La pandemia del Covid-19 y los aislamientos obligatorios quedaron atrás, pero los cambios que generaron en el mercado laboral y en los hábitos en el trabajo llegaron para quedarse. Además, la crisis del coronavirus también aceleró algunas tendencias que ya venían registrándose en el sector de manera gradual, principalmente entre las grandes empresas y en los rubros de tecnología y servicios. Un ejemplo de ello es el trabajo híbrido, una modalidad que en la actualidad ofrecen casi todas las empresas.
Los beneficios son múltiples, ya que la flexibilidad es un atributo muy valorado por los colaboradores, lo cual representa una ventaja a la hora de elegir una empresa por sobre otra para trabajar. Así, aquellas compañías que retomaron un esquema 100% presencial y con horarios fijos pueden sufrir una sangría en sus plantillas, ya que los empleados comenzaron a valorar más la posibilidad de trabajar desde sus casas, un café o un espacio de cowork, con horarios que se adapten a sus necesidades.
En paralelo, el trabajo híbrido también representa una ventaja en términos de costos fijos. Muchas compañías abandonaron sus grandes oficinas, con escritorios para cada uno de sus empleados, y adoptaron otros espacios más pequeños, con salones abiertos para realizar reuniones mensuales osemanales, y que les permitan hacer rotar a las personas.
En ese contexto, los espacios de coworking ganaron terreno, a pesar de que durante 2020 y 2021 parecía que este mercado iba a desaparecer. Rápidamente las compañías adaptaron sus esquemas y, en ese marco, los coworks aparecieron como la alternativa perfecta para reunir a los empleados dos o tres veces por semana, con la posibilidad de darles un espacio para trabajar y además ofrecerles la alternativa de hacerlo desde sus casas
Según un relevamiento de Hucap, el 88% de las empresas encuestadas en este 2023 tiene un esquema mixto, un 10% es totalmente presencial y un 2% trabaja 100% de manera remota. Para Natalia Terlizzi, CEO de la consultora, las empresas comenzaron a entender la importancia del salario emocional, a fin de mantener los niveles de motivación elevados. Y, en este sentido, el balance entre la vida personal y laboral es clave.
Ante este boom de demanda que generó el post Covid, los jugadores del mercado de coworkings también debieron transformarse. Muchos tuvieron que sumar oficinas en distintos puntos de la Ciudad de Buenos Aires y en los alrededores, ya que la city porteña también mutó. Además, también debieron ofrecer nuevos tipos de servicios, con alternativas de pago por uso, con membresías que permitan ser usadas por distintos empleados y con nuevos espacios de reuniones para aquellas empresas que solo necesitaban un lugar donde llevar a cabo meetings mensuales o semestrales, por caso.
Ahora, en esta era de nueva normalidad, los especialistas de recursos humanos y los representantes de los coworkings consideran que estos esquemas que mezclan lo presencial con la virtualidad son los que van a reinar en las compañías, tanto las más grandes como las pequeñas, y de todos los rubros.
Uri Uskin, CEO de Hit Cowork, y Gabriel Bucher, director comercial, sostienen que se agregaron más capas de servicio a las propuestas del coworking, y se pensó más en la hospitalidad del espacio. “A partir del 2021 se empezó a notar que las empresas necesitaron flexibilizar sus espacios para adaptarse al trabajo híbrido y remoto”, señalan los representantes de estos espacios de oficinas que poseen sedes en barrios como Belgrano, Palermo, el microcentro y Vicente López, en la provincia de Buenos Aires.
Según los ejecutivos de Hit, el alquiler de oficinas de forma tradicional redunda en mayores costos administrativos y de recursos e inversiones en tecnología, facilities y operaciones. Mientras que, dentro de las oficinas flexibles, los beneficios en términos de costos implican hasta un 20% de ahorro gracias a una economía de escala que facilita mejores costos operativos y de servicios.
WeWork fue uno de los primeros jugadores del cowork en desembarcar en la Argentina, y su propuesta también se transformó a lo largo de los años, principalmente después de las cuarentenas en la Argentina. Rocío Robledo, directora de la compañía, reconoce que el Covid-19 cambió la perspectiva a nivel global y generó una nueva era de trabajo con modelos diferentes.
