De acuerdo a un estudio del Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos (CIPDH-UNESCO), siete de cada diez argentinos reconoce tener serias complicaciones para conseguir su talla en locales comerciales tradicionales. Además, desde el organismo señalan que la puesta en marcha de la Ley de talles tampoco solucionará definitivamente la problemática y proponen anexos a la norma.
El estudio arrojó que el 70,8 % de los consultados reconoció sentirse excluido del acceso a gran parte de las prendas que le gustaría adquirir, quedando fuera de los estándares normativos con los que se rige la industria textil, en donde cada marca o comercio puede establecer sus propias referencias de medidas. A su vez, el 86,6 % afirmó encontrar con frecuencia prendas solo en "talle único".
Sobre el total de los excluidos, el 66,7 % dijo que “le ocurre habitualmente” y el 33,7 % restante reconoció que “le pasó con algunas prendas en particular”.
Segmentando el estudio por artículo, el 70,3 % de quienes reconocen su problemática señalan que les ocurre “con ropa deportiva, como ser remeras, calzas, shorts o mallas”, mientras que el 12,4 % lo atribuye a prendas formales como vestidos de fiesta o trajes” y el 17,3 % señala inconvenientes con el calzado”. En cuanto al género, “el 67 % se corresponde con mujeres y el 33 % con hombres, denotando una mayor complejidad para el sexo femenino a la hora de vestir y calzar en la Argentina”, detalló el trabajo.
A menor edad, mayor es el conflicto
Finalmente, en cuanto al rango etario, la problemática muestra indicativos inversamente proporcionales, dado que “a menor edad, el conflicto es mayor”. Los datos lo corroboran por sí mismos: el 78,7 % de los damnificados por la falta de talles va entre los 15 y los 44 años, mientras que el 21,3 % restante se reparte entre los 45 y los 75 años”.
“Cuánto más joven se es, más cuesta conseguir talles si no se encaja en los cánones de las empresas y comercios”, afirmó Fernanda Gil Lozano, Directora Ejecutiva del CIPDH-UNESCO, quien además reconoció que “esta situación termina afectando la autoestima e incluso el bienestar físico de los más jóvenes, aparejando grandes trastornos psicológicos y alimenticios”. Las estadísticas avalan sus dichos, dado que el 65,6 % de las personas con dificultades para encontrar talles reconocen sentir “tristeza” y cuestionan severamente sus cuerpos “por no encajar en la ropa que pretenden”.
La Ley de Talles no es la solución
En primer término, ese parecía ser el problema que proponía resolver la Ley N°27.521, conocida como Ley de Talles, que fue sancionada en noviembre de 2019 y reglamentada en junio de 2021. Allí se establece la creación de un Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles de Indumentaria (Suniti), "correspondiente a medidas corporales estandarizadas con destino a la fabricación, confección, comercialización o importación de indumentaria destinada a la población a partir de los 12 años".
La normativa insta a "todo comerciante, fabricante o importador de indumentaria" a identificar cada prenda según el sistema único establecido a través de un estudio antropométrico que está llegando a su etapa final, es decir, una "investigación que permite relevar las medidas y proporciones de los ciudadanos", el cual debe ser aprobado por su autoridad de aplicación, en este caso, la Secretaría de Comercio Interior, dependiente del Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación.
“Pero el problema principal es que “esta ley y su reglamentación no regula aspectos vinculados con la oferta, es decir, que, por ejemplo, la obligación de respetar las medidas del Suniti no implica que una empresa o comercio tenga una oferta de todos los talles disponibles” explicó Gil Lozano, y agregó que “si bien es un gran avance para definir un índice de talles más inclusivo, es notoria la falta de oferta de los talles más grandes”.
Los datos vuelven a corroborar el planteo, dado que por el lado de los comercios el trabajo detalla que “en el 85 % de los locales, reconocen trabajar prendas de hasta el talle 5 (xsmall, small, medium, large, xlarge) y el 15 % afirmó llegar solo hasta el talle 4”. Sin embargo, “en el 87,9 % de los comercios se observó faltante de los talles más grandes”.
En el caso del calzado, el 86,4 % de las casas de deporte y zapaterías reconocieron llegar hasta el número 43, pero sólo en el 9,6 % de los locales se encontró stock. Entre los principales argumentos, el 95 % de los comercios no reconocen la falta de comercialización de tallas grandes y lo atribuyen a que “se vendió todo” o a “un cambio de temporada”.
En el caso del calzado es aún más marcada la grieta de género, dado que en el 93 % de los comercios consultados no había stock de calzado femenino por sobre el número 40. En el caso de los hombres, la misma proporción ocurre por sobre la talla 44. Esto implica que la ley de talles y su patrón antropométrico serán un gran paliativo para la situación, pero no será una solución definitiva para que los argentinos puedan acceder a las prendas y al calzado de su elección sin depender de su físico.
Finalmente, Fernanda Gil Lozano afirmó que “es necesario que todas las personas, independientemente del talle que utilicen, puedan elegir qué ponerse” y anticipó que desde el CIPDH “se está trabajando en un proyecto para anexar a la norma la exigencia para que las empresas se vean obligadas a ofrecer todas las medidas, basados en la necesidad de concientizar sobre la importancia de respetar a todos y todas, porque consideró que “vestirse es uno de los derechos humanos más básicos y elementales que existen”.