representamos a Hondajet, este excepcional avión del fabricante japonés que lidera el segmento de jets livianos, con una eficiencia fenomenal en su tipo.
En el segmento de turbo hélices también contamos con la marca Kodiak, que desarrolla aeronaves utilitarias muy versátiles, ideales para un país como el nuestro con gran cantidad de pistas no preparadas. Somos muy conscientes del mercado donde operamos y sus limitaciones. Y, si bien tuvimos varios ofrecimientos de diversos fabricantes, preferimos concentrarnos en pocas y buenas marcas.
Con más de 8.000 metros cuadrados cubiertos y otros 8.000 metros de plataforma, brindamos servicios de hangaraje, siendo los únicos en poder guardar bajo techo aviones de gran envergadura. A esto se suman los servicios de FBO, pudiendo recibir en el aeropuerto Internacional de San Fernando vuelos las 24 horas los 365 días del año y darles todo tipo de servicios tanto a las tripulaciones como a las aeronaves.
¿Cómo ves la actualidad de la industria en Argentina y la región?
Veo avances fuertes en algunos segmentos de la industria. Por ejemplo, Aerotec de Mendoza que representan y arman los aviones Tecnam, hay ahí un nicho enorme en aeronaves ultraligeras como así también experimentales de uso recreativo, donde veo mucha innovación y buen rendimiento.
Siguiendo con aeronaves de mayor porte, vemos muy buena demanda en la línea Piper de lujo como el M350, una aeronave muy veloz con cabina presurizada para seis pasajeros y capacidad de aterrizar en cualquier tipo de pistas, un éxito a nivel mundial -el último fue entregado recientemente en la provincia de Salta.
Vemos una actualidad compleja, sobre todo por la falta de previsibilidad y las complicaciones a la hora de importar las aeronaves. Mientras esto no se resuelva o se agilice el panorama es complicado.
¿Cómo impactó el Covid-19 en la actividad?
Los primeros meses de la cuarentena la escuela de vuelo se mantuvo cerrada y, gracias a los servicios de hangaraje y al personal responsable de esta área, pudimos mantener a todo el personal. Hace unas semanas se comenzó a liberar y de a poco vamos retomando la actividad de escuela tanto en aviones como en helicóptero.
¿Qué desafíos ves para Hangar Uno y la industria?
Para la industria aeronáutica necesitamos simplificar los procesos y que la autoridad competente ponga los recursos para tener más inspectores, más estructura, recursos humanos idóneos para agilizar los trámites. La burocracia sigue siendo un gran obstáculo para el desarrollo de la actividad. En específico, para que el mercado de helicópteros crezca a niveles de los países vecinos como Brasil o Chile, necesitamos mas helipuertos en zonas claves. Desde Hangar Uno venimos y seguiremos apoyando este tipo de iniciativas.
Hangar Uno, en números
Desde sus comienzos a la fecha, vendió algo más de 300 helicópteros, ostentando un 78% del mercado nacional. De este porcentaje, el 75% se vende en el interior del país, siendo los productos insignia el helicóptero cuatriplaza Robinson R44 que tiene un valor en fábrica de US$ 500.000 / US$ 600.000. y el moderno R66 equipado con turbina Rolls Royce, con capacidad de cinco plazas y cuyo valor oscila entre US$ 900.000 y US$ 1,1 millones.
En aviones Piper, por ejemplo, el M350 se encuentra en el rango de US$ 1,2 millones, y en la categoría jet liviano la aeronave japonesa Hondajet tiene un valor de mercado de US$ 5 millones. El hangaraje, por su parte, se cobra por metro cuadrado y comienza en unos US$ 750 oficiales para los pequeños helicópteros bipala; unos US$ 1.800 para aviones medianos; y los de mayor porte pueden llegar a unos US$ 12.000 por mes
Hablar de Hangar Uno es sin dudas, hablar de una de las empresas referentes del mercado aeronáutico nacional. Desde su creación, Willie Tufro supo armar equipo, con sus socios, con todo su personal, aportando valor a la industria siendo reconocido por sus pares y clientes a lo largo de estos 36 años.