El empresario Cristiano Rattazzi dejará la presidencia de las sociedades de Fiat Chrysler Automobile (FCA) en la Argentina a partir de mañana, 1 de julio, y en su reemplazo asumirá Martín Zuppi, informó hoy el grupo automotriz.
De esta manera. el también vicepresidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), cerrará en un ciclo que inició en 1970, cuando ingresó a Fiat Concord y que continuó de manera ininterrumpida en Brasil, Venezuela y Francia, hasta su regreso a la Argentina en 1981.
Rattazzi continuará vinculado a la firma internacional Stellantis como integrante de la familia que, a través de Exor, es la principal accionista individual del grupo conformado tras la fusión de las ex FCA y PSA, se informó esta tarde mediante un comunicado.
En su reemplazo, Zuppi, con más de 25 años en diversas posiciones de la compañía en la Argentina e Italia, y actual Director de Operaciones de Fiat, Jeep y RAM, asumirá también la Presidencia del Directorio de las sociedades de FCA en el país.
Estas compañías forman parte del grupo Stellantis, el nuevo gigante del sector automotor que surgió tras la fusión con el Grupo PSA, y sus marcas Peugeot Citroen y DS.
La Dirección Institucional de Stellantis en Argentina será ejercida por Rodrigo Perez Graziano, quien anteriormente ya desempeñara dicha función para el ex Grupo PSA.
"Es el momento, con esta nueva empresa que está naciendo como resultado de la fusión de las ex FCA y PSA, para que las nuevas generaciones tomen el timón y podamos continuar acompañando desde otro espacio", destacó Rattazzi.
En diciembre pasado, Rattazzi había brindado una entrevista a la Revista Apertura, donde ya hablaba de su retiro: Teniendo 73 años el año que viene, por lo menos, me va a encantar entrar a Stellantis. Después, será otra generación la que tendrá que llevarla adelante, le dijo al periodista Juan Manuel Compte.
-¿Ve ese límite cerca? ¿O es de los que piensan que el retiro nunca llegará?
-Por cómo soy, sé que tiene que llegar.
-Será fuerte. Por lo que usted representa en la Argentina: salvando las distancias, para la compañía y para el empresariado, usted juega un poco el papel de su tío, Gianni Agnelli, en la economía local.
-Es algo visto desde afuera. Es cierto que soy el único empresario del país que es, a la vez, vicepresidente de AEA y de la UIA. Hay que pensar cómo se hace la sucesión de eso para que la empresa no lo pierda. No será fácil.
-Cuesta imaginarlo quedándose en su estancia.
-Tengo un montón de cosas. Módena, la empresa de helicópteros, me encanta. Tiene que crecer, hacerse fuerte. Esa me interesa. Me voy a seguir ocupando. Es más: voy a tener más tiempo. Y, siempre, pude haber alguna cosa estratégica. Ni se habló. Pero, mañana, el grupo puede pedirme alguna colaboración; qué se yo. Lo único seguro es que no voy a estar en la gestión operativa. De hecho, ya estoy afuera. Me ocupo de cosas más estratégicas.
-Usted es un Agnelli: podría vivir en cualquier parte del mundo. ¿Nunca se va a resignar con la Argentina?
-Quiero que mis hijos y nietos vivan en un país normal. Siempre voy a estar acá, al pie del cañón, para que la Argentina mejore. ¿Volverme a Italia? No tengo para influir que pase algo allá: Italia está en la Unión Europea, tiene una moneda estable (por convertibilidad). En la Argentina, hay tantas cosas para hacer. Y se merece que las hagamos. Se merece que luchemos. Ayer, hablaba con un grupo de gente sobre cuántas cosas hizo Menem para cambiar a la Argentina. Pero, si parlás de Menem, todos te miran raro.