De a poco, paso a paso, la industria textil vuelve a retomar sus actividades y a ganar todo ese terreno perdido por la pandemia. Luego de un 2020 para el olvido, el sector creció en lo que respecto el primer semestre del año.
Según un informe elaborado por la consultora Investigaciones Económicas Sectoriales (IES), el universo textil mostró una expansión del 42,5% respecto a igual período de 2020, mientras que el segmento de prendas de vestir creció un 60,7%.
Más allá de esto, quienes desean expandir sus negocios y buscar la materia prima en el extranjero, poseen otros tipos de trabas que impiden importar en tiempo y forma. Entre los requisitos, se piden el SIMI y la DJCP, cuyos tiempos de aprobación pueden durar meses.
“Emprender en el mundo de la indumentaria en Argentina, es todo un desafío. Sobre todo en los últimos tres años donde pasamos por varias crisis económicas propias de Argentina, sumado a una pandemia global. Por lo cual, el principal requisito para lanzar un negocio en esta industria y en este país, es la paciencia”, explica Sole Silva, creadora de Sole Silva Textiles, empresa importadora y exportadora de telas y proveedora de las principales marcas del país.
Las trabas a las importaciones crecen cada vez más, lo que enlentece los procesos y encarece ampliamente el precio de los productos finales. Al día de hoy, traer productos del sector textil desde otros países, hacia Argentina, puede tardar desde 6 meses hasta un año.
Los procesos de aprobación son muy lentos y a ellos se le suman cada vez más requisitos que terminan convirtiéndose en trabas. Entre ellas se encuentran:
- Licencia de importación (SIMI): procedimiento administrativo que permite monitorear las importaciones y garantizar el cumplimiento de las regulaciones de seguridad básicas de los productos importados.
- Declaración Jurada de Composición de Productos (DJCP): un documento solicitado por el gobierno, sobre la composición porcentual de las fibras, o de los materiales constitutivos, con el objeto de respaldar la veracidad de la información declarada en el etiquetado o rotulado de tales productos, según corresponda.
- Pedido de amparo: si bien este no es un requisito, termina siendo una instancia a la que llegan muchos importadores para que el gobierno les apruebe el SIMI, y que les significa: más tiempo e insistencia, y también, un abogado pago que gestione el documento.
“Cuando decidimos importar no queda otra que armarse de paciencia, y levantar todos los días el teléfono y llamar para preguntar en qué estado está la situación. Por ello, la constancia y la perseverancia se convierten en los factores principales a la hora de querer emprender en esta industria”, finaliza Silva.