Cambio de rumbo
El sector de franquicias locales cerró 2019 con 1.134 empresas franquiciantes, que otorgaron más de 38.487 franquicias, según datos del Estudio Canudas. Asimismo, abrieron 2.247 y se esperaba que este año se pudieran sumar 2.500 más. Pero la pandemia y el lockdown les pusieron un freno a los planes. Como resultado, el 14% de los puntos de venta cerraron definitivamente y se perdieron unos 30.000 puestos de trabajo, según datos de la Asociación Argentina de Marcas y Franquicias (AAMF). Esto es la mitad de lo que pasó con el comercio en general. Se nota claramente la fortaleza del sistema de franquicias frente a los emprendimientos independientes, asegura Ezequiel Devoto, gerente general de la AAMF.
Carlos Canudas, director del Estudio Canudas Franquicias, explica que desde el comienzo de la pandemia hubo un apoyo de las marcas hacia sus franquiciados, con acciones como reducción de regalías, planes de pagos para las deudas comerciales que mantenían, negociación conjunta con propietarios de locales comerciales y
El mercado, rubro por rubro proveedores en general. Las consultas volvieron poco a poco a aparecer con la flexibilización de la cuarentena. Y también se facilitaron las condiciones para entrar a las redes: fee de ingresos más bajos y módulos más chicos, con menor inversión. Los negocios que más interesan son los llamados low cost, con desembolsos de entre US$ 25.000 y US$ 45.000, destaca.
Sector por sector
Tras el decreto del aislamiento, un informe de la AAMF alertaba que el 70% de los comercios franquiciados estaban cerrados. Los que mantuvieron sus puertas fueron los gastronómicos, por ser esenciales, pero con un volumen de venta sensiblemente menor a través de apps de delivery, entregas propias y, más adelante, el take away. Las franquicias de servicios de capacitaciones también se volvieron 100% online. Pero para peluquerías, belleza, agencias de viajes o indumentaria el negocio se frenó. Así, la mayoría de los conceptos de negocios generaron nuevos módulos o formatos de franquicias low cost, con locales más chicos, menos personal, con autoservicio y venta asistida. Se trata de modelos de negocios de menor inversión que las franquicias tradicionales, destaca Devoto. Algo así como la barra mini de Café Martínez -que demanda una inversión de entre $ 2 y 2,5 millones, mucho menos que los $ 10 o 15 millones que costaría montar un local- o las heladerías Persicco, con su formato Cloud, que permite hacer delivery desde un local no abierto al público, lo que se conoce como dark kitchen.
Canudas destaca otra tendencia: las franquicias digitales o satelitales, otorgándoles a terceros la licencia y distribución de productos para su venta por medios digitales, en zonas en las que la marca no tenía presencia.