Surf, naturaleza, mar y campo. El sur de Mar del Plata, y específicamente Chapadmalal, se destaca con una impronta propia que la convirtió, especialmente después de la pandemia, en un destino en sí mismo, con cada vez más desarrollos e interesados en invertir para visitar o, incluso, vivir de forma permanente.
Según el censo de 2010, apenas 4.100 habitantes permanecían todo el año en "Chapa". Ahora se habla que ese número superaría cómodamente los 10.000. Muchas veces se la compara con la uruguaya José Ignacio, y lo cierto es que está de moda con una oferta cada vez más premium, ideal para quienes buscan tranquilidad a pocos minutos de una ciudad grande llena de servicios como es Mar del Plata.
Desde la Avenida 515 y a lo largo de la ruta 11, en la primera línea del mar, se ve cada vez más crecimiento, con nuevos cafés, cervecerías, restaurantes, desarrollos hoteleros e inmobiliarios. La zona de Playa Chapadmalal es la más buscada, donde están los balnearios Luna Roja, El Calamar Loco y Cruz del Sur, y muy cerca de La Estafeta, con la mayor actividad comercial.
Según Manuel Ladanaj, titular de la inmobiliaria Robles Casas & Campos, este crecimiento responde a múltiples factores, desde el cambio en las preferencias habitacionales hasta el impulso de las inversiones en la zona: "Lo que vemos es que cada vez más personas buscan vivir en entornos tranquilos, cercanos al mar y con espacios naturales. Chapadmalal ofrece playas menos concurridas que las del centro de Mar del Plata, lo que lo convierte en un destino atractivo tanto para inversores como para quienes buscan un cambio de vida".
La pandemia generó un cambio de mentalidad en muchas personas que comenzaron a priorizar la calidad de vida y los espacios abiertos. Otro factor que alimentó el crecimiento de Chapadmalal es el auge de los deportes al aire libre, como el surf, que atrae a una comunidad joven y activa. "Después de la pandemia, la demanda de terrenos y casas en la zona creció notablemente. La gente busca viviendas con terrazas, jardines amplios y contacto con la naturaleza", afirma el bróker, quien también destaca que el impulso turístico también contribuyó a sumar visibilidad.
El desarrollo de emprendimientos inmobiliarios y comerciales fue clave para la consolidación del área. "Cada vez hay más hoteles, restaurantes e incluso proyectos sustentables, lo que hace la zona más habitable y atractiva. Además, si bien los precios subieron, siguen siendo más accesibles en comparación con otras localidades costeras consolidadas", señala el empresario.
Así, en los nuevos desarrollos los lotes están en un promedio de US$ 100 el metro cuadrado, mientras que fuera de los barrios privados se encuentran propiedades entre los US$ 70 y US$ 95 por metro cuadrado. "El que compra en esta zona hace una buena inversión, porque los valores se mantienen firmes y tienden a subir con el tiempo", analiza Ladanaj.
Viviana Yacoub, presidente de Yacoub Real Estate & Developers, destaca que este fenómeno empezó hace 15 años y hoy ve sus frutos. "Desde el año 2015, por ejemplo, se incrementó la venta de terrenos y construcción, se poblaron muchísimo los barrios Playa Los Lobos y La Paloma, elegidos para vivienda permanente, y desde allí comenzaron a trabajarse los terrenos de mayor superficie para quienes construyen hospedajes o complejos habitacionales", comenta la referente de la inmobiliaria que hoy tiene más de 50 inmuebles en cartera, entre lotes y viviendas, en la zona. "Ya desde 2023 el crecimiento del mercado fue exponencial", indica Yacoub, quién adelanta futuros desarrollos en la zona y, conforme a este crecimiento, la empresa está terminando una remodelación de su sucursal en Mar del Plata para dar atención a esta demanda.
Quiénes eligen Chapadmalal
Con los años la zona se fue poblando cada vez más. Y el perfil de los compradores fue evolucionando, aunque hay una clara tendencia: "Mayormente son familias jóvenes o parejas que buscan tranquilidad y contacto con la naturaleza, sin alejarse demasiado de la ciudad. Buscan áreas residenciales con lotes grandes, y donde estén cerca de playas menos concurridas, donde puedan estar tranquilos", explica Ladanaj.
En cuanto al origen de los interesados, predominan los compradores de Buenos Aires, especialmente de la zona norte y de Capital Federal, aunque también hay interesados del interior del país y de Mar del Plata misma.
"Si hablamos de los últimos 10 años, en 2017 hubo una explosión importante a partir de la aparición de los créditos UVA que movilizó todo el sector, después llegó la dura etapa de pandemia, que generó oportunidad y cambios de paradigmas, y puso a diferentes sitios en la vidriera para la compra y ventas de propiedades, debido al éxodo de matrimonios jóvenes y familias que se afincaron en la zona del partido de General Pueyrredón y en localidades de la costa", explica Yacoub y menciona que la reaparición de los créditos hipotecarios también podría traer viento a favor en Chapadmalal.
Y si bien Chapadmalal sigue dependiendo en gran medida de los servicios de Mar del Plata, su desarrollo progresivo hace prever que contará con su propia infraestructura en el futuro. "Por ahora, los servicios esenciales como colegios y hospitales están en Mar del Plata, pero la proyección es que la zona se siga desarrollando y tenga su propia oferta", indica Ladanaj.
