Industria editorial argentina: impronta local, desaceleración en la caída de las ventas y convivencia de formatos
Gastón Etchegaray, número uno de Grupo Planeta, explica el detrás de escena del mercado editorial en el país. La convivencia entre los diferentes formatos y las nuevas formas de comunicación a través de la redes.

La industria editorial argentina no estuvo exenta de la caída generalizada del consumo que se dio en la Argentina, en especial en los primeros seis meses del año, con una baja generalizada que rondó entre el 30 y 40%, según miden en la industria. Aunque hay luces en el horizonte, porque según Gastón Etchegaray, CEO en Argentina, Uruguay y Chile de Grupo Planeta, en los últimos dos meses se empezó a ver un repunte, que podría mantenerse y mejorar de cara a los últimos tres meses del año, que coinciden con la temporada de fiestas, una de las más fuertes para la industria.  

El otro tema de debate en la industria se dio ante la potencial derogación de la Ley de Defensa de la Actividad Librera, que rige desde 2001 y establece que son los editores quienes fijan el precio del libro para todos los puntos de venta, en el cual no se puede aplicar más de un 10% de descuento. "Estamos trabajando con las cámaras, todos en línea en la industria para seguir manteniéndola. Es el modelo que hay en España, Francia y otros países. Y cuando ves los países donde no está, es complicado. Lo que se pierde, más que nada, son puntos de venta. La buena señal es que se siguen abriendo librerías en el país. Es dinámico el mercado", explica Etchegaray. 

A nivel mundial, Planeta está dentro de los ocho principales grupos editoriales, y tiene diferentes unidades de negocio. En España, su principal mercado, incluso posee medios de comunicación, como Antena 3 y La Sexta, además de periódicos. "Está el negocio madre de librerías, que es el que repetimos en la mayoría de Latinoamérica, que es la venta de libros a través del retail. El grupo es dueño también de Casa del Libro, la principal cadena de librerías en España", explica el ejecutivo. También sigue existiendo el negocio de venta directa -que, históricamente era el que vendía por ejemplo las enciclopedias, con el puerta a puerta. "Hoy, se sigue vendiendo, aunque no lo crean. Hay una línea de negocios que se llama Ártica, son obras de arte, con ediciones muy acotadas, y eso se sigue vendiendo con la visita del vendedor, dice Etchegaray. Y completa: "Uno de los negocios más nuevos en los que incursionó el grupo, y que creció mucho, es formación. Estamos en cerca de 20 universidades y somos el grupo editorial que más alumnos tiene en España. También está en Francia, Marruecos y Colombia. El negocio de educación es prioritario. Hay formación universitaria, de posgrado, académica, presencial y online. En pandemia se dio un pico muy grande de crecimiento".

Gastón Etchegaray, número uno de Grupo Planeta, asegura que después de la caída de las ventas en el primer semestre, se empezó a ver un repunte en los últimos 60 días. 

¿Y en Argentina? 

Tenemos el negocio de librerías. Lo dividimos en diferentes canales, como las librerías que todos conocemos (Librerías 1). Después tenemos Librerías 2, supermercados, que lo hacemos a través de un distribuidor. Está la línea Planeta Lector, los contenidos de nuestro fondo para la lectura complementaria, que les hacemos llegar a los colegios; así como está el texto, tenemos un catálogo muy extenso de libros de lectura complementaria. Está la venta online, el ecommerce, con tienda propia que lanzamos en plena pandemia. Y líneas de negocios en las cuales hacemos contenidos para empresas y ofrecemos nuestro catálogo cuando el Estado compra. Generamos contenidos para quien necesite desarrollar contenidos. Y está el negocio digital, donde entran los e-books y audiolibros.

¿Cómo funciona el negocio editorial en Argentina? Desde que alguien tiene una idea hasta que llega el libro a manos del lector... 

