El CEO global del segundo mayor productor mundial de vacunas contra influenza, explica por qué lanzó operaciones en el país. Nuevos desarrollos tecnológicos, proyecciones de mercado y respuesta a los antivacunas.
La compañía madre del laboratorio Seqirus, la australiana CSL, lanzó una vacuna contra la gripe hace un siglo: fabricó tres millones de dosis para proteger de la pandemia de 1918-1919. El detalle es que entonces se pensaba que la enfermedad estaba causadá por una bacteria. Hoy, con la mira más ajustada y desarrollos tecnológicos de vanguardia, Seqirus se convirtió en el segundo actor global en la producción de vacunas contra influenza, un mercado que mueve en el mundo más de US$ 5.000 millones y proyecta alcanzar los US$ 7.500 millones en 2024, según datos de la consultora Research and Markets.
Cada año, alrededor de medio millón de personas mueren en el mundo por los brotes estacionales de influenza. Es una enfermedad muy seria, y los casos fatales son en parte por las bajas tasas de vacunación en algunos países, dice a FORBES Gordon Naylor, CEO global de Seqirus, quien pasó por Buenos Aires para lanzar oficialmente el inicio de las operaciones en el país, así como la primera vacuna con el sello de la empresa para el canal privado, Agrippal. Formado en ingeniería y ciencias de la computación, con un MBA de la Melbourne Business School, Naylor se unió a CSL en 1987 y preside Seqirus desde su conformación en 2015, cuando el gigante australiano que opera en más de 60 países armó un joint-venture con el negocio global de vacunas de Novartis.
Gordon Naylor, CEO global de Naylor.
¿Por qué Seqirus decidió lanzar operaciones en ArgentináHay dos razones principales. Compramos el negocio de Novartis, y ellos ya estaban establecidos aquí. Pero la segunda razón es que CSL, nuestra organización madre, tiene basadas sus operaciones regionales en Argentina y eso nos hizo pensar que tendría mucho sentido continuar con eso. Buenos Aires es una locación central en América Latina, tiene un buen ambiente de trabajo y tenemos planes de expandir el negocio hacia otros mercados en la región.
¿Van a seguir trabajando con un socio local?Tenemos una relación muy fuerte con Sinergium Biotech, que tiene una planta en Garín, y con el gobierno argentino, a quien proveemos todas las vacunas de influenza para el sector público (10 millones de dosis anuales). Es una parte muy importante de nuestro negocio, al punto que es el segundo mercado más grande para nuestras dosis en el mundo. Planeamos seguir esa relación con Sinergium y exportar vacunas a otros países de la región.
¿Hay una demanda global insatisfecha de vacunas
contra influenzá
Sí, sin dudas.
Por eso tantas muertes. Pero yo diría que Argentina tiene una política muy
sofisticada de salud pública en este terreno, con una de las mayores tasas de
vacunación en el mundo. Estamos muy orgullosos de trabajar con el gobierno
para proteger la vida de los argentinos.
Las vacunas tradicionales contra influenza cubrían
tres cepas, pero desde hace algunos años empezó a crecer en el mundo la
participación de mercado de las vacunas cuadrivalentes, que cubren dos subtipos
del virus A y también dos del B. En Argentina se aprobó la primera este año.
¿Es una tendencia irreversiblé
El mundo se
está moviendo hacia más vacunas cuadrivalentes, pero eso no es cierto en todos
lados al mismo ritmo.
Otro enfoque consiste en combinar las vacunas de
tres cepas inactivadas con un adyuvante. ¿Van a traer esa innovación a la
Argentiná
El adyuvante es muy importante
porque tiene un efecto potenciador de la respuesta inmunológica, lo que resulta
muy adecuado para las personas más vulnerables de la comunidad, como los
ancianos, los niños y aquellos que tienen compromisos inmunes. Es una de las
innovaciones que junto a nuestros socios locales pretendemos traer a la
Argentina dentro de los próximos dos a tres años.
Uno de los primeros desafíos de CSL fue producir
una vacuna contra la pandemia de influenza de 1918-1919. ¿Cuál es la principal contribución
que están haciendo ahora para fortalecer la capacidad de respuesta de los
gobiernos y países frente a una eventual nueva pandemiá
Seqirus es un socio prioritario de diferentes países a lo largo del mundo para la preparación ante pandemias. Tenemos relaciones consolidadas con muchos gobiernos, como los de Argentina, Australia, Reino Unido y Estados Unidos, por lo que consideramos que estamos jugando un rol importante en proteger a la población si llegara a ocurrir una circunstancia de ese tipo.
Seqirus empezó a fabricar vacunas contra influenza en cultivos celulares. ¿Piensa que esa tecnología va a terminar por reemplazar el método de fabricación tradicional basado en huevos?
La producción basada en huevos
ha sido la columna vertebral de la industria de vacunas desde la década del 40,
es una forma de manufactura muy confiable e importante para la salud pública.
La forma más valiosa de proteger a una comunidad de la influenza es a través de
la inmunización. Sin embargo, es cierto que las nuevas tecnologías podrían
traer vacunas más efectivas, y nosotros tenemos una que consiste en fabricarla
usando un cultivo de células. De hecho, somos líderes globales en la industria
en ese método.
En teoría, producir vacunas con células en lugar de huevos podría
reducir cambios de adaptación en los virus durante el proceso de manufactura.
¿Eso tiene un impacto directo en la eficacia de la coberturá
Tenemos un estudio en Estados Unidos que muestra que las vacunas elaboradas a partir del cultivo de células fueron 36% más efectivas que las tradicionales basadas en huevo. Es solo un estudio y es solo un año, pero es muy alentador para nosotros. Es una de las tecnologías que en un futuro próximo esperamos llevar a la Argentina trabajando con nuestro socio local y el gobierno argentino.
En años recientes, un número creciente de personas ha mostrado
desconfianza respecto de la seguridad y efectividad de las vacunas. ¿Cuál es la
actitud de su empresa frente a los movimientos antivacunas?
La mejor manera de responder es explicar la ciencia y la importancia de la vacunación. La ciencia es muy clara que la medida más útil para proteger a la comunidad es la vacunación; y la ciencia es muy clara respecto de que las vacunas son abrumadoramente seguras y que los efectos adversos pueden ser manejados. Creo que, si podemos trabajar con gobiernos y organizaciones de salud pública, tenemos una responsabilidad para la protección de las comunidades y esa es la mejor respuesta.