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Negocios

Este emprendedor de IA acaba de hacer algo que pocos se atreven: comprar a sus propios VCs

Iain Martin Colaborador

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La empresa emergente de IA Invisible Technologies está teniendo un gran éxito, por lo que su fundador pidió un préstamo y está comprando a sus inversores de capital riesgo.

4 Febrero de 2025 17.00

A principios de 2020, Francis Pedraza estuvo a punto de cometer un error. Durante más de cuatro años, el graduado de la Universidad Cornell había intentado combinar la IA y equipos de trabajadores remotos para ayudar a las empresas a escalar proyectos complicados como la selección de currículums, la dotación de chatbots o la reescritura de descripciones de productos, tareas repetitivas que seguían siendo demasiado complicadas para automatizarlas por completo. 

Sin embargo, la aceptación era lenta y los inversores de riesgo se mostraban cautelosos. Las empresas de servicios como Invisible Technologies eran inversiones arriesgadas, según la tradición de Silicon Valley. Difíciles de escalar, de defender y preveer. No valían la pena. 

La firma perdió a cuatro de sus cofundadores y tuvo que volver a sus inversores ángeles leales para conseguir más dinero. Pero entonces, en marzo de 2020, llamó DoorDash.

Aleksandr Karnyukhin
 

La empresa de reparto de comida le pidió auxilio a Pedraza. Las medidas de confinamiento global por la pandemia duplicaron con creces la demanda de pedidos para llevar, hasta alcanzar los 51.000 millones de dólares ese año. DoorDash competía con Uber Eats y Grubhub para encontrar y acordar con nuevos restaurantes. Concretamente, necesitaba ayuda con el complicado proceso de importar menús y precios. Las empresas de subcontratación que solían hacer este trabajo ahora estaban cerradas.

Era el trato que Pedraza estaba esperando. "Odio las operaciones porque son una fricción constante, pero por eso la gente lo compra", afirma. Dos años después, recibió otra llamada de una empresa que luchaba con un problema de datos aún mayor. OpenAI quería la ayuda de Invisible Technologies  para eliminar las "alucinaciones" de lo que se convertiría en el modelo subyacente de ChatGPT

Siguieron contratos con Amazon, Microsoft y Cohere, el unicornio de la IA, que ayudaron a disparar los ingresos de la compañía de 3 millones de dólares en 2020 a 134 millones de dólares el año pasado, lo que significó un beneficio de 15 millones de dólares (Ebitda).

Inteligencia artificial, transformación digital, IA
 

La formación en IA se convirtió rápidamente en un campo saturado con fábricas de trabajadores por clic como Scale, Surge y Turing compitiendo por los mismos trabajos. Pero mientras Scale, haciendo honor a su nombre, recaudó mil millones de dólares con una valoración de catorce mil millones de dólares el año pasado con mil millones de dólares de ingresos anualizados, Pedraza, de 35 años, está trazando deliberadamente un camino diferente para su firma, que busca ser remoto (está constituida en Delaware; mientras Pedraza tiene su sede principalmente en la ciudad de Nueva York). 

Invisible Technologies recaudó solo 23 millones de dólares de inversores, incluidos los fondos de capital riesgo Day One, Greycroft y Backed, una gota en el océano dado el actual frenesí de la IA. Y en lugar de vender partes de su capital a más fondos de capital riesgo, la empresa está recomprando sus acciones. 

"No podríamos ser más diferentes", dice Pedraza, que conserva una participación estimada del 10% en el negocio, que fue valorado por última vez en 500 millones de dólares en 2023. Generosamente, cedió la gran mayoría de las acciones a unos 300 empleados y exempleados de Invisible, a quienes califica de "socios". En conjunto, poseen el 55 %, es decir, alrededor de un millón de dólares cada uno.

Invisible Technologies Pedraza
 

Pedraza pidió prestados 20 millones de dólares en los últimos tres años (primero a un fondo de crecimiento neoyorquino llamado Level Equity y, más recientemente, a JPMorgan) para comprar a sus primeros inversores. "Creía que nuestro capital se multiplicaría por diez, así que fue un arbitraje increíble", afirmó.

