José Urtubey: "Hay que potenciar una salida exportadora y un norte productivista"
El director de Celulosa Argentina y vicepresidente de la Unión Industrial Argentina, José Urtubey, se autodefine como un optimista respecto del futuro de la Argentina. Su optimismo se despliega en medio de la pandemia y de la difícil situación que exhiben los números de la economía, que ya estaban en rojo desde antes de la llegada del COVID-19, y aun cuando la producción industrial de marzo arrojó una baja del 26,4% interanual.
Es que para Urtubey esta vez ya estamos en el subsuelo, entonces desde esa perspectiva cualquier paso es positivo. Valora el esfuerzo del Gobierno para alcanzar el acuerdo de la deuda y cree que es la hora de las reformas estructurales en coincidencia con el resto de los sectores y lograr el varias veces convocado Acuerdo Económico-Social.
Efectivamente. Creo que el Gobierno hizo un esfuerzo en acercar posiciones, en mejorar la oferta oficial, en hacer empatía para lograr un acuerdo que permite dos cosas: por un lado, borrar las obligaciones de la Argentina, y por otro, empezar a pensar en el desarrollo sostenible de la Argentina para salir de esta crisis.
El arreglo de la deuda lo que le permite al sector privado es seguir funcionando con financiamiento. Dos terceras partes de los insumos para la producción provienen del exterior, y eso en un país en default se encarece. Resuelto el tema deuda, hay que poner el eje en un acuerdo económico social porque el consenso es indispensable para buscar una salida compartida. Hay que trabajar sobre aspectos como mejorar el financiamiento productivo, establecer una reforma tributaria y entender a las exportaciones como la salida porque son los generadores de divisas que tanto necesita el país. Todos estos son los puntos que hay que poner en un plan de Gobierno. Hay que potenciar una salida exportadora y un norte productivista.
Porque soy un optimista nato y porque estamos tocando fondo. El Gobierno pasado generó decepción porque estaban dadas las herramientas para hacer un cambio estructural. Creo que ahora en alguna medida vamos a necesitar hacerlo y hay conciencia colectiva de esta necesidad.
Eso se va a solucionar con confianza, con seguridad jurídica y con la paciencia de saber que venimos del subsuelo. No hay soluciones mágicas de un día para el otro.
Creo que sí, pero más que en el Gobierno hay que pensar en el consenso. Es una tarea pendiente de todos los argentinos.
Bien, porque hay conciencia de la necesidad de salir adelante. Los índices de empleo fabril muestran que a abril hay casi 46.000 puestos de trabajo menos que hace un año, mientras que versus marzo se perdieron 9.000 empleos. Estos datos tienen que llevarnos a pensar cómo resolvemos esta situación. Por otro lado, 6 millones de trabajos privados no pueden sostener al 50 resto del país. Creo en el Estado presente, pero también en el Estado eficiente. No podemos seguir con esquemas elefantiásicos sin que haya una revisión sobre la eficiencia. El Estado, por ejemplo, pagó el aguinaldo en cuotas, la Justicia también, sin embargo no hubo un decreto similar para el sector privado. Estas son las cosas que hay que equilibrar.
"Se debe pensar en el mercado exportador, porque la generación de divisas es clave para el futuro. A la agroindustria hay que perfilarla hacia la exportación".
No soy proclive a hablar de que el trabajo es un costo. Hoy no creo que la mayor incidencia esté ahí. Hay que buscar los costos extra que se dan dentro de la relación, como por ejemplo la mejora que logramos de las alícuotas de las ART que estaban distorsionadas. Hay que buscar correcciones para darle competitividad; ir a niveles de asociarlo a la productividad, a los estímulos.
Sí, pero en este caso hay que sumarle los estímulos a la oferta. Hay que sostener el aparato productivo.
Sí, a través de bancos oficiales y comerciales. Hoy el financiamiento al sector privado en la Argentina es del 10,5% con relación al PBI, mientras que en la región promedia el 50 por ciento. Estamos en los niveles más bajos, y además dentro de ese 10 hay un 80% que va al consumo. Se debe revertir esa relación y que el consumo y el financiamiento vayan un 50 y 50. Planteó la necesidad de una reforma tributaria.
En el tema impositivo hay que trabajar fuertemente a escala macro en la discusión de los recursos coparticipables para que las economías regionales empiecen a fomentarse. En segundo lugar hay que trabajar sobre la eliminación de impuestos distorsivos, sobre todo a lo que son los sectores productivos, como, por ejemplo, eliminando el impuesto al cheque. Y hay que ir a un sistema de imposición progresista que incentive la inversión, la amortización acelerada, el ajuste por inflación en los balances, ir a un sistema de inversión friendly.
Lo estamos hablando con el Gobierno y estamos intercambiando opiniones. Se debe pensar en el mercado exportador, en cómo potenciar las cadenas que tienen salida exportadora, porque la generación de divisas es clave para el futuro de la Argentina. A la agroindustria, a las economías regionales, hay que perfilarlas hacia la exportación.
Hay que pensar en bajar la carga tributaria, no en incrementarla. Una reforma debe estimular la inversión, y creo que la discusión se puede dar en el marco de la razonabilidad. Hoy hay un nivel de casi el 40% de informalidad. Hay que bajar la base imponible a efectos de ampliar la torta y poder tributar masivamente. Ese es el objetivo que plantearía.
En primer lugar, fue inoportuno. Lo que es importante es estar bajo el estado de derecho. Todo lo que se promueva y se haga mientras esté bajo la ley, estamos de acuerdo, pero no lo estamos si va por fuera de la ley. Ahora parecería que lo que estaba discutido, que era la constitucionalidad de la inversión, está dentro del cauce judicial. Y en lo que es la expropiación no se envió el proyecto al Congreso, con lo cual parecería que eso se está manejando con alguna alternativa superadora, cercana a la idea de Omar Perotti.
2020 va tener una caída fuerte de dos dígitos. El 2021 puede tener un rebote pero recién a partir de 2022 veo alguna posibilidad de recuperación más clara. Los países desarrollados, que no entraron mal a la pandemia, van a tener una recuperación mayor o más rápida. Nosotros, en cambio, entramos mal a la pandemia. Económicamente entramos afectados y vamos a tener una recuperación más lenta. Por eso hay que poner las prioridades en lo productivo y no en lo especulativo como se hizo en el Gobierno anterior.