Cuando Alberto Farah celebró con su familia la llegada del 2021, tenía varias situaciones que lo hacían sentir optimista. Nauty360, la plataforma de alquiler de yates, lanchas y veleros, estaba operando en nuevos destinos como Punta Cana, Miami y Cancún, operaciones que se reforzaron durante la pandemia para equilibrar las pérdidas que se tenían en Cartagena, que duró más de la mitad del año cerrada por la pandemia.
“Nos empezaron a llegar nuevos inversionistas al ver cómo habíamos sorteado la pandemia”, cuenta Farah, de 31 años, en una entrevista con Forbes. “Nunca habíamos hecho una ronda de levantamiento de capital, pero empezamos a empaparnos del tema”.
Llevaba la tercera parte de la ronda de inversión concretada el 12 de enero, día en el que lo hostigó un accidente cardiovascular (ACV), con la ruptura de un vaso sanguíneo, que lo dejó en coma por casi un mes, afectando su habla, su sistema nervioso y su memoria, con nulo movimiento.
“Solo tenía un 4% de probabilidades”, sostiene Farah, quien ha conocido lo que le ocurrió por relatos de su madre y de su esposa, porque no recuerda nada. “Cuando me desperté, fue bastante difícil, sin saber qué estaba pasando, empecé con cuadriplejía inicial sin poder mover ninguna de mis extremidades, ni siquiera el cuello podía sostener la cabeza”.
Alberto, el activo deportista que pasaba horas en el gimnasio, que trasnochaba y madrugaba pensando en nuevos retos como emprendedor; padre de un niño de dos años y medio, de repente, estaba tirado en una cama luchando para no morir.
Pero un día, pudo volver a prender su celular para contar que estaba vivo, mostrar su proceso de recuperación y sobre todo, inspirar a otros. En su cuenta de Instagram, empezó compartir videos de las terapias y fotografías contando lo que le había ocurrido y sus ganas para volver a levantarse.
Cuando Alberto Farah celebró con su familia la llegada del 2021, tenía varias situaciones que lo hacían sentir optimista. Nauty360, la plataforma de alquiler de yates, lanchas y veleros, estaba operando en nuevos destinos como Punta Cana, Miami y Cancún, operaciones que se reforzaron durante la pandemia para equilibrar las pérdidas que se tenían en Cartagena, que duró más de la mitad del año cerrada por la pandemia.
“Nos empezaron a llegar nuevos inversionistas al ver cómo habíamos sorteado la pandemia”, cuenta Farah, de 31 años, en una entrevista con Forbes. “Nunca habíamos hecho una ronda de levantamiento de capital, pero empezamos a empaparnos del tema”.
Llevaba la tercera parte de la ronda de inversión concretada el 12 de enero, día en el que lo hostigó un accidente cardiovascular (ACV), con la ruptura de un vaso sanguíneo, que lo dejó en coma por casi un mes, afectando su habla, su sistema nervioso y su memoria, con nulo movimiento.
“Solo tenía un 4% de probabilidades”, sostiene Farah, quien ha conocido lo que le ocurrió por relatos de su madre y de su esposa, porque no recuerda nada. “Cuando me desperté, fue bastante difícil, sin saber qué estaba pasando, empecé con cuadriplejía inicial sin poder mover ninguna de mis extremidades, ni siquiera el cuello podía sostener la cabeza”.
Alberto, el activo deportista que pasaba horas en el gimnasio, que trasnochaba y madrugaba pensando en nuevos retos como emprendedor; padre de un niño de dos años y medio, de repente, estaba tirado en una cama luchando para no morir.
Pero un día, pudo volver a prender su celular para contar que estaba vivo, mostrar su proceso de recuperación y sobre todo, inspirar a otros. En su cuenta de Instagram, empezó compartir videos de las terapias y fotografías contando lo que le había ocurrido y sus ganas para volver a levantarse.
“Me siento una persona diferente, siento que antes no agradecía lo suficiente a Dios, ahora veo como Dios ha impactado mi vida en este proceso, puedo hasta valorar que mi cuerpo funcione bien, en mi alma siento más sensibilidad por las personas que están en mi entorno, por personas que están en mis condiciones o que están en otras condiciones y necesitan ayuda”, asegura Alberto.
Semanas después volvió a tener, por segunda vez, otro ACV. “Vino el temor y sentí mi vida reducida a cero”, confiesa. “Yo pude entrar consciente al hospital, volví a sentir miedo pero este se convirtió en fortaleza, siento que he renacido como una persona diferente, perdí el miedo a fracasar, perdí el miedo a enfrentarme a cualquier obstáculo porque Dios esta conmigo”.
Nuevamente Alberto se siente listo para volver a asumir tareas en Nauty360, aunque se trasladó a Bogotá para acelerar su proceso de recuperación en un centro de rehabilitación.
“Hago 8 horas de fisioterapia al día porque no voy a descansar hasta que logre una recuperación al 100%”, comenta. “Es duro, cada día es bastante duro. Me levanto sintiendo que he retrocedido, es normal porque cada día el cuerpo se entumece, el dolor es impresionante”.
Tuvo fuertes afectaciones en el brazo y la pierna izquierda, por lo que ha tenido que estar en una silla de ruedas. Pero ahora, dice, tiene la voz más fuerte que nunca, para motivar a quienes sienten que tienen grandes obstáculos. “Siempre me he considerado una persona que proyecta lo que quiere estableciendo objetivos, logros y metas. Con mucha perseverancia, hasta el último momento hay que darlo todo”, recalca Alberto.
Su socio Juan Carlos Moniz, cofundador de Nauty360 -firma que en 2020 fue considerada por Forbes como una de las 30 promesas de los negocios en Colombia-, ha seguido de cerca el estado de salud de Alberto, mientras avanzó en los acuerdos con los inversionistas.
Con Nauty360, Alberto quiere seguir impulsando el turismo recreativo, ayudando a personas vulnerables que entregan su vida a este sector y apoyando la regulación de este tipo de actividades. “Sigo viéndome como emprendedor”, concreta.