The Office fue todo un éxito porque contó con unos personajes tan característicos que obligaban al espectador a enganchar un episodio después de otro, personajes altamente adictivos. Michael Scott, protagonizado por Steve Carell, es el jefe de una oficina cuanto menos peculiar.
Como manager de una empresa, Michael contaba con buenas cualidades de dirección y cualidades pésimas, todo al mismo tiempo. Pero dentro de todas estas cualidades, existen algunas lecciones empresariales que podemos aprender de él:
El humor también es necesario en los negocios
Aunque a veces era demasiado exagerado, Michael Scott quería que la oficina fuera un lugar donde se pudiera combinar el trabajo con el humor.
Esto tiene que ver con la cultura empresarial que cada empresa decida adoptar. En el caso de Michael Scott, quería adoptar una cultura donde los empleados pudieran sentirse relajados. En sus propias palabras: ¿Prefiero ser temido o amado? Fácil. Ambas. Quiero que las personas teman lo mucho que me quieren.
La pasión por tu trabajo es vital
Michael Scott sentía una gran pasión hacia Dunder Mifflin, pero también hacia sus empleados, a pesar de todos sus desaires. Es vital sentir pasión hacia lo que hacemos, quizás esta sea la única de forma de lograr que la rutina sea menos rutinaria, que la eficiencia no sea algo difícil de obtener, sino que sea la única opción, que se consiga por inercia.
Las reuniones pueden ser amenas
Las reuniones necesitan ser productivas, algo que no ocurría siempre en The Office, pero lo que sí hacían era añadir aspectos diversos que conseguían que dichas reuniones fueran amenas.
Cada vez que los empleados de Dunder Mifflin eran llamados a la sala de conferencias, escuchaban con atención lo que Michael Scott tenía que decir, aunque no fuera la información más útil que fueran a obtener durante ese día. Michael lograba mantener el interés y el compromiso de sus empleados mediante diversos factores.
Mantener la seguridad en uno mismo es crucial
No había nada que Michael Scott no pudiera hacer, al menos ante sus propios ojos. Por supuesto, tuvo momentos de nerviosismo y duda, pero siempre mantuvo la confianza en sí mismo y en sus empleados. Como líder de una empresa esto es algo fundamental.
*Nota publicada en Forbes España