Siempre tuve dos vocaciones: cambiar el país y emprender. A los 41 años, Eduardo Bastitta sigue firme en su camino. Emprendedor serial, en 2009 cofundó Plaza Logística, empresa desarrolladora de infraestructura logística con la que tiene seis locaciones en el AMBA que suman más de 400.000 m2, facturará US$ 40 millones este año y proyecta superar los US$ 50 millones en 2023, impulsado por una expansión regional que comenzará por Uruguay y Colombia.
En los últimos tres años la empresa invirtió US$ 350 millones y emitió dos bonos, uno en dólares y otro en pesos UVA. Además, fue nombrada la mejor compañía en desarrollos industriales y de depósitos de real estate en América Latina por Euromoney, publicación especializada en finanzas, y la octava a nivel mundial.
Pero también es uno de los socios de +Colonia, el proyecto urbanístico que busca la expansión de la ciudad uruguaya en un predio de 511 hectáreas, con un frente costero de 7 km sobre el Río de la Plata, para el cual trabaja con desarrolladores inmobiliarios, arquitectos y urbanistas.
Mientras estudiaba Economía Empresarial en la Universidad Torcuato Di Tella, creó su primer emprendimiento: una página web en la que subía fotos que sacaban en boliches, más books de grupos de amigos. El negocio, en una época en la que no había smartphones, traccionó mucho tráfico, aunque la explosión de la burbuja de las puntocom de los 2000 cortó el acceso al financiamiento. Su siguiente aventura fue un pool de siembra en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, donde sembraba girasol alto oleico. Como era una zona de alto riesgo, trabajó un modelo de diversificación y, con una aseguradora, desarrolló un seguro multi riesgo.
Al poco tiempo, hizo sus únicas dos experiencias corporativas, en Tecnonexo y Cervecería y Maltería Quilmes. Mientras trabajaba en la cervecera, su gen emprendedor pudo más y creó Capone, uno de los primeros deliveries de bebidas y snacks. Creció tanto que se convirtió en un dolor de cabeza. Cuando tuvimos que cerrarlo, fue una frustración muy fuerte, porque la tesis del negocio estaba bien, pero el problema fue la competencia informal. Para mí eso fue muy destructivo, porque no había reglas, recuerda Bastitta.
Frustrado, mientras analizaba sus próximos pasos, tuvo una charla reveladora con su amigo estadounidense Benji Griswold, quien lo convenció de emprender juntos: Tenemos que hacer inversiones de largo plazo, que vayan más allá de los ciclos. Y ahí surgió la premisa de lo que se convertiría en Plaza Logística: innovar desde los activos reales. Con esto en mente, comenzaron a analizar diferentes oportunidades de inversión, como campos o edificios de oficinas. En una recorrida por la zona norte de Buenos Aires, se cruzó con los depósitos. Fue amor a primera vista -recuerda-. Me obsesioné con la oportunidad de invertir en transformar las operaciones logísticas de nuestros clientes. Era entrar en el corazón de las operaciones para transformarlas. Este modelo de parques logísticos donde se comparten infraestructura, tecnología, servicios y operaciones genera sinergias, asegura.
Eficientizar la logística
En 2009 nació Plaza Logística con su primera operación, una ronda de US$ 10 millones de capital y US$ 5 millones de deuda. La firma compra la tierra, construye el parque y alquila y da los servicios centrales, no realiza operación logística ni de transporte. Tiene seis locaciones: tres en zona norte de GBA, dos en zona sur y una en CABA. En total, suma más de 400.000 m2, que prevé superarán los 500.000 el año que viene. Entre sus clientes figuran empresas como Natura, Sodimac, Mirgor y Mercado Libre (para quien desarrolló su locación en el Mercado Central).
-¿Cómo es el modelo de negocios?
-Plaza Logística provee las inversiones. El hecho de no entrar en el mundo de la operación nos permite tener un rol muy independiente. Si empezáramos a operar logísticamente, estaríamos compitiéndoles a muchos de nuestros clientes. No operamos, pero hacemos todas las inversiones necesarias para que esas operaciones puedan ocurrir. Es una posición muy estratégica.
-¿Cuál fue el impacto de la pandemia?
-Pegó de forma desigual. Un tercio de los clientes estaban en sus máximos históricos, como el ecommerce; un tercio mantuvo sus niveles (consumo masivo y bienes necesarios), y el otro tercio se vio muy golpeado y estuvo en sus mínimos históricos, como automotrices o textiles. Hoy, todos los sectores en general están recuperados y, de alguna manera, se rebalanceó la situación prepandemia. Estamos con mucho foco en la expansión regional y en la solución del dilema de la logística.
-¿Cómo?
