Sociólogo y productor de televisión, consultor en comunicación, publicidad y política, Gonzalo Arias celebra sus dos Martín Fierro casi como Carlos Bilardo después de ganar la Copa del Mundo en 1986: tras breves festejos, ya tiene en marcha proyectos locales e internacionales para estrenar en 2024. Como empresario, CEO de GM y Tronito, analiza con Forbes la realidad y los desafíos de la industria.
-¿Cómo está la industria audiovisual argentina hoy? Con qué año del pasado se puede comparar y cuál podría ser su verdadero potencial?
La industria enfrenta dificultades, especialmente en la televisión, donde cayó comercialmente la torta publicitaria. La aparición y fortalecimiento de plataformas de streaming y redes cambiaron la forma en que se producen y consumen contenidos audiovisuales. Además, el contexto de crisis global y la recesión afectan la producción de ficción en Argentina.
-¿Se puede comparar con algún otro momento que recuerdes?
Se podría hacer una analogía con la década del 2000, donde también hubo desafíos económicos y cambios en el comportamiento del público, aunque las circunstancias específicas difieren. Sin embargo, en ambos casos, la creatividad fue una herramienta que ayudó a la industria a resurgir y volver al mercado con más fuerza.
-¿Cuáles son las fortalezas para resistir a las crisis, aunque no sean pocas las productoras que quedan en el camino?
La creatividad y producir historias atractivas y originales con identidad local y características internacionales. Para alcanzar este potencial, es esencial que todos los actores del sector trabajen en conjunto y sean más cuidadosos y creativos con los recursos disponibles. El Estado, en su justa medida, también juega un papel fundamental al regular a las plataformas y fomentar la producción local con cuotas y aportes al fondo de fomento audiovisual, siguiendo el ejemplo de países europeos.
-Pero, a diferencia de los europeos, el nuestro es un Estado empobrecido. ¿Hasta qué punto puede seguir ocupando ese rol?
Por eso aclare antes, en su justa medida. Para no tomar Europa, el modelo de Uruguay, podría ser un ejemplo a seguir para fortalecer la industria audiovisual argentina, ya que ha implementado incentivos fiscales e impositivos para atraer producciones extranjeras. Pero el rol del Estado no implica gastar sino implementar, por ejemplo, políticas que protejan los derechos de los productores y autores locales.
¿Cuáles son los 3 errores más frecuentes que cometieron las productoras que cerraron?
Durante los años de crisis desde 2015 en adelante, muchas no lograron encontrar un equilibrio entre la financiación pública y privada: dependían del respaldo gubernamental y cuando se cortó no pudieron sostenerse. El Estado también se quedaba con la propiedad intelectual de los contenidos producidos e impedía que las productoras pudieran comercializar y exportar sus contenidos de manera independiente. Y en el caso de las productoras grandes, la oferta y la demanda también jugaron un papel importante, llevando a algunas de ellas a reducir su tamaño debido a las circunstancias del mercado.
-¿Cuál es el futuro a corto plazo de la ficción en la Argentina?
En lo inmediato, la inflación y los convenios laborales en la industria audiovisual, pueden afectar los presupuestos de producción, limitando la capacidad de crear ficción de alta calidad. Además, la competencia con plataformas de streaming y otros medios de consumo de contenido está cambiando el panorama del entretenimiento, lo que podría afectar la distribución y audiencia de la ficción en canales de aire y cable tradicionales.
-Hoy la fantasía de empresarios, guionistas y casi de cualquier persona cercana al mass media es que su historia se convierta en una serie de Amazon. ¿Qué tiene que tener una historia para que una plataforma decida comprarla?
Muchos piensan que su historia sería atrapante para Netflix y se deprimen cuando no se las compran. En Argentina, Netflix produce un número limitado de series. Las plataformas de streaming buscan constantemente historias innovadoras que aborden temáticas de actualidad y anticipen lo que vendrá en el futuro. De hecho, muchas veces el proceso de gestación de una serie puede llevar hasta tres años antes de su estreno en pantalla. Esto implica adelantarse al futuro y, en cierta medida, practicar la futurología para crear contenido relevante y oportuno que resuene con el público en el momento presente de su estreno, y más allá.
-¿Y más allá de la idea, que otros factores tienen en cuenta los directores de programación de las plataformas?
Por supuesto que evalúan la experiencia de quienes les acercan un proyecto, pero es importante reconocer que la selección de historias para estas plataformas es un proceso exigente y competitivo. La historia debe destacar por su originalidad y capacidad para atraer al público. Un guión bien desarrollado, con personajes interesantes y diálogos cautivadores, es esencial. Además, se valora la relevancia social y cultural de la trama, así como su potencial comercial y viabilidad de producción.
-¿Cuáles son los mitos y cuál es la realidad económica de una serie que finalmente es emitida en Amazon o cualquier plataforma mainstream?
