Con más de 60 leones en Cannes, Pablo del Campo es un nombre y apellido reconocido en el mundo de la publicidad argentina y global. Además de trabajar para marcas como PlayStation o Cadbury, fue quien desarrolló la icónica acción La batalla de las superficies, en la que los tenistas Roger Federer y Rafael Nadal se enfrentaron en Mallorca en una cancha mitad pasto y mitad arcilla, que fue vista por más de 200 millones de personas. Hoy, se convirtió en uno de los principales referentes de los musicales de culto en el país: Casi normales tuvo 10 temporadas en escena y este año estrenó Querido Evan, que ganó el premio a Mejor Musical del año en los Premios Hugo.
Soy y seré publicista toda mi vida, dice Del Campo, que creció en este mundo gracias a la carrera corporativa de su papá. Fanático de la música, el cine y la lectura, asegura que encontró en la publicidad una industria que combinaba las expresiones artísticas con la veta comercial. Hizo camino en reconocidas agencias, hasta crear su propia empresa, Del Campo Saatchi & Saatchi. Uno de sus jefes, Bob Isherwood, planteaba que la publicidad competía en el mundo del entretenimiento, algo que tuvo mucho peso en su formación, como el lema de Ideas más grandes que avisos. Y explica: Creo en el poder de las ideas. Cuando tenés una idea que sentís que está buena, es casi una obligación hacerla.
Como director creativo global de Saatchi & Saatchi, su mes se dividía entre una semana en Nueva York, una en Londres, una en Buenos Aires y otra en la oficina donde lo necesitaran. En esa etapa fue cuando profundizó su fanatismo por el teatro, que disfrutaba en Broadway y el West End. En esa dinámica de viajes y teatro fue cuando un día, después de perder un vuelo, en Manhattan se cruzó con una obra que cambió su carrera: Next to Normal. Sabía que era sobre salud mental y que era distinta, así que me fui directo al teatro con el carry on, la vi y me quemó la cabeza. Empecé a investigar y me enteré, por ejemplo, de que su autor, Brian Yorkey, también es excreativo publicitario.
Quiero adaptarla, fue su pensamiento. Y ahí empezó su camino como productor. Compró los derechos de la obra, la transformó en Casi normales y, dice, la encaró como si fuera una campaña de Apple, Pampers o PlayStation. Y añade: Había que encararla con esa seriedad de construcción de marca. En publicidad hablamos siempre de los insights. Y me di cuenta de que la obra era un festival de insights, contaba cosas que tocaban a todo el mundo. Lo que sentí, y que se transformó en el slogan de la obra, es que es un alivio en tiempos donde lo perfecto no existe y que ser casi normal es lo normal.
En enero de 2012 se estrenó Casi normales y enseguida se convirtió en una obra de culto. Encontramos dos fenómenos. Uno es que la gente volvía. Y el otro es que se vendían muchos tickets individuales, algo que no es tan común en el mundo del teatro, y los domingos eran nuestro día pico, cuenta Del Campo. La obra tuvo 9 temporadas e incluyó además una gira por España. En ese país, además, Del Campo pudo combinar la creatividad y las artes escénicas y desarrolló Next to normal Immersive, una experiencia con proyecciones, sin utilería ni escenografía, a la que define como Broadway Meets Immersive. Armó y repensó la propuesta para que durara una hora (la original dura más de dos horas) y se estrenó en Barcelona, con el cast haciendo su performance en inglés, con subtítulos en español y catalán, junto a miembros de la audiencia, sentados en pequeños cubos que se convierten en testigos de lo que sucede con la familia protagonista.
En 2017, Del Campo se fue de la agencia y escribió dos libros: Blank Page Drama, para ayudar a que las ideas aparezcan cuando no aparecen, y Game, Set, Math (con Franco Davín, el coach de Gastón Gaudio y Juan Martín Del Potro).
HACER QUE LAS COSAS SUCEDAN
Después de Casi normales, también trajo al país obras como Criatura emocional (de la misma autora de Monólogos de la vagina), Once (una comedia musical) y Waitress (que en Broadway fue protagonizada por la cantante Sara Bareilles). Mientras estaba con la experiencia inmersiva en Barcelona, lo llamaron para ofrecerle los derechos de Dear Evan Hansen, una obra que había visto en 2017 y de la cual había intentando obtener los derechos sin éxito. Con la masividad que ganó gracias a la película, estrenada en 2021, Buenos Aires fue la primera ciudad elegida para su debut después de Broadway y Londres.
Su rol de productor, dice, es el de hacer que las cosas sucedan. Es que, como dice, en Argentina, todos somos un poco productores, porque estamos siempre tratando de hacer que las cosas pasen. Si bien asegura que esta es una buena temporada para el teatro, admite que la coyuntura económica por supuesto tiene un impacto. El detrás de escena de este tipo de producciones implica, primero, pagar los derechos de la obra (que varían, pero para una pieza como Querido Evan o Casi normales, ronda los US$ 25.000), que funcionan como una especie de garantía. Así, primero el productor recupera ese monto y luego se pagan los derechos, que van a los autores, agentes y representantes. Sigue la etapa de preproducción, donde se calcula cuánto cuesta montar la obra, y luego se suma el costo de tenerla en cartel. Lo mejor que te puede pasar es hacer una obra que genere la 'magia' por la cual la sala se llena sola, dice. A futuro, Del Campo sigue concentrado en Querido Evan y en seguir experimentando y construyendo experiencias de Broadway Meets Immersive. Disfruto mirando a la gente, creando comunidades. Es lo que siempre me gustó del trabajo como publicista con las marcas.