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Negocios

El impacto de la normalización cambiaria en la competitividad, el empleo y las exportaciones de la Economía del Conocimiento

Nicolás Della Vecchia

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Las medidas que alivian el cepo mejoran la previsibilidad, permiten retener talento y apuntalan la proyección internacional de uno de los rubros con mayor potencial productivo del país.

15 Abril de 2025 16.25

La flotación entre bandas y la relajación de las restricciones cambiarias generan señales positivas para las empresas de la Economía del Conocimiento. La eliminación parcial del cepo y la posibilidad de pagar salarios en dólares abren un escenario más estable, con impacto directo sobre la competitividad, la generación de empleo y la capacidad exportadora.

La "Encuesta de Perspectivas 2025" de Argencon, publicada en marzo, reflejó con claridad el interés del sector: las compañías apuntaron a la salida del cepo como el principal factor que puede apuntalar sus negocios. Y en ese sentido, las medidas tomadas en el marco del nuevo Programa Económico marcan un cambio de rumbo que entusiasma.

Las empresas valoran el nuevo esquema cambiario porque les permite operar con mayor previsibilidad y proyectar inversiones a mediano y largo plazo. El objetivo está claro: recuperar el protagonismo que el sector tuvo a nivel global y escalar en volumen de exportaciones, que hoy representan el 9,2% del total nacional, con más de US$ 8.000 millones, según datos oficiales. Ese número, incluso, creció un 15,5% en 2024.

 

Más competitividad y menos rotación

 

La flotación administrada mejora el precio de los servicios exportables, una variable clave para ganar mercados. La posibilidad de arbitrar entre bandas le permite al sector ofrecer productos más competitivos. Pero el tipo de cambio no es lo único que miran las empresas. La estabilidad macroeconómica también pesa, y mucho.

En la última década, Argentina perdió terreno en la escena internacional. Según la OMC, su participación en las exportaciones globales de servicios basados en conocimiento cayó de 0,37% en 2010 a 0,25% en 2023. En América Latina y el Caribe, el share nacional bajó del 17% al 13%. Con reglas claras y previsibilidad, un objetivo posible para la próxima década es alcanzar los US$ 30.000 millones de exportaciones.

La competitividad también se vincula con lo que pasa adentro de las empresas. En los últimos años, el cepo y la imposibilidad de pagar sueldos en dólares provocaron una alta rotación laboral. Muchos profesionales optaron por trabajar en modalidad freelance, cobrando en el exterior. Esa fuga de talento impactó de lleno en el capital intelectual de las firmas locales y elevó los costos.

La normalización cambiaria permite recuperar esa estabilidad. Poder pagar salarios competitivos en moneda dura achica la brecha frente a otros países de la región como Colombia, Uruguay, Costa Rica o Brasil, que ofrecen mejores condiciones para retener talento. La mejora en la dotación de personal impulsa ciclos de aprendizaje sostenidos, eleva la capacidad técnica y mejora la respuesta frente a demandas más complejas.

 

Un ecosistema con más potencial global

 

La estabilización del mercado de cambios es clave para que se radiquen nuevas inversiones, se firmen contratos de largo plazo y se abran centros globales de operaciones en el país. Son decisiones que exigen certidumbre en costos y reglas de juego claras.

Desde Argencon consideran que la progresiva mejora macroeconómica puede convertirse en un impulso decisivo para fortalecer al sector. Las oportunidades para las empresas de software, servicios profesionales, industria audiovisual, biotecnología y otras ramas son concretas si logran mantenerse competitivas.

El desafío ahora pasa por consolidar una política que garantice reglas estables y facilite la expansión. Si eso se sostiene, las empresas argentinas podrán proyectarse con más fuerza en el mundo y, a la vez, empujar el desarrollo de las cadenas productivas locales con mayor calidad técnica y valor agregado.

 

 

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