A partir de la creación de un autor o autora, nos llegan los contenidos. Obviamente, también hay autores a los que se contrata directamente. Pero el autor de primera vez acerca a la editorial un contenido y un comité analiza todas las propuestas que llegan. Nuestro negocio trabaja con planes de largo plazo. No diría que el 2025 está todo cerrado, pero prácticamente sí. Se trabaja con mucho plazo, porque a veces tenés autores que tienen su libro listo, y en otros casos tienen una muy buena idea pero lo tienen que escribir. También pueden surgir ideas de los propios editores, por ejemplo en no ficción, para determinados autores. Es un proceso creativo muy lindo. Parte del trabajo de la editorial es el trabajo del editor con el autor, acompañando todo el proceso. Después viene el trabajo interno de maquetación, corrección de estilo, diseño de tapa. Se lanza al mercado y se va armando el catálogo. También compramos traducciones o libros extranjeros. Por ejemplo, el género young adult está volando en todos los mercados y viene en simultáneo y funciona mucho. La comunicación nos exige estar muy al día. Antes, una novedad que se lanzaba en España en Latinoamérica lo podías sacar a los seis meses. Eso ya no pasa. El nivel de comunicación a veces te exige hacer lanzamientos en simultáneo. Por un lado nos benefició porque hizo más ágil el negocio, todo lo interesante que se publica afuera está acá.

¿Cómo afectó la coyuntura en los últimos años, con las complicaciones para importar? 

El hecho de no poder traer importados durante los últimos años ha complicado mucho la oferta en general, porque a veces no podés imprimir todo acá. Había incluso una resolución que nunca mucho sentido porque ningún libro impreso usa tinta con plomo, es algo totalmente regulado, pero era una trama más. Ahora ya podemos importar y la decisión se toma a nivel negocio. Casi todo lo que publicamos se hace en Argentina, no importamos prácticamente nada. Ahora que se abre nos da la posibilidad de traer y ampliar la oferta. Por ejemplo, tenemos una línea de cómics o manga que los hacemos acá, pero no podemos hacer todo lo que tenemos disponible, porque capaz son colecciones de 30 libros. A partir de ahora podríamos ampliar un poco la oferta en muchas líneas de negocio. Eso dinamiza el mercado y ayuda a mover un poco los precios, es interesante.

Gabriel Rolón es uno de los autores que publica Grupo Planeta que todos los años suele llegar a la cima del ranking de los libros más vendidos.

¿Cuál es el desafío hoy? ¿Cómo impactó la caída del consumo? 

Se está acomodando un poco todo. En Argentina, cuando comparas en dólares el mismo libro con todos los países, estamos altos. Pero venimos de un ritmo de inflación que nos llevó a los precios ahí. Estamos en esa etapa de corrección. Las ventas cayeron mucho. La buena señal es que en los últimos 60 días dejó de caer. Esperemos que se sostenga en el tiempo. Lógicamente, se perdió mucho volumen porque cayó el poder adquisitivo. El mercado estuvo 30/40% abajo. Capaz hoy, comparado en volumen contra el año anterior, en el acumulado podés estar en un 7/8/9%. Si llegamos con un 5% abajo, estaremos contentos. Nuestra mejor época son las fiestas, es cuando más consumen libros, y en verano. Vamos a ver cómo se llega. Creo que la gente va a responder porque depende mucho del plan editorial que tengas. Si tenés buenos libros, mueve mucho el retail.

¿Qué compone el precio de un libro? 

Está por un lado la parte industrial, como el papel y la impresión. Al hacerlo acá, estamos atados a las paritarias. Todos los aumentos de servicios, combustible y transporte terminan afectando. Hay una parte, que es el descuento del retail, que es alto y puede llegar al 45 o 50% del precio de tapa. Los libros se consignan: los editores asumen un riesgo cuando te dan el libro para que lo vendas. Cuando lo vendés, avisás y lo liquidás. De ese precio que se ve en la librería, el 50% se lo queda el mercado; ahí también está el porcentaje que se lleva el autor (que arranca en 10%), el costo industrial y demás, hasta que queda el margen. Es complejo el negocio, no es fácil. Libro que no vendés, al final es un costo hundido. Hay muchos títulos diferentes. Algunos venden mucho, pero también tenés que apostar por los nuevos. Un poco el trabajo que hace el equipo editorial continuamente es buscar autores.

