Llegó de Armenia con 7 años y hoy dirige una firma que planea facturar $ 500 millones
En 2018, y tras una inversión inicial de US$ 100.000, Armen Karapetian fundó Duvet Home. Mensualmente, factura entre $ 45 y $ 50 millones.

En el momento más alto de su carrera profesional, Armen Karapetian se lanzó a la aventura de arriesgarse, probar, equivocarse, medir y aprender de los resultados. “Cuando entiendo que la rentabilidad del emprendedor es mucho mayor que trabajando en relación de dependencia, me doy cuenta que prefería tener mayor libertad y tomar un poco más de riesgo, dado que mi madre y mi padre, siendo comerciantes y sin formación universitaria, les iba muy bien económicamente y nos habían dado una gran vida”, dice Karapetian, hoy al frente de Duvet Home, una firma dedicada a la blanquería y productos para el hogar que en 2021 facturó $ 250 millones.

Es ahí cuando el joven le planteó a su padre la necesidad de cerrar la etapa laboral en banca corporativa para comenzar a emprender como ellos lo hicieron, con el plus de ser licenciado en Economía. En 2013, renunció a su empleo y empezó a trabajar junto a padre, quién tenía un comercio de electrónica para el hogar. Juntos diseñaron un plan para diversificar el riesgo y apuntaron al sector de blanquería, abriendo un mayorista. Paso a paso, fueron creciendo y, dos años más tarde, se lanzaron a vender de forma online.

A partir de su posicionamiento en el mercado, Karapetian decidió desarrollar su marca propia con productos premium. Duvet Home nació en 2018 con una inversión inicial de aproximadamente US$ 100.000.

 

La marca apuesta al segmento ABC1,porque, sostiene Karapetian, este segmento, a pesar de los vaivenes de la economía, siempre destina una proporción de su ingreso a la compra de productos como blanquería. 


“Encontrar el nicho no fue fácil”


Cuando Karapetian planteó el negocio inicialmente, arrancó como mayorista de blanquería y en ese momento no tenía tan claro el público al que iba a apuntar. “Las principales trabas que enfrentamos era que los grandes que estaban en el negocio hacían 30 40 años nos superaban en volúmenes, no lográbamos competir con los precios que ellos tenían porque compraban a una lista superior. Fue difícil encontrar el nicho al que teníamos que vender nosotros para poder ubicarnos”, indica.

La filosofía de Duvet es que el cliente está en el centro de las operaciones y no solo en el proceso de compra. El objetivo del negocio es poder agrupar en un solo lugar todos los productos necesarios para el hogar y no tener que ir a determinados rubros a buscar lo necesario para equipar la casa. Esto permite que el proceso de compra sea más eficiente y fácil para el cliente, resolviendo la problemática de la búsqueda.

Armen Karapetian.

Este año, desde Duvet esperan facturar cerca de los $ 500 millones. Hoy, mensualmente, la firma vende entre $ 45 y $ 50 millones. Entre los productos más vendidos, cuentan con alta demanda en el rubro blanquería. En invierno, se venden más los acolchados y edredones, mientras que, en verano, lo que más sale son las almohadas, las sábanas y las toallas.

Asimismo, los artículos de cocina, como baterías, sartenes y cacerolas, también se venden de manera estable durante todo el año. Uno de sus diferenciales es la política de devoluciones, donde el cliente puede usar el producto durante meses y, si no los termina de convencer, lo puede devolver. Su marcada trayectoria y su vocación al cliente hacen el diferencial.


Motorizar el negocio 


El gran impulso lo vieron reflejado en la pandemia. “Nosotros, que ya veníamos haciendo el trabajo online durante varios años, nos encontramos con una demanda mucho más grande, hicimos un salto de calidad tremendo en cuanto a volumen de ventas, ya que nuestra marca está consolidada”, asegura Armen.

 

Entre sus proyectos, figura crear un gran centro de distribución en Buenos Aires. Hoy tienen los productos esparcidos en varios depósitos, ya que, actualmente, trabajan sin atención al público. Otro de los objetivos es seguir ampliando toda la gama de productos que corresponde al hogar.

En 1991, su familia emigró de Armenia a Argentina en busca de cobijo, después de la caída del muro de Berlín y dado que la situación en la entonces Unión Soviética era muy compleja. En ese momento, Armen tenía siete años. Hoy con una licenciatura en Economía bajo el brazo y ya convertido en empresario, considera que este país brinda grandes oportunidades, donde con un poco de esfuerzo se hace la diferencia.