Es una medida audaz e inusual entre las empresas emergentes respaldadas por capital riesgo. ¿Es pagar intereses (de hasta el 20 % en el caso del préstamo de Level Equity) el mejor uso de los limitados fondos de Invisible Technologies? 

"Hay que tener mucha confianza para endeudarse solo para reducir la dilución de las acciones", dijo David Wanek, CEO de uno de los fondos de deuda más antiguos de Silicon Valley, Western Technology. ¿No sería mejor gastar ese dinero en crecimiento en lugar de aumentar la participación de Pedraza? Esa decisión fue obvia para el fundador. Convertir a los empleados en (pequeños) propietarios fue su atajo para lograr un alto crecimiento con un presupuesto bajo.

Invisible Technologies inteligencia artificial
 

Una valoración de 500 millones de dólares (más de tres veces los ingresos) parece modesta para una empresa de servicios, pero sorprendentemente baja para una empresa de IA. Cuando Pedraza compró a sus inversores "pasivos" en 2021, no solo fue el único comprador, sino que también pudo fijar el precio de 50 millones de dólares. "Fue un buen resultado para todos, pero el incentivo era mantener la valoración baja", dijo.

El inversor providencial Edward Lando fue uno de esos vendedores después de firmar uno de los primeros cheques a Invisible con una valoración de 5 millones de dólares hace una década. "La empresa sigue funcionando muy bien, y con frecuencia desearía no haber vendido parte de mi posición", sostuvo.

Pedraza cree que es una situación en la que todos ganan. Él obtiene más control. Sus primeros capitalistas de riesgo, que hace tiempo que probablemente redujeron sus inversiones a cero, consiguen una salida limpia.

Inversiones
 

Una salida fácil es especialmente atractiva porque Pedraza expresó su intención de no vender nunca la empresa ni realizar una OPI. "No es necesario vender la empresa ni salir a bolsa, y eso te da más libertad". Los capitalistas de riesgo también podrían estar ansiosos por quedarse con el dinero y perder la postura inmadura. 

"Siempre habrá cosas en las que los humanos seamos mejores", dijo Francis Pedraza, presidente y fundador de Invisible Technologies.

Las incoherentes actualizaciones de negocios de Pedraza están salpicadas de referencias al filósofo taoísta Laozi, a Napoleón y a Ronald Coase, el economista premio Nobel. "Es un visionario", afirmó un trabajador por clic que fue despedido recientemente. Los antiguos inversores son más escépticos.

Inversores
 

La trayectoria de Francis Pedraza


Invisible Technologies no es el primer rodeo de Pedraza. En Cornell, pasó un verano en Google lanzando anuncios y se dio cuenta de que quería lanzar su propio negocio en lugar de subir penosamente la escalera corporativa. Su primera idea fue Everest, una aplicación para fijar objetivos. Convirtió una reunión en el aeropuerto con un aprendiz de Peter Thiel en una audiencia con el propio ejecutivo y, finalmente, en un modesto respaldo del multimillonario padrino de PayPal. 

El proyecto recaudó 2,7 millones de dólares y despertó un interés inicial. Pedraza lo estuvo trabajando durante tres años antes de cerrarlo en 2014 debido a su incapacidad para retener a los usuarios. "Desperdicié unos años de la vida de mi equipo. Fue más de una década de tiempo y energía humana", afirmó con pesar.

Tras alejarse en una penitente marcha a lo largo de los 800 kilómetros del Camino de Santiago, en España, regresó a San Francisco, donde se le ocurrió una nueva idea. Había un auge de aplicaciones y software que pretendían resolver prácticamente todos los problemas, pero muchas tareas empresariales seguían siendo dolorosamente manuales. Delegar a los empleados los cuellos de botella funcionaba, pero era caro y causaba dolores de cabeza a la dirección. Pedraza recaudó 500.000 dólares en 2015 para fundar una empresa que salve la brecha. "Sinceramente, fue solo una apuesta por Francisco", dice Masha Bucher, de Day One Ventures, que aportó 175.000 dólares.

Francis Pedraza
 

La idea inicial de Pedraza era que equipos de trabajadores remotos junto con la inteligencia artificial sirvan como "super secretarios" para ayudar a los ocupados ejecutivos a reservar reuniones y vuelos. Eso fue un fracaso. "Gastábamos 20.000 dólares para ganar 10.000", dice. 