-La logística del ecommerce no está resuelta y es natural que así sea porque, cuando aparece un sector nuevo, genera una tremenda revolución en el supply chain. Se multiplica la necesidad de equipamiento, tecnología y personas. Todas esas revoluciones se dan de forma muy desprolija. Si mirás Buenos Aires, hay decenas de redes logísticas superpuestas. Lo mismo sucede en el mundo: redes desintegradas, superpuestas e ineficientes. Como la logística requiere escala para ser eficiente, un rol como el nuestro tiene una posibilidad muy grande de darle escala al sector, integrándolo. Ese es el modelo en el que estamos trabajando con City Hubs, una compañía nueva en la que estamos invirtiendo y de la que somos parte desde que arrancó, liderada por dos emprendedores.
-¿Cómo funciona?
-Es una red de redes. A los operadores que montaron redes superpuestas en grandes ciudades les hacemos una única red que les dé servicio a todos. Es un poco el rol que tiene Plaza Logística en las inversiones de infraestructura, pero a nivel de las redes de logística de ecommerce que se constituyen por depósitos urbanos. Esto es lo lindo de cuando ya estás en un sector, que empezás a entender las dinámicas y surgen las grandes oportunidades, tanto de inversión como de generar disrupción y empleo.
-¿Cómo es el proyecto de expansión regional?
-Lo tuvimos un poco postergado por ponerle foco a la Argentina y a la consolidación de las operaciones. Por la situación del país, es más cuesta arriba, pero avanzamos, gracias al branding de Plaza Logística, que se apoya en el modelo de desarrollo y en nuestra sustentabilidad -somos la compañía de la región con más metros cuadrados certificados Edge-.
-¿A qué países apuntan?
-Uruguay y Colombia son los dos que tenemos más cerca de poder arrancar, pero estamos mirando Chile, Perú, Ecuador y, eventualmente, Brasil y México, donde estamos arrancando con City Hubs como modelo. La clave cuando entrás a países que ya tienen más consolidado el sector es entrar con el formato ganador.
Las reformas necesarias
-¿Cuáles son los desafíos de hacer negocios en la Argentina?
-Nunca estuvo sopesada lo suficiente la gravedad de no tener una moneda, por la inflación. Es un desastre, porque corta el potencial, monopoliza la economía, genera desigualdad. Es aprovechada por los poderosos, tanto políticos como empresarios, en desmedro de las minorías. Lo peor que puede tener un país después de una guerra es la falta de moneda. Rompe las bases de la reactivación y los mercados. Genera mucho daño. Ese es el primer tema a resolver, hay que dejar de delirar con soluciones antiguas que no funcionan. Habría que dolarizar o tener moneda común con Brasil, pero arrancar ya.
-¿Ves vocación de esto?
-Depende del próximo presidente. Los funcionarios viven apagando incendios, pero no es que se oponen. Sobre todo la moneda común con Brasil les hace sentido. Pero en muchos casos no saben ni por dónde empezar. El oficialismo y la oposición coinciden a largo plazo en las reformas necesarias, el problema es el orden de las implementaciones. Y la primera implementación es la que libera la fuerza de los 48 millones para que crezcamos juntos, porque, si no, estamos en un avión en turbulencia, donde lo único que te queda es rezar por que el piloto haga las cosas bien. La impotencia de los argentinos es que los políticos ni siquiera nos dan las herramientas para poder ayudar. El problema de estas reformas es que los mejores economistas e intelectuales suelen oponerse porque va contra todos los libros: ceder la posibilidad de administrar la política monetaria, destruir el BCRA. Muchos tienen una deformación académica que hace que busquen soluciones para salir de la inflación a través de dos mecanismos tremendamente recesivos: hacer a la moneda tan escasa que es como agua en el desierto, o tasa de interés altísima, hacerla tan atractiva que hasta los delirantes la quieran.
-¿Te meterías en política?
-Yo no, pero sí me encantaría que el próximo presidente haga lo que tiene que hacer. Si no hace una reforma monetaria de entrada, con dolarización o moneda común con Brasil, o ambas, no sé. Es tan frustrante vivir en un país que no le da dignidad a la mayoría... Las otras reformas también son necesarias, pero hay que hacerlas después. Si hacés una reforma laboral en recesión, va a salir mal. Esta idea de que todas las reformas se hacen juntas de entrada apenas asume un gobierno es un disparate. Argentina necesita primero una reforma que permita liberar las fuerzas de los 48 millones y después, progresivamente, las otras reformas.
El proyecto de las dos orillas
La agenda de Bastitta no solo está ocupada por Plaza Logística, sino también por +Colonia, un proyecto con el que sueña transformar a la ciudad uruguaya y a