Estafas online: cuál es el costo del riesgo que afrontan las pymes
En un contexto en el que más de 90.000 pymes y emprendedores cerraron su negocio debido a la pandemia, el fraude electrónico se posiciona como una amenaza.

En la actualidad el mundo del e-commerce está viviendo un auge y un desarrollo sin precedentes. Sin embargo, el fraude en las plataformas de compra online sigue preocupando y suponiendo un reto sobre todo para los negocios más pequeños y para quienes están emprendiendo un nuevo proyecto.

En el contexto actual es relevante saber que, de acuerdo con un informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), hubo 90.000 cierres de pymes solo durante 2020.

En la Argentina, lo que más afectó a las pymes desde el comienzo de la pandemia fue la disminución de la demanda, en el caso del 48% de las empresas encuestadas en la 8° encuesta a Pymes de PwC, y el 36% de las empresas se volcó a la venta online.

En este sentido, y de acuerdo con el análisis de Vesta, plataforma de garantía de transacciones, se presentan cuatro problemas principales que pueden ocasionar el fraude a los pequeños negocios.

Tiempo

La pérdida innecesaria de tiempo que lleva lidiar con el fraude es destacable. Esto es particularmente remarcable si la estafa ocurre a gran escala. Por ejemplo, en cada uno de los casos en los que se está realizando un engaño, el criminal podría estar estafando más veces en distintos momentos y a diversos clientes, todo ello en un corto periodo de tiempo.

Este factor impactará en el promedio de productividad de la empresa además de poder ocasionar pérdidas de dinero.

Costos por contracargos

En el caso de los negocios pequeños, hay que tener en cuenta el gasto que van a suponer los contracargos ocasionados por el fraude. Además de tener que pagar el monto que al cliente le han cobrado de forma engañosa, el emprendedor o empresa es quien deberá hacerse responsable de pagar la comisión correspondiente.

Estafa virtual.

Comisiones

Desgraciadamente, también son los negocios los que tienen que hacerse cargo de las comisiones en caso de fraude. Esto incluso si el reclamo se resuelve a favor de la empresa.

Para comprenderlo mejor, imaginemos que un cliente ha sufrido una estafa realizando la compra en línea de una marca de ropa determinada: es el dueño del negocio quien procederá entonces a reclamar el dinero de esa compra y quien tratará de probar que la actividad llevada a cabo fue fraudulenta. Aunque esta situación finalmente se resuelva a su favor, la empresa no recibirá compensación por la comisión que se le haya cobrado de antemano.

Estos cargos que derivan de las comisiones podrían abrumar fácilmente a los pequeños negocios que cuentan con recursos limitados. Por lo tanto, implementar unas políticas antifraude es siempre una buena inversión, sin importar el tamaño de la empresa.

Riesgo en la reputación

Cuando una empresa se ve envuelta en un tema de fraude, es fácil caer en un riesgo de reputación que ocasione daños en la imagen o en otros campos del negocio. Hay que destacar que una crisis de imagen mal gestionada podría resultar muy cara o incluso demoledora para los pequeños negocios, donde se tiende a valorar mucho las opiniones de otros clientes, y también, por supuesto, para los grandes.

Esta crisis podría tener dos efectos:

?        Los criminales pueden obtener información de los clientes, que además podrán usar nuevamente en el futuro.

?        Los clientes no van a querer comprar o repetir una compra en la tienda online de una empresa que ha sido afectada, arriesgándose a ser sujetos de fraude.

Para profundizar un poco más en el segundo punto, cabe destacar que cuando las personas escuchan la palabra “fraude” sienten una gran preocupación sobre todo cuando va asociada a ciertos negocios particulares. Esto se debe en gran medida a escenarios como el de Equifax breach, que llevó a mucha gente a ser escéptica sobre la seguridad a la hora de gestionar y gastar dinero online.

Cuando se realiza de forma incorrecta, el aumento de los esfuerzos de prevención del fraude causa fricciones en el pago y deja a los clientes desconcertados porque sus transacciones tardan más de lo habitual en procesarse. Por tanto, esto podría acabar siendo un factor decisivo para aquellos clientes que tuvieran dudas sobre si comprar o no online.

Finalmente, es importante tomar en cuenta que el fraude online es uno de los delitos que más ha crecido en la Argentina en los meses que van del año 2021 confirmado la tendencia del último trimestre de año 2020, en el que creció un 116% respecto al año anterior, de acuerdo con el Informe de fraude informático de la Asociación Argentina de Lucha Contra el Cibercrimen (AALCC).

A medida que más y más empresas confían en las plataformas de comercio electrónico para llegar a sus clientes, las transacciones fraudulentas plantean un problema importante para los comerciantes en mercados de Argentina y de todo el mundo.