Nuevos proyectos
En Chapa hay barrios ya establecidos, como el tradicional Marayuí Country Club, con una cancha de golf de 18 hoyos inaugurada en 1985. Sin embargo, los desarrolladores nuevamente pusieron el ojo en la zona y recientemente se hicieron dos grandes anuncios que prometen traccionar más interesados en invertir en la zona.
El lanzamiento más reciente es el de Espatolero y Lorenzo Desarrollos Inmobiliarios con Pueblochapa, un desarrollo urbanístico que fusiona la vida de campo con la cercanía al mar y se distingue por integrar en un mismo proyecto un barrio privado con distintos tipos de lotes, un pueblo con servicios premium y viñedos que contribuirán a la consolidación de la "ruta del vino atlántico". En total, el emprendimiento abarca 110 hectáreas y está diseñado para ofrecer un estilo de vida sereno, sustentable y conectado con la naturaleza.
"Chapadmalal tiene una comunidad de habitantes permanentes, de temporada y turistas muy fieles que valoran particularmente el estilo de vida que ofrece el destino. Buscamos con este proyecto preservar ese estilo de vida a través de una propuesta de urbanización integrada a la comunidad y asociada a la cultura de mar y campo que define a Chapa", dice Martín Espatolero, cofundador de la desarrolladora.
Uno de sus principales diferenciales es la creación de un pueblo de 6 hectáreas con una plaza central rodeada de locales gastronómicos y comerciales. "Curamos qué tipo de propuestas van a instalarse allí, garantizando una oferta de calidad y alineada con el espíritu del proyecto", explican desde la desarrolladora. Como ejemplo, ya cerraron un acuerdo con Sarasanegro, el prestigioso restaurante marplatense fundado por Patricio Negro y Fernanda Sarasa. Aunque el acceso estará controlado, el pueblo no será exclusivo para los residentes de Pueblochapa, sino que estará abierto al público.
"El pueblo, integrado y abierto, es el gran diferencial que tiene este proyecto, porque buscamos que Pueblochapa sea una comunidad integrada a la identidad y el estilo de vida que caracteriza a Chapadmalal", agrega Ezequiel Lorenzo, otro de los cofundadores de la desarrolladora que lidera el proyecto.
El lanzamiento comercial ya está en marcha. Ya se trazaron las calles y en mayo comenzará la obra de infraestructura, que incluirá red de agua, cloacas, planta de tratamiento, electricidad y la posibilidad de incorporar gas natural mediante un acuerdo con Camuzzi. En una primera etapa, prevista para 2028, se entregarán entre 130 y 150 lotes con todos los servicios. El valor del metro cuadrado ronda los US$ 90 y el financiamiento ofrece opciones con anticipo y hasta 36 cuotas en dólares o pesos.
El pueblo es el principal atractivo del desarrollo, pero también se contemplaron amenities tradicionales. Entre ellos, un gimnasio, un coworking, una cancha de fútbol, dos canchas de pádel, una cancha de tenis, un pumptrack para bicicletas y juegos para niños.
Más desarrollos
También se anunció la construcción de Olas Chapadmalal, de la mano del cofundador y exdueño de la marca de surf Reef, el marplatense Fernando Aguerre. Se trata de un barrio privado concebido como una "comunidad oceánica" que preserva la biodiversidad y limita la densidad poblacional. Aguerre, quien vivió durante años en California, decidió en 2019 regresar a la Argentina y establecerse en Mar del Plata, buscando una vida más conectada con la naturaleza.
El desarrollo se ubica sobre la Ruta Provincial 11, en un predio de 100 hectáreas que Aguerre adquirió junto a su hermano Santiago en 1999. La tierra, que perteneció originalmente al empresario alemán Otto Bemberg y anteriormente a la familia Martínez de Hoz, posee árboles de más de 75 años y una flora autóctona única. "Plantamos más de 14.000 árboles, entre ellos 300 frutales, ampliando el bosque que ya existía en la década del '40", destaca Aguerre.
Una de las principales características de Olas es su diseño sostenible. No habrá calles asfaltadas dentro del barrio, salvo la perimetral, y muchas de las vías originalmente planificadas se transformaron en biosenderos peatonales. A diferencia de otros desarrollos inmobiliarios, Olas Chapadmalal no incluirá zonas comerciales ni edificios multifamiliares. Aguerre decidió que solo el 50% del terreno será comercializado, a pesar de que la normativa permite hasta el 70%. "Podríamos haber construido hasta 1.000 viviendas, pero preferimos un barrio con baja densidad", explica.
El proyecto se divide en tres etapas, y actualmente se encuentra en la primera, con 150 lotes. En nueve meses, los primeros propietarios podrán tomar posesión de sus terrenos y comenzar la construcción de sus casas. Hasta el momento, se vendieron 40 lotes, cada uno con una superficie de entre 1.500 y 1.600 m². El valor del metro cuadrado es de US$ 100 si se paga por adelantado; de lo contrario, el precio aumenta entre un 25% y un 30%, con opciones de financiamiento en hasta 36 cuotas en dólares.