Su pasión por la fotografía inició casi por casualidad. Su familia tenía un negocio de fotografía a la calle, donde se revelaba y se tomaba la típica foto de DNI. Entre luces, máquinas, rollos y revelados, Sebastián Israelit, de 49 años, encontró lo que con el tiempo se convertiría en su profesión.
Empecé sacando fotos de sociales. Yo solo trabajaba en un local de fotografía, no era fotógrafo. Ahí descubrí mi vocación, dice, quien hoy cuenta con un estudio renovado y pensando para recibir a los clientes que confían en él para hacer las fotos de sus packagings y campañas.
Su abuelo materno, Simón, fue quien sentó las bases de ese local donde tomaba fotos desde bautismos hasta para celebrar el primer año; aunque la explosión de ese espacio se dio con la llegada del voto femenino.
Tenía filas y filas de mujeres que se acercaban al local para tomarse la foto carnet para el DNI y así poder votar, recuerda.
Muchos años después de aquel suceso, su nieto Sebastián le dijo que sí a la propuesta que cambiaría su vida por completo. Un amigo necesitaba un fotógrafo para la inauguración del shopping Alto Avellaneda y él era el elegido. Corría 1995 y todavía faltaba mucho para que se transformará en el fotógrafo que es hoy en día. Quería hacer algo diferente, por eso empezó la búsqueda de una fotografía más artística. Quería aprender y ser distinto. Empecé de abajo y terminé llevando mis fotos a Shangai, confiesa.
En esa búsqueda, Israelit empezó a tomar fotografías para libros de gastronomía de la mano de Ernesto Sandler, pionero y creador de la señal Utilísima, donde estuvo al servicio de los grandes nombres de la cocina, y así se hicieron más de 40 libros, los cuales le dieron varios Gourmand Awards, en los años 2005, 2009 y 2013, que premian a los mejores libros de cocina de nivel mundial.
Entre 1994 y 1995, realizó, junto a Econo (que años más tarde sería Vea), lo que fueron los primeros catálogos de supermercado. Trabajaba en en producción de TV y dejé todo por ese trabajo. Renuncié para tomar un rubro que desconocía y en el que no sabía que iba a pasar. Un verdadero salto de fe, el inicio de un gran camino. Trabajé más de 25 años en ese rubro, agrega.
Reconocido por mantener largas y fructíferas relaciones con sus clientes, ha trabajado con marcas de la talla de Standard Bank, hoy ICBC (empresa con la que continúa trabajando); Gancia, que lo contrató en 2007 para recorrer 11 países de Europa y Asia para generar contenido y hacer campañas con su producto; y Unilever, que lo contrató para tomar fotografías de los packagings de productos como Knorr y Hellmann's.
Coca-Cola, Sprite, Cepita, Mazola, Natura, Avon, Nieto Senetiner, Salentein, Trapiche y CRX vieron después y confirmaron que Israelit es el niño mimado de las grandes marcas y que está preparado para encarar cualquier idea o producto. Grupo Edrington, productor del whisky escocés The Macallan, e IBM son otros de los de los clientes que se encuentran entre su portfolio y con los que también forjó una duradera y creativa unión.
Soy un artista en autoconstrucción. Uno construye una marca de sí mismo y ese trabajo se hace todos los días, mostrando y posicionado todo lo que hacés, dice el hombre que, como cada uno de sus clientes, venden lo que mejor sabe hacer: destacar y hacer brillar productos y marcas.
"Con el tiempo se convirtió en el fotógrafo de gastronomía más importante del país, destacándose por su creatividad y profesionalismo. Hoy su trabajo es requerido por clientes de todo el mundo, lo que lo continúa posicionando en el rubro."
Para hacer brillar a sus clientes, Sebastián renovó por completo su estudio con la última tecnología en fotografía y gastronomía. En este espacio, se pueden filmar comerciales y videos con influencers, ya que cuenta con una cocina nueva con hornos freezers anafes a gas y eléctrico, ideado para producciones gastronómicas. Además, cuenta con elementos y fondos varios para poder darle a los productos que le tocan fotografiar, el mejor ángulo.
Descubrí, hace poco, una frase que resume mi trabajo y que dice que el 'sabor es el goce de la mirada'. Es ahí donde voy, concluye el hombre que le pone imagen a los aromas.