Es una de las carnes más consumidas por los argentinos, y llegó el momento de su revancha, la oportunidad de robarle un mordisco al negocio de las hamburgueserías en el mundo del fast food, algo que se sostiene no sólo por la preferencia del paladar sino también del bolsillo, ya que valor del ticket promedio de uno de estos combos suele ser más económico.
El pollo aún no dio todo su potencial, dice, rotundo, Francisco Bazán, director de expansión del grupo DG, al referirse a la nueva apuesta gastronómica con la que la compañía, dueña también de las pizzerías Kentucky, desembarcó hace menos de un año en el país: Chicken Chill, la primera cadena local de comida rápida que tiene al pollo frito -y grillado también- como absoluto protagonista.
El mercado del pollo frito está en alza, y a pesar de que el argentino promedio tiene una tendencia a la carne vacuna, es un producto que gana cada vez más espacio. Tal es así que todas las clásicas hamburgueserías hoy tienen una opción de sándwich de pollo en sus cartas. Es un segmento que está en desarrollo y nadie quiere dejar de ofrecerlo como alternativa, añade Bazán, que anuncia un ambicioso plan de expansión para la nueva marca. El primer local abrió sus puertas el año pasado en la esquina de Corrientes y Libertad, en el Theater District, una zona donde el grupo DG tiene presencia con otras marcas como Kentucky, la neoyorquina Sbarro y ahora también Puny, el nuevo refugio de la cocina italiana de la calle Corrientes.
La apertura de Chicken Chill llegó, además, para competir en el mercado frente a un gigante internacional. Por eso, el proceso de expansión trazado es agresivo, con el objetivo de alcanzar un total de 25 sucursales en un período de cinco años.
El público que tiene el pollo es variado, y según la experiencia hasta ahora, en el horario diurno consume gente entre los 25 y 50 años, como una opción de almuerzo rápido y, a pesar de ser fast food, opciones más saludables, ya que la propuesta incluye al pollo en su versión grill: menos calorías, menos grasas y de más fácil digestión.
Entre los combos preferidos están el Crispy chill: un sándwich de pollo crispy con tomate, lechuga y queso cheddar, ideal para el mediodía, y el sandwich Crispy bacon: con panceta, queso cheddar y pechuga de pollo crispy.
Por fuera de los sándwiches, el producto estrella es el Strip de pollo, en forma de bastones crujientes por fuera con doble cocción. Con el correr de los meses, y el pedido de la gente, desde hace unos meses se sumaron las famosas alitas para completar la oferta.
La clave es ofrecer productos premium, por eso nuestro lema es 'el verdadero sabor del pollo'. Nos centramos en la frescura y la calidad de la materia prima con la que trabajamos. Conocemos el gusto del público argentino, sus exigencias, sobre todo cuando se trata de carnes, y buscamos cumplir con esas expectativas cuando vienen a Chicken Chill, asegura Bazán.
-¿Apuestan a las franquicias para crecer? ¿Cuánto hay que invertir para operar un local?
Sí, el formato franquicia está disponible. Es una manera exitosa de ampliar la marca y la industria. Tenemos mucha experiencia en el proceso de franquiciar locales [el grupo DG cuenta con más de 100 locales en todo el país entre las diferentes marcas] y los resultados son exitosos. Con respecto a la inversión, aproximadamente, ronda en los U$D 100.000.
-¿Cuál es el tiempo de recuperación de la inversión?
-El tiempo de retorno es de unos 24 meses en promedio.
-¿Cuánto cuesta hoy un combo?
-Nuestros combos se consiguen a partir de los $2200, que incluye sándwich de pollo frito (lechuga, tomate y queso cheddar) acompañado por papas y gaseosa mediana.
-Hay una tendencia en instalar el concepto de fast food más saludable. ¿Cómo?
-A diferencia de otros competidores, nosotros ofrecemos las mismas propuestas de los combos de pollo frito, pero en su versión grill. Damos una opción muy saludable de cara a la audiencia que busca esta clase de productos.
-La avenida Corrientes es una aliada del Grupo DG en las nuevas aperturas. ¿Por qué?
-Corrientes es una de las avenidas más emblemáticas de la ciudad de Buenos Aires. Tal vez el epicentro de nuestro país, un emblema para la gastronomía, el turismo, las atracciones teatrales, las actividades culturales y otros paseos. Es la calle porteña por excelencia, donde nuestras marcas tienen la libertad de crecer y ofrecer un servicio de primera categoría a todos los que concurren por el microcentro. Brinda un espacio único para desarrollar nuestros emprendimientos y el crecimiento de los mismos. La diversidad que ofrece la avenida Corrientes es un potencial que, entendemos, se ajusta a la perfección a nuestra propuesta de gastronomía.
-Rojo, blanco y amarillo. Colores vibrantes y marquesinas de molde XL. ¿Cómo se definió la estética de la marca?
-Se realizó un proceso interno de gestación de marca donde se pudiera destacar desde el logo, el nombre, el packaging y todos los elementos de comunicación que la marca tiene. El resultado nos dejó muy contentos. Hoy toda la experiencia visual se puede ver desde la redes sociales, vía pública y la visita a nuestros locales.