“Esto cambió nuestra agenda y el manejo del tiempo, así como también nuestro formato de conectarnos a trabajar. Por eso, en la post pandemia buscamos acompañar a los members que ya teníamos y averiguamos cómo adaptarnos a los que llegaron en el último año”, dice la ejecutiva, quien además destaca que en 2022 creció un 19% en cantidad de members (como se denomina a los clientes dentro de la red de WeWork).
“Las empresas buscan un modelo que permita generar rotación o un uso más eficiente de los espacios de trabajo. Hoy cambió el sentido de ir a la oficina”, dice Robledo sobre el nuevo rol de intercambio social y networking que se busca a la hora de convocar a la plantilla a una sala de reunión. Por eso, WeWork adaptó sus productos a fin de atender a corporaciones que trabajan con un modelo híbrido y también a particulares, con sistemas más flexibles que les permite abonar según la demanda, adaptándolo a sus necesidades. “Hay más atención a la salud mental, el tiempo libre y las experiencias, algo que da el trabajo híbrido. Pero a la vez se busca hacer networking y compartir espacios no solo de la propia empresa, sino también con otras personas”, sintetiza Robledo sobre el porqué del boom de los coworkings en la actualidad.
El trabajo flexible dejó de ser de las techs
Esta transformación del mercado laboral impulsó a que nuevos sectores se animaran a esquemas flexibles, remotos e híbridos. Tradicionalmente, este tipo de beneficios corporativos estaba asociado a las grandes multinacionales y a los empleados del sector tecnológico. Sin embargo, en esta nueva era, empresas de todos los rubros se acercan a los coworkings para contar con la posibilidad de trabajar desde distintos puntos de la Ciudad de Buenos Aires con modalidades rotativas.
“Antes de 2020, venían empresas más asociadas a las industrias fintech, innovadoras, pero hoy vienen de todas las ramas -dice el CEO de Hit-. Hay muchas organizaciones de rubros que no consumían estos servicios, como consumo masivo y retail, que ahora miran mucho este modelo”, agrega Uskin, quien cita a firmas como Danone y Farmacity, que son clientes de la red.
“Notamos inicialmente un cambio de muchas empresas que nos escribían para usar salas y no eran firmas acostumbradas a hacer coworking”, dice Matías Caro, socio fundador de Huerta. En ese proceso, las compañías comenzaron a pedir planes flexibles, con el objetivo de hacer rotar al personal entre la semana y organizar solo una jornada al mes en la que todos los colaboradores acuden a una sala de reunión dentro de la red que posee Huerta, distribuida en microcentro y Palermo.
Así, el portfolio de clientes de Huerta se compone de un mix, con entre un 20 y un 30% de empresas grandes, un 40% de pymes y startups que se apoyan en el modelo del coworking para no tener costos fijos, y un 30% de planes individuales, con freelancers, programadores y diseñadores que trabajan 100% remoto para el exterior.
Del microcentro a los barrios residenciales
Los coworkings llevan sus espacios de trabajo hacia donde están los oficinistas. Hace pocos años, ese lugar era el microcentro, con algunos corredores clave de la city porteña, donde los jugadores de real estate entraban en puja por conseguir los mejores lugares. En la actualidad, ese mapa se transformó y se mudó hacia otros puntos de la Ciudad de Buenos Aires y el área metropolitana.
Ahora los cowork apuntan a estar cerca de donde viven los empleados, a fin de evitar un traslado muy grande que va en contra de la propuesta de comodidad y flexibilidad que se valora. Por eso, algunas de las compañías de este segmento sumaron nuevos espacios de oficinas y se están expandiendo, principalmente en la zona norte del Gran Buenos Aires. “La demanda se trasladó del microcentro a otros lugares, acercándose a los barrios, con oficinas más chicas y contratos más cortos.
Ahora se piensa a la oficina con un modo social y colaborativo, con open space, livings, etcétera”, dice Uskin, de Hit. En esta línea, Caro, de Huerta, detalla que la primera zona en la que se recuperó la demanda fue en Palermo, a fines del 2021, mientras que la del microcentro tardó más en retomar la ocupación total. Ahora, el principal desafío en el microcentro es la cantidad de lugares disponibles.
“Se liberaron muchas oficinas y tenemos que competir con precios muy baratos por metro cuadrado. Por eso apuntamos al cliente que entiende el beneficio de estar en un cowork, con muchos menos costos que una oficina fija”, sintetiza Caro.