La creencia de que una serie puede ser seleccionada fácilmente para una plataforma mainstream como Amazon puede ser un mito. La selección de series en la industria audiovisual es un proceso altamente competitivo y meticuloso. En un principio, pueden presentarse alrededor de mas de 80 propuestas de series, de las cuales unas 30 pasan una primera evaluación. Posteriormente, se desarrollan guiones para aproximadamente 15 de ellas, y de ese grupo, alrededor de 7 llegan a la etapa final de selección.
Sin embargo, la dinámica del mercado puede cambiar de manera repentina. En ocasiones, surge la competencia de plataformas destacadas como Netflix, que lanzan una serie con temática similar a alguna de las que se estaba considerando. Esto puede provocar que se opte por dar de baja las series en desarrollo que coinciden temáticamente con la serie de la competencia, para ajustar la oferta y garantizar que los proyectos seleccionados tengan mayores posibilidades de éxito, en un mercado cada vez más competitivo y cambiante.
-¿Y con respecto a las ganancias?
Otro mito sería la expectativa de ganancias inmediatas y significativas, una vez que la serie es adquirida. La realidad económica es que la rentabilidad puede llevar tiempo y dependerá del éxito de la producción, los talentos y el tiempo de realización.. Además, aunque estar presente en una plataforma popular puede ofrecer beneficios a largo plazo, no garantiza el éxito, y se enfrentará a una competencia feroz que requerirá estrategias de marketing efectivas. Para resumir, la producción de una serie para una plataforma mainstream implica una inversión significativa y la necesidad de enfrentar desafíos económicos y competitivos para alcanzar el éxito deseado.
-¿Cuánto cuesta producir una serie de ficción hoy en Argentina y cuánto en América Latina?
Los costos son los mismos. Pero, por ejemplo si pensamos en Uruguay, el estado brinda incentivos que permiten recuperar el 25% de la inversión realizada en producciones audiovisuales. Esto significa que, en comparación, a las plataformas les resulta mucho más económico producir allí. El crecimiento de una serie puede manifestarse en diversas formas, como en el número de personajes, locaciones y tramas que se incluyan en la historia. Es posible adaptar el presupuesto disponible a la serie para hacerla crecer en términos de escala y alcance. Sin embargo, hay que considerar que si se desean efectos especiales o que la serie viaje a diferentes lugares, esto puede incrementar significativamente los costos de producción. Por lo tanto, es fundamental planificar y gestionar el presupuesto de manera inteligente para alcanzar el nivel de crecimiento deseado, sin comprometer la calidad y el resultado final de la serie.
-Como productor de la serie sobre la Selección Argentina, ganadora del Martín Fierro, ¿cuál fue la clave del éxito?
El éxito radicó en lograr estar presentes en la Selección Argentina. Y hacerlo en un momento crucial, antes de que se consagrara campeona del mundo. Fue una apuesta única haber tenido la visión de formar parte de ese momento histórico, antes de ganar la copa. Nuestro mayor desafío, y satisfacción, fue conseguir al personaje protagónico, que en este caso fue nuestra selección. Poder retratar ese momento de manera íntima y auténtica. El hecho de que la Selección eligiera a nuestro equipo de producción para compartir ese momento, fue un logro inigualable. Además, lograr la colaboración y empatía de los protagonistas, fue otro aspecto crucial en el proceso creativo. Poder transmitir el mundo de la selección de la manera más fiel y auténtica posible, fue el compromiso que asumimos para captar la esencia de ese momento y poder llevarlo al público de manera emotiva y genuina. Haber sido los únicos en estar ahí y haber podido contar esta historia de forma única, fue un privilegio que valoramos profundamente.
-¿Qué parte del proceso fue la más complicada? ¿Cómo se logra superar?
Como productor de la serie sobre la Selección Argentina, enfrenté diversos desafíos a lo largo del proceso de producción. Una de las partes más complicadas fue coordinar y sumar esfuerzos de diferentes actores y patrocinadores para llevar adelante el proyecto. Fue clave optimizar recursos y mantener el equilibrio del presupuesto desde el inicio de la producción. La creatividad, perseverancia y búsqueda de soluciones efectivas fueron fundamentales para lograr el éxito de la serie. El diseño de producción de una serie con estreno en tiempo real, que combina el proceso de reality, con un guion y acabado cinematográfico, implicó elegir cuidadosamente a cada uno de los profesionales que integraron el equipo. La serie contó con un equipo local y extranjero, que trabajaban de forma paralela para generar el contenido que era procesado en tiempo récord. Todo este esfuerzo y dedicación nos permitió contar la historia de la Selección Argentina de una manera única y emocionante, honrando ese momento histórico para el país, y que se terminó de consagrar con la copa y con un premio Martín Fierro como Mejor Programa Deportivo.