Conquistó América y el mundo vistiendo la camiseta de Boca, sin embargo, el Flaco - apodo por el cual es conocido- no se conforma con eso y va por más. Ahora, el histórico jugador Xeneize suma un nuevo capítulo a su vida con la presentación de su línea de vinos Último Hombre, con la idea de hacerse un nombre dentro del competitivo mercado vitivinícola argentino.
En este ping pong de preguntas y respuestas con Forbes Argentina, el Flaco Schiavi confiesa que el nombre y la etiqueta, que representan al 100% lo que fue como jugador, surgió luego de varios meses de trabajo junto a su mujer y una empresa mendocina. “Creo que fue lo que más tardó para que quedara un vino que me identificara con el nombre”, revela.
Para estar a la altura del negocio, el exjugador de Boca -que eligió Valle de Uco (Mendoza) para lanzarse con su proyecto -aprovechó “la pandemia para leer y hacer varios cursos” vinculados a la industria y a los procesos de elaboración del vino. De todos modos, reconoce que todavía tiene “muchísimo por aprender y explorar”.
Sus productos se pueden conseguir en la tienda online y las principales vinotecas del país. La línea, a cargo del enólogo Gonzalo Mazzotta, está compuesta por un Malbec 2018 de Paraje Altamira; y un Blend compuesto por 65% Malbec, 25% Cabernet Sauvignon y 10% Cabernet Franc. Pero se vienen novedades...
Un breve ping-pong con Forbes
¿Por qué se te dio esta idea de lanzar "Ultimo Hombre"?
Siempre me gustó tomarlo, siempre me gustó compartir el vino estando con amigos y familia. Al principio iba a ser como un hobby de tener mi propio vino, mi propia marca. Y bueno, ya después me gustó, me gustó lo que había hecho, me gustaba la etiqueta. Entonces decidí ir por más.
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¿Con quién te asociaste?
Es un proyecto mío, propio, personal. Estoy solo. Como te digo, es un sueño que tenía de tenerlo y por eso me decidí a encararlo.
¿Por qué elegiste Mendoza?
Elegí Mendoza porque sé que ahí están las mejores uvas y hay gente conocida. Por eso me decidí por Mendoza, por Valle de Uco. Creo que es la mejor zona y por eso también lo rico del vino.
¿Cuántas horas le dedicás por día a este emprendimiento?
Le dedico bastantes horas porque estoy metido en la venta, en la distribución. También me encargo del llamado a las vinerías y restaurantes para mostrar los vinos y que la gente conozca el producto que estoy haciendo. La verdad estoy muy contento por la aceptación está teniendo, y me gusta esto de poder compartir con gente que por ahí uno habitualmente no tiene la posibilidad de charlar. Estoy re metido.
¿Siempre fuiste un amante del vino?
Siempre me gustó el vino. En mi casa toda mi familia toma vino. Mi papá desde siempre, con su damajuana entre las piernas para todos los mediodías y la noche. Hasta el día de hoy, sigue tomando de vino al mediodía y a la noche. Así que imagínate que lo de tomar vino viene desde la cuna (risas). No nací tomando vino, pero ya a los 17 tomaba vino con soda con mi papá, como se toma allá en Lincoln.
¿Qué es lo que más te motivó a la hora de llevar a cabo el proyecto?
Lo que más me motivó creo que fue esto de tener algo propio, de poder compartirlo con mis amigos, con mi familia, de que sean parte de esto. También, de que el día de mañana mis hijos puedan seguir mi legado, seguir teniendo el vino, la marca. Creo que eso también me motivó.
Y como te digo, al gustarme tomar vinos, poder llevarlo a cualquier lado, a cualquier parte del mundo, creo que es lo más lindo que hay.
¿Cómo te instruiste para formar parte del negocio y conocer más de cerca todos los procesos?
En época de pandemia hice un par de cursos. Me gusta mucho leer sobre el tema. Obviamente que tengo muchísimo por aprender y por explorar sobre este mundo que es el vino, que es hermoso. Lamentablemente la pandemia no me dejó opciones de viajar, de estar en el armado, en la elección de la uva. Eso fue un poco una contra que no me gustó. Por suerte tengo a Gonzalo Mazzotta, que es el enólogo, que hizo un laburo bárbaro y le expliqué lo que quería desde el vino y lo sacó al toque.
¿El nombre se te ocurrió a vos?
El nombre se nos ocurrió en conjunto con una empresa de Mendoza, mi señora y yo. Empezamos y estuvimos como seis u ocho meses para armar el nombre y la etiqueta. Creo que fue lo que más tardó para que quedara un vino que me identificara con el nombre, con la etiqueta. Fue lo más pensante de todo. La verdad es que estoy muy contento con el nombre, con la etiqueta y con los vinos. Con todo el trabajo que se hizo.
¿Qué feeback recibiste de los que son tomadores de vino? ¿Hubo buena recepción?
La verdad es que sí, hubo una devolución muy buena en todos los vinos. Es más, ahora saqué un Chenin Blanc y un Cabernet Franc, en un momento que nadie lo esperaba, y a todo el mundo les encantó. Y bueno, eso también me motiva a seguir creciendo, a seguir apostando e invirtiendo.
No tuve la suerte de probarlo... ¿Es suavecito o áspero como vos en la cancha?
(Risas). Es un vino muy agradable en boca. Lo tenés que tomar. Te va a gustar mucho. Es de guarda, de 16/18 meses en barricas de roble francés. Estamos en la mejor zona de Mendoza, que es el Valle de Uco. Es un vino suave que se deja tomar.
