El etiquetado de viviendas es un instrumento que permite medir la eficiencia energética de un edificio; de esa forma sus habitantes podrían calcular a priori sus gastos en servicios y minimizar su impacto medioambiental.
Para 2040, se estima un aumento del 30% en la demanda mundial de energía. En vista a estas proyecciones, los países persiguen la eficiencia de diversas maneras. Una de ellas es el rotulado de inmuebles, un tema prácticamente nuevo para el común de la gente en la Argentina.
"Esta etiqueta es algo ya empleado en otras industrias desde hace muchos años. Un claro ejemplo son los fabricantes de electrodomésticos. Desde hace tiempo mide la eficiencia de sus productos", explica Pablo Rodríguez Acevedo, asociado del estudio Vanguarq.
Al trasladar ese principio a los Bienes Raíces, los potenciales compradores de una vivienda podrían saber cuánto necesitarán para mantenerla desde el punto de vista de su consumo de electricidad y gas.
Es importante recordar que todo tipo de generación de energía implica un coste ambiental. Este es mayor cuando su producción es por medio de combustibles fósiles pues lanzan gases de efecto invernadero al hábitat. Un dato poco conocido es que el 12% de la emisión mundial de carbono pertenece a la construcción. A su vez, esta industria consume el 40% del total energético.
En la Argentina, 70% de la generación eléctrica proviene de centrales térmicas por medio de la quema de combustible fósil no renovable. Ante este panorama, es necesaria la creación de criterios de eficiencia en los códigos de edificación. Otro detalle interesante es que el segmento residencial local es el segundo consumidor a nivel nacional.
"Basarse en el etiquetado de vivienda sería, por ejemplo, hacer arquitectura aislando la obra de la temperatura externa, del calor como del frío. En consecuencia se construirían propiedades que consumen poca energía pues están fundadas en un acondicionamiento racional", resalta Fernando Stal, asesor Técnico de Sistemas de placas de cemento y yeso en Departamento Técnico de Durlock.
Descarbonización
En el Foro Green Building'24, los edificios de consumo neto cero emergieron como una estrategia para mitigar los efectos de la crisis climática. Estos inmuebles reducen tanto el impacto ambiental como también contribuyen de forma activa a la descarbonización. Se minimiza así la huella de carbono de la actividad.
"El etiquetado de viviendas busca el empleo de la menor cantidad de energía de la manera más eficiente. No es solo poner un rótulo. Es reducir ese consumo considerando al inmueble en su conjunto: sus materiales, el sistema de edificación, sus aberturas, cubiertas, ventilaciones, etc.", advierte Rodríguez Acevedo.
Por ese motivo puede ser un instrumento de decisión a la hora de adquirir o rentar una propiedad. "Es una herramienta que puede ayudar de modo sencillo al decidir el alquilar o comprar una vivienda. A través de ella cualquier persona puede conocer cuán confortable es térmicamente tanto en verano como en invierno, y cuánto consumirá para climatizarse", indica Silvina López Planté, gerente de Relaciones Institucionales de Saint-Gobain.
Sin duda, es un cambio de paradigma en la forma de pensar y considerar los inmuebles nuevos y usados. "A nivel local, estamos muy atrasados en el tema. Se sigue construyendo a la manera tradicional [ladrillo y hormigón] que no cumple con el aislamiento térmico. Sería preferible utilizar otras metodologías como la steel frame", señala Fernando Stal. Este método consiste en acero con elementos térmicos dentro del muro [ lana de vidrio, poliéster o eps]; y luego placa de yeso en el interior y cementicia en el exterior.
En Europa, este rotulado es obligatorio. Las propiedades se encuentran clasificadas por nivel de consumo de energía en cualquier inmobiliaria de Francia o Gran Bretaña. Asimismo, desde 2016, las viviendas nuevas en el Reino Unido debe ser etiqueta A. Para alcanzar ese rango no debe consumir anualmente más de 15 kilovatios por metro cuadrado.
España
Al igual que el resto del continente, España emplea desde 2014 el método de evaluación de sostenibilidad Level. Este procedimiento está enmarcado dentro del Pacto Verde Europeo en neutralidad climática para 2050. También está alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenibles. Esos parámetros evalúan desde el diseño hasta el fin de la vida útil de una unidad.
En cuanto a las viviendas previas al 2000, la normativa difiere entre los distintos miembros de la Unión Europea. Alemania implementó un plan de renovación de todas sus aberturas. Así pasarán del doble vidriado, que se usa desde la década del 50, a uno triple. Para esta adecuación otorga créditos blandos a 10 o 20 años.
"Otro elemento a considerar es que a las paredes levantadas de acuerdo al sistema húmedo de construcción se las debe revestir con elementos como lana de vidrio y luego utilizar placas de cemento por fuera y por dentro. Este proceso les proporciona aislación", marca el asesor de Durlok.
