Hace rato que descorchar una sidra no es algo solo reservado para la víspera de Navidad o de Año Nuevo. Las principales compañías del sector apuestan por la innovación para continuar corriendo de la temporada festiva el consumo de este producto. Nuevos formatos y sabores son solo algunas de las estrategias encaradas para impulsar esta bebida que poco a poco quiere robarle una tajada a la cerveza y al vino.
Hoy no podemos medir el consumo de este año porque recién lo vamos a ver en diciembre. Pero puedo decir que la demanda y las expectativas de los supermercados y mayoristas superan la del año pasado. Vamos a fraccionar entre 10 y 12% más que en 2019, asegura Javier Saccani, presidente de Bodega Cuvillier. Su compañía maneja las marcas 1930, la artesanal Pyrus y Del Valle con las que tiene un 22,2% del market share. Para este última invirtieron US$ 2 millones y lanzaron una versión en lata que estará presente todo el año en las góndolas.
¿Cuáles son las claves de la estrategia para desestacionalizar el consumo? Se buscó asemejar la presentación de las sidras a las de primer nivel de Europa y hubo un enfoque en la calidad desde el producto. Por ejemplo, trabajamos con el primer prensado de manzanas seleccionadas, tiene una mayor graduación alcohólica y un packaging superior, detalla Saccani. Su apuesta en este caso es la etiqueta 1930, que lanzaron hace cuatro años.
En 2019 en los supermercados argentinos se vendieron 6,4 millones de litros de sidra con un movimiento de más de $ 677 millones, según datos de Nielsen. Si a esto se le suman los almacenes y autoservicios el volumen roza los 14 millones de litros. Entre enero y septiembre de este año las cifras ya exhiben un incremento interanual del 30% en litros.
La Argentina forma parte de los países top en cuanto a consumo de sidra en el mundo y de acuerdo a un relevamiento de la consultora GFK solo entre abril y junio del año pasado la penetración de esta bebida creció un 255%.
Por un lado están las premium, que son justamente las que sus productores quieren posicionar durante todo el año, mientras que las de Fiestas, como las llaman en el sector, concentran un 80% de sus ventas solo en diciembre. Algunos jugadores tradicionales del negocio son La Farruca, del empresario Hugo Ballester, quien también maneja la premium Cosecha Privada; y Tunuyán, perteneciente a Ovinto SA.
En tanto, la cervecera CCU sumó la variante rosé de su sidra 1888, que integra su familia de etiquetas junto a Real, La Victoria y la artesanal Pehuenia. La idea es satisfacer una necesidad de los consumidores que buscan variedad e innovación en una categoría que estuvo estática por mucho tiempo, apunta Vanina De Martino, gerente de marketing de sidras, vinos y spirits de la compañía.
Para trascender las fiestas, indica la ejecutiva, ya están planificando actividades con sus marcas para la temporada de verano 2021. Sobre este año analiza: Fue difícil. Al principio lo vivimos con mucha incertidumbre porque no sabíamos qué tipo de fiestas íbamos a tener. La marca (1888) viene creciendo a doble dígito todos los años y para este esperamos crecer un 20%.
CCU se convirtió en el líder del segmento con un 56% del mercado, según Euromonitor, desde que se quedó con Sáenz Briones en 2010. Actualmente elabora unos 200.000 hectolitros por año en su planta ubicada en Allen, Río Negro.