El desarrollador inmobiliario más rico entre los latinos de Estados Unidos prevé nuevas inversiones en Argentina, pero advierte que el país "tiene grandes problemas".
Sentado en la terraza de su último edificio de condominios, el SLS Lux Brickell (una torre de 57 pisos con hotel incluido que acaba de inaugurar en el downtown de Miami), Jorge Pérez, también conocido como el “Donald Trump latino”, extiende el brazo señalando un punto al otro lado de la bahía: “¿Ves esos dos edificios de allá?”, pregunta. “Son míos”. Corre unos metros la vista, siempre sobre Miami Beach, y acota: “Esa otra también, le cambian los colores, todos los colores, todo el tiempo”. Esos primeros comentarios de la charla con FORBES Argentina alcanzan para entender por qué este empresario del real estate nacido en Argentina, de padres cubanos, criado en Colombia y radicado en Estados Unidos, es conocido como “Miami Condo King” (“el Rey de los Condominios de Miami”). Con una fortuna personal de US$ 3.000 millones amasada en el rubro inmobiliario, con desarrollos destinados al mercado masivo en sus inicios y enfocados al segmento premium en las últimas décadas, Peréz ocupa el puesto 28 entre los latinos más ricos, y cobró notoriedad en Argentina en los últimos años por su desembarco en Puerto Madero pero, también, por ser un viejo amigo de Trump. Esa amistad está hoy algo resentida (“Trump se ha puesto muy bravo conmigo”, nos informa Peréz), pero no ha afectado los negocios, que incluyen inversiones en México y Colombia. En Argentina, el Grupo Related creado por Pérez se encuentra en plena etapa de construcción de las torres y hotel cinco estrellas SLS Lux Puerto Madero, con un desembolso de
US$ 250 millones. Y, aunque el país no es el destino más atractivo para sus negocios, el millonario developer tiene previsto nuevos emprendimientos. De hecho, su socio, Stephen Ross, ya le anticipó a Macri, a fines del año pasado en Nueva York, su interés por los terrenos del Tiro Federal que licitará el Gobierno de la Ciudad.
¿Cómo se ve, desde la perspectiva de un desarrollador de escala global, el mercado argentinó
Cuando nosotros fuimos a Buenos Aires, vendimos todo muy, muy bien. Recuerdo que la gente estaba contenta, había un mercado fuerte, iban a blanquear el dinero. Pero, ahora, es como que todo el mundo está a la expectativa de qué es lo que va a pasar. Nosotros estamos muy contentos con el proyecto pero, con las cosas que han pasado últimamente y con el mercado enfriándose, uno tiene que ponerse a pensar qué es lo que va a venir y si van a poder hacer los cambios necesarios para encarrilar la economía.
¿Cómo impactan los últimos acontecimientos en los negocios de Related?
La tasa de interés, la inflación, el dólar que ha subido una barbaridad? Compradores nuestros que antes podían comprar un edificio, argentinos que vienen a comprar, pero mucho más caro. Y, aunque sea mucho más caro, siguen viniendo porque tienen miedo de lo que pueda pasar. Entonces ahí hay un problema.
En ese contexto, ¿cierran los números para hacer inversiones en Argentiná
Y? no. Si vieras lo que te deja un proyecto allá y lo que te deja acá, la verdad es que no es muy interesante para nosotros. Si tuviéramos mucho trabajo y estuviéramos haciendo más cosas en el área de condominios, tal vez no iríamos. Aunque es Argentina, y uno le tiene cariño. Pero el mercado aquí en los Estados Unidos está flojo. Hemos construido demasiado y tiene que pasar un tiempo para que el mercado pueda digerir todo ese producto. Es algo completamente diferente del mercado de Argentina, de todos modos; no es flojo en el sentido en que la gente tiene miedo de lo que vaya a pasar.
Desembarco demorado
Hasta hace diez años, el Grupo Related concentraba sus proyectos casi exclusivamente en Miami, pero la crisis hipotecaria de 2008 lo llevó a diversificar el riesgo con la necesidad de ir a buscar negocios a otra parte. Así apuntaron a otros mercados, como el mexicano y más tarde el colombiano, pero no fue hasta 2016 que desembarcaron en Argentina.
El motivo de tanta demora tiene, para Jorge Pérez, una clara explicación. “Argentina tiene problemas. Creo que están haciendo la labor necesaria pero les han dejado un país con grandes, grandes, grandes problemas, grandes déficits, y hoy hay que pagar los costos”, asegura, y confiesa que, ya en tiempos de Cristina, Related tenía la opción para comprar el terreno de Puerto Madero pero prefirió esperar a ver qué pasaba con las elecciones. “Yo creo que Argentina se hubiera derrumbado si no hubiera ganado Macri”, asegura.
Ahora, en Estados Unidos, te toca lidiar con Trump en el poder. ¿Cómo hacés?
No, no me toca lidiar. Me toca criticarlo, desafortunadamente. Éramos muy amigos y ahora está medio bravo conmigo, por mis críticas sobre el medioambiente, la inmigración, el libre comercio, el salirse del pacto de París.
Eran amigos pero no coincidían en nada.
Porque nunca hablamos de política. Coincidíamos en todo, en la música que nos gustaba, pero nunca hablábamos de política. Entonces, ahora uno se da cuenta de que no era una amistad de esas bien profundas. Aunque sí hablábamos de cosas muy personales, como la familia y los negocios. Pero no tocábamos la política. Y, cuando tocábamos la política, yo siempre creía que era un neoyorquino típico, demócrata y liberal. Y recuerdo que, antes de la presidencia, quería ir a Cuba, a ver si hacía inversiones. Yo creo que, para ganarse a determinado público, tuvo que tomar algunas decisiones que yo no estoy seguro de que realmente las crea.
Puro pragmatismo, oportunismo.
Oportunismo, más que pragmatismo.
Pero no ha afectado tus negocios. En Argentina, si uno está enemistado o “bravo” con el presidente de turno, probablemente sufra alguna consecuenciá
No, no. Estados Unidos tiene esa libertad completa. Y lo he criticado de forma fuerte, diciendo que algunas cosas que está haciendo son idiotas. Hasta me ha llamado por teléfono.
¿Qué le ves en común con Macrí Hace un tiempo dijiste que se llevarían muy bien.
Son tan diferentes, tan diferentes. Macri es una persona que ha estado en la política mucho tiempo. Cuando Trump se metió, no sabía ni lo que es la política. No es un hombre culto. Es un hombre muy oportunista, un gran hombre de mercado. Se debe vender a sí mismo, y los prodcutos de él los sabe vender mejor que nadie. Pero, desafortunadamente, es el presidente de Estados Unidos.