El etiquetado de viviendas es similar al de los electrodomésticos. El nivel A se obtiene cuando se logra la mayor eficacia, y así hasta llegar al G que es el rango más bajo. En resumidas cuentas es un certificado que califica una casa, un condominio o edificio en una escala de siete letras y colores. Estas categorías se asocian a los rangos del Índice de Prestación Energética de (IPE).
En tanto, el IPE refleja el requerimiento teórico de energía primaria para calefaccionar en invierno, refrigerar en verano, calentar el agua sanitaria e iluminar durante un año y por metro cuadrado. Los factores que integran este indicador se ponderan a través de un aplicativo de la Secretaría de Energía cuyo proceso se rige por la norma IRAM 11900.
Actualmente, ese rótulo se utiliza solo para residencias. No se aplica para comercios, oficinas o industrias. Los expertos consideran esta disposición como errónea pues un shopping demanda más energía para calefaccionar, refrigerar o iluminar que una casa.
Aislamiento
En esa etiqueta inciden características como: geometría; orientación; si cuenta con protecciones solares; los sistemas constructivos; la calidad y estado de las aberturas; la eficiencia de su calefacción, refrigeración y calentamiento de agua, y si posee instalaciones de energías renovables.
"Si a una vivienda de 100m2 ubicada en una región ni tan calurosa ni tan patagónica se le cambia la disposición respecto a la mejor orientación de los vientos, se puede ahorrar como mucho 12% en energía empleando el aplicativo del etiquetado. Ahora si utilizo aislación térmica en sus muros conseguiré aumentarlo a 60%, agregando doble vidrio se le suman 5 o 6 puntos. Entonces, se puede pasar de la letra G a una C", detalla López Planté.
Según el Foro Green Building'24, las ventanas y vidrios de alto rendimiento son uno de los elementos clave en este proceso. Proporcionan aislamiento térmico y acústico, mejoran la eficiencia energética al reducir la pérdida de calor y optimizan el uso de la luz natural. "Podríamos comprarlas con una heladera de motor inverter. Reducirá el consumo energético siempre y cuando esté bien cerrada su puerta", acota Rodríguez Acevedo quien es también profesor titular de la Universidad de Palermo (UP).
En este tema, lo importante es que la construcción posea el grado de aislamiento adecuado. Por eso la importancia de los materiales y el sistema constructivo a emplear.
En ese sentido la UP desarrolló junto a Durlock y al fabricante de eps Estisol un panel que recubre por fuera a las casas. La unión de las placas cementicias y el eps crean una faja térmica.
"En la actualidad, el 98% de los edificios horizontales construidos hasta hace dos años atrás no cumplen con la valoración K menor a 1", observa el socio del estudio Vanguarq. Cabe destacar que este valor representa la conductividad térmica de un material y mide su capacidad para transferir el calor. Cuanto menor es ese parámetro más superior es el aislamiento.
El Programa Nacional de Etiquetado de Viviendas (PRONEV) fue creado en 2023 por la Secretaría de Energía. Su objetivo es implementar un sistema unificado de etiquetado de viviendas para todo el país. Hasta el momento, se adhirieron a él 12 provincias y las dos que ya contaban con leyes y normativa sobre el tema.
Santa Fe
Por su parte, Entre Ríos, Mendoza, Río Negro y Tucumán cuentan con legislación al respecto, pero aún no fue reglamentada.
Santa Fe es precursora en esta certificación. "En cierto modo, Rosario es la que tracciona a todo la Argentina. En los folletos de venta de varios emprendimientos de propiedad horizontal figura que etiqueta de eficiencia poseen", comenta Silvina López Planté.
Al mismo tiempo, la legislatura santafesina determinó que a partir del 2027 no se podrán vender viviendas con un rotulado menor a C. "A tal efecto, en Esperanza, las viviendas nuevas deberán contar, en enero próximo, obligatoriamente con un nivel E. Dependiendo del etiquetado obtenido, el emprendimiento obtendrá beneficios en el costo del permiso de obra", revela la gerente de Saint-Gobain.
La ciudad autónoma de Buenos Aires realizó una prueba piloto. Fue organizada en conjunto por la Agencia de Protección Ambiental (APrA) y la Secretaría de Energía de la Nación. Su ejecución estuvo a cargo de la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura (FCEIA), de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).
Buenos Aires aprobó en 2003 la Ley 13059 para regular la calidad térmica y energética de todo edificio haciendo de cumplimiento obligatorio un grupo de Normas IRAM. Su normativa salió en 2010. El municipio de Olavarría fue el primero en adherirse mediante una ordenanza.