¿Son caros los libros? 

¿El libro es caro comparado con qué? El libro sigue siendo el producto más barato del mercado para regalar. Y sigue siendo un gran regalo. Hay que volver a regalar libros, porque que te regalen un libro habla mucho más que te regalen una prenda de ropa por ejemplo. La oferta es monumental y está muy bueno que haya tanta oferta editorial para que la gente pueda elegir lo que quiera.

Según Etchegaray, el libro físico se sigue manteniendo fuerte, y convive con los formatos de ebooks y audiolibros. 

¿Qué tendencias hay en el mercado? ¿Qué lee la gente? 

En países grandes, como Argentina, la edición local pesa mucho. El grupo publica más de 4.000 novedades al año de todos sus sellos editoriales. Pero necesitamos muchos títulos locales. Solo de la oferta de afuera no nos alcanzaría. Tenemos por ejemplo a Gabriel Rolón, que tiene el libro más vendido del año. También la no ficción local, como Ernesto Tenembaum con su libro sobre Milei, una crónica alucinante para entender el fenómeno de lo que está pasando hoy en Argentina. Es el primer libro sobre Milei de un periodista importante. Tenemos muy buenos periodistas y autores locales. Hay, además, libros que son fenómenos mundiales y van a ir creciendo. Pero localmente hay muy buena ficción comercial, literatura local y no ficción.  

¿Ven reflejadas en las ventas locales el impulso cuando algún libro se transforma en película o serie, o cuando se viraliza en las redes sociales? 

Si analizás el mercado, la gran mayoría de las películas o series son adaptaciones. Está pasando mucho esa relación con las grandes plataformas de los contenidos. A nosotros nos está sucediendo con El Eternauta, que es un clásico que contratamos hace varios años y siempre vende. Ahora, con la serie, tiene otra vida. Y a veces los libros se disparan... el equipo de Marketing y Comunicación está muy pendiente de eso. Trabajamos por ejemplo con el público joven para que conozcan autores. Se trabaja con las redes. Tenemos que estar ahí y trabajar a la par de ellos. Es un fenómeno que, como en otras industrias, llegó para quedarse.

Después de tanto pronosticar la muerte del papel, parece estar conviviendo con los libros digitales y los audiolibros... 

El libro físico se mantiene fuerte. El mercado más maduro es Estados Unidos y ahí el digital no pasa del 30%. En Latinoamérica, está en torno al 10% sumando e-book y audiolibro. El audiolibro es un fenómeno que acá todavía no llegó fuerte, pero que en todos los mercados empieza a crecer. En Estados Unidos ya sucedió. Requiere mucha más inversión para cada libro. Pero conviven. Está bueno porque hay público para todo. Por ejemplo, en el segmento de gente mayor crece el audiolibro, porque si tienen problemas para ver, poder escuchar una novela es muy bueno. Todo convive. Las grandes plataformas, como Audible, todavía no están fuerte acá, porque los impuestos lo encarecen. No estamos en las mejores condiciones para decir que el mercado está funcionando bien. Pero es un mercado en el que hay que estar y cuando se puedan hacer las cosas mejor, hay un espacio para crecer.

Los libros de no ficción relacionados con temas de actualidad, como "Milei", de Ernesto Tenembaum, funcionan muy bien entre el público argentino.

Radiografía de la industria

  • Las ventas generales del mercado cayeron entre 30% y 40% en el primer semestre, aunque en los últimos dos meses se ve un repunte. 
  • La Ley de Defensa de la Actividad Librera, que rige desde 2001, establece que son los editores quienes fijan el precio del libro para todos los puntos de venta, en el cual no se puede aplicar más de un 10% de descuento. 
  • El costo del papel, que solía representar el 35% del costo industrial del libro, hoy ronda el 55%, según la Cámara Argentina del Libro. 
  • En 2023, la cantidad de libros que se editaron por primera vez en soporte papel cayó un 24%. Comparando con el período que empieza en 2016, en ocho años la tirada promedio total cayó un 39%, según la Cámara Argentina del Libro.