Se dio cuenta de que los ejecutivos con poco tiempo, la mayoría de los cuales ya contaban con asistentes humanos competentes, no eran su base de usuarios después de que June, una empresa emergente con sede en San Francisco que fabrica hornos digitales, empezó a utilizar Invisible Technologies para hacerse cargo del trabajo que consume tanto tiempo de encontrar, seleccionar y programar presentaciones con nuevos empleados. 

Pedraza empezó a buscar otros trabajos tediosos y difíciles de automatizar, como revisar las reclamaciones de seguros para la compañía de salud Headway o limpiar los datos del Nasdaq. En otras palabras, exactamente el tipo de trabajo pesado que las empresas subcontrataron durante décadas a equipos extranjeros como Accenture, Cognizant e Infosys. Algunos trabajos se repartieron entre trabajadores remotos; otras tareas más sencillas fueron automatizadas por los ingenieros.

Accenture
 

"Los modelos más capaces serán aquellos que integren la inteligencia artificial y la inteligencia humana en una sola solución", afirmó Pedraza. "Siempre habrá cosas en las que los humanos sean mejores".

Mientras se reafirma lentamente (y a sus empleados) como los únicos propietarios de Invisible, el fundador tiene planes ambiciosos. Objetivo uno: Accenture y su enorme capitalización bursátil de 245 000 millones de dólares. Pedraza apuesta a que sus trabajadores por clic no solo son más inteligentes y baratos, sino que la ventaja de Invisible en la formación en IA le ayudará a automatizar tareas más rápido que Accenture. 

El último fichaje de la firma, Matthew Fitzpatrick, que anteriormente dirigía el laboratorio de IA de McKinsey, estará al frente de estos avances. "Tenemos la oportunidad de competir en su territorio, que va tras acuerdos empresariales de entre 50 y 100 millones de dólares", señaló Pedraza. Conseguir acuerdos de esa magnitud haría que los contratos actuales de Invisible Technologies parezcan pequeños, pero si todo va según lo planeado, Pedraza y sus afortunados empleados no tendrán que compartir el premio con nadie.

Inteligencia Artificial
 

 

Una apuesta a la motivación


Francis Pedraza podría ser el jefe más generoso de Estados Unidos. Le dio a unos 300 empleados y exempleados de Invisible Technologies el 55 % de su startup, una participación por valor de unos 275 millones de dólares. Malo para el bolsillo de Pedraza, pero genial para la motivación. "Todos trabajan más duro porque son dueños", dice. 

Acá otros empresarios benévolos:

Donald Friese

Cuando el multimillonario que pasó de la pobreza a la riqueza vendió la empresa de suministros para la industria del vidrio C.R. Laurence en 2015 por 1300 millones de dólares, entregó 85 millones de dólares de su ganancia a cada empleado que trabajó en ella más de un año. Todos recibieron al menos 5000 dólares; algunos recibieron más de un millón de dólares. "Era justo que lo comparta", dijo Friese a Forbes en 2015.

Donald Friese
 

Mark Cuban

El emprendedor en serie siempre da a los empleados una parte de sus ganancias inesperadas. Su acuerdo de 5700 millones de dólares en la burbuja de las puntocom para vender Broadcast.com hizo millonarios a 300 de sus 330 empleados. Los empleados de los Dallas Mavericks recibieron 35 millones de dólares cuando se deshizo de la mayoría del equipo en 2013, casi tanto como ganó la superestrella Kyrie Irving esa temporada.

Mark Cuban
 

Sara Blakely

La multimillonaria de la ropa moldeadora celebró la venta de una participación mayoritaria en Spanx a Blackstone en 2021 obsequiando a sus empleados dos billetes de primera clase a cualquier parte del mundo y 10 000 dólares para gastar en sus maletas.

Sara Blakely Spanx
 

Hamdi Ulukaya

El multimillonario inmigrante turco que está detrás del gigante del yogur Chobani hizo un regalo dulce a sus aproximadamente 2000 trabajadores en 2016, repartiendo entre ellos el 10% del capital de la empresa privada, en función de la antigüedad.

Hamdi Ulukaya
 

Nota publicada en Forbes US. 

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