Además de la asequibilidad de los vehículos, los otros grandes retos para convencer a los conductores de que cambien los motores de combustión interna por la propulsión eléctrica están relacionados con la carga, concretamente con la disponibilidad de cargadores y el tiempo que se tarda en cargar.
En los últimos años, las marcas de automóviles tradicionales han lanzado varias docenas de nuevos modelos eléctricos y, aunque han arrebatado cuota de mercado a Tesla, el advenedizo sigue siendo el actor dominante de los vehículos eléctricos en Norteamérica, en gran parte gracias a su propia red de Supercargadores. Ahora, siete fabricantes de automóviles (o seis, según cómo se cuenten) se han unido para enfrentarse directamente a la hegemonía de Tesla.
General Motors, BMW Group, Mercedes-Benz, Honda, Hyundai, Kia y Stellantis están formando una empresa conjunta que pretende instalar al menos 30.000 nuevas estaciones de carga rápida de CC en toda Norteamérica para 2030. Una empresa conjunta similar, denominada Ionity, ya existe en Europa con algunos de los mismos fabricantes de automóviles, como BMW, Mercedes-Benz, Hyundai Motor Group, Ford y VW Group. Ionity cuenta con 517 instalaciones y 2.612 cargadores operativos en 24 países.
Mercedes-Benz ya había anunciado planes para construir su propia red de 2.500 cargadores en 400 puntos y GM ha estado desarrollando una red con EVGo y Pilot con más de 4.000 cargadores en total. No está claro si estos planes se integrarán en la empresa conjunta o si se sumarán a los anteriores.
GM y Mercedes-Benz han confirmado que sus iniciativas de recarga seguirán siendo programas independientes y no se incluirán en la empresa conjunta, por lo que los 30.000 cargadores se suman a lo anunciado anteriormente.
Numerosas encuestas a consumidores han demostrado que el tiempo de recarga y la disponibilidad son barreras clave para la adopción del VE, y los estudios de las redes existentes han indicado que hasta una cuarta parte de los cargadores que no son de Tesla pueden estar inoperativos en un momento dado. Por eso, varios fabricantes de automóviles, como Ford, GM, Mercedes-Benz, Rivian y Nissan, han anunciado en los últimos dos meses acuerdos para añadir a sus vehículos eléctricos la posibilidad de cargar en los Supercargadores Tesla y cambiar al conector NACS (North American Charging Standard) desarrollado por Tesla.
Aunque la adopción del conector NACS hará desde luego más fácil la carga para la mayoría de la gente porque es más pequeño, más ligero y más fácil de insertar, no garantizará la fiabilidad de los cargadores. La nueva red de recarga dispondrá de conectores NACS y CCS en todos los puntos, lo que eliminará la necesidad de que los propietarios de vehículos eléctricos que no sean de Tesla utilicen un adaptador.
Mejorar la experiencia total de carga es esencial para convencer a los conductores de que cambien la combustión interna por la eléctrica, y además de aumentar el número de cargadores, la nueva empresa también tratará de resolver muchos de los otros problemas de la carga actual. El plan consiste en instalar los cargadores tanto en zonas urbanas como en autopistas para facilitar la conducción local y de larga distancia. Además de la falta de fiabilidad, una de las mayores quejas de los conductores sobre las estaciones de carga actuales es su ubicación. Suelen estar en medio o al fondo de un aparcamiento, sin protección contra la intemperie ni servicios.
Se espera que los nuevos cargadores estén mejor situados, con servicios como comida, tiendas y aseos al lado, igual que las gasolineras. En la medida de lo posible, los cargadores estarán cubiertos por marquesinas que den sombra o protejan de la lluvia y la nieve.
Esto será cada vez más importante en los próximos años, a medida que los vehículos eléctricos se introduzcan en el mercado de coches usados. La mayoría de los vehículos eléctricos que circulan hoy en día han sido fabricados en los últimos cinco años y muchos siguen en manos de sus propietarios originales. Es mucho más probable que los compradores de autos nuevos vivan en un lugar con aparcamiento en la calle, lo que les permite recargar el vehículo en casa durante la noche.
Sin embargo, los estadounidenses compran tres veces más coches usados que nuevos cada año y la mayoría de los conductores nunca o casi nunca compran vehículos nuevos. Entre los propietarios de vehículos usados, más del 40% no dispone de aparcamiento en la calle y dependerá de algún tipo de infraestructura pública de recarga.
El 80% o más de los trayectos diarios son inferiores a 40 millas y los vehículos eléctricos con 250 millas de autonomía sólo necesitan cargarse una o dos veces por semana en la mayoría de los casos. La posibilidad de recargar cómodamente en lugares en los que se realizan otras actividades, como ir de compras, será esencial para hacer que el VE se convierta en un vehículo de uso generalizado en Norteamérica.
Proporcionar una red de recarga convenientemente situada y, lo que es más importante, fiable, será esencial durante la próxima década. Se espera que esta nueva empresa conjunta se constituya formalmente a finales de este año y que los primeros cargadores se instalen en EE.UU. a mediados de 2024 y en Canadá más adelante. Las empresas miembros no han dicho cuánto piensan invertir, pero sí que tienen previsto buscar financiación del Programa Nacional de Infraestructuras para Vehículos Eléctricos.