Para mantener a flote a Georgalos, vendió su marca insignia: Mantecol. El postre de maní, cuya receta tenía origen en la cocina griega (Miguel había aprendido el oficio de su padre en Estambul y se había desarrollado en Polonia), no solo tenía un poder sentimental importante como origen de la compañía familiar, sino que representaba alrededor del 35% del negocio (y era el líder indiscutido -y prácticamente el único jugador- de esa categoría). Por US$ 22,5 millones pasó a manos de Cadbury Stani. Pero, para el consumidor, Mantecol siempre quedó relacionada a Georgalos.
Veintiún años después, el sobrino de Juan Miguel y nieto de Miguel, Miguel Zonnaras, anunció el momento más anhelado por toda la familia y la organización: la recompra de Mantecol, una operación que llevó más de un año de procesos aunque, como admite Zonnaras, la intención de recompra estuvo desde el día después de la venta. Un hito para una empresa argentina que recorrió un largo camino desde los primeros postres que hizo Miguel.
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Georgalos factura más de $ 10.000 millones y tiene en su portfolio marcas como Flynn Paf, Nucrem, Namur, Tokke, Full Maní, Flow Cereal y, desde el año pasado, Toddy y Zucoa (estas últimas dos se las compró a PepsiCo el año pasado). Con la adquisición de Mantecol sumó también Bazooka, Jirafa, Lengüetazo y Palitos de la Selva, y una planta en Victoria con 600 trabajadores, a los que mantendrá, y así elevará su dotación a 1.800 trabajadores (entre los nuevos, los contratados y los 1.000 que ya tenía).
Georgalos ya poseía seis plantas: una en La Rioja, de polvos achocolatados para Toddy y Zucoa; una en San Luis, donde se hacen los envases flexibles; una en Buenos Aires, de cereales para desayuno (de cuando adquirió General Cereals en 2014); y tres en Río Segundo, Córdoba, de las cuales una es de golosinas y las otras son de maní (acopio, pasta y procesamiento).
Fueron momentos muy difíciles los que tuvo que transitar mi tío. Quizá le hubiese resultado mucho más fácil vender la empresa y no jugársela por la venta de la marca. La historia de hoy la estamos pudiendo contar gracias a esa decisión, asegura Zonnaras, presidente de la compañía familiar.
Luego de la venta de Mantecol, y para aprovechar la capacidad instalada de Georgalos, la empresa comenzó una relación de cooperación industrial con la alimenticia Kraft, a la que le producían algunos de sus productos y marcas.
Pero las fusiones y adquisiciones del mundo empresarial trajeron una sorpresa con la adquisición de Cadbury por parte de Kraft y la creación, en 2012, de Mondelez, que entonces se convirtió en la dueña de Mantecol. Georgalos continuó su relación comercial con la compañía, a pesar de que en algunos negocios eran competidores -en 2008, cuando
se venció la cláusula que les impedía competir en el mercado, habían lanzado Nucrem-. Con esta relación lo que hubo fue un poder de insistencia y de permanente puesta arriba de la mesa sobre la posibilidad de devolvernos esta marca y este producto que para nosotros es un ícono cultural dentro de la empresa. El 8 de julio, con la firma, fue un día histórico, cuenta Zonnaras. Debido a un acuerdo de confidencialidad firmado entre ambas organizaciones no se conoce el monto de la operación y no pueden revelarlo.
-¿Cuándo empezó el proceso?
-Desde el comienzo de la relación con Kraft siempre les manifestamos la expectativa de que algún día íbamos a recomprar Mantecol, lo mismo a Cadbury. Todos los días. Pero el trabajo fuerte de esta operación fue en los últimos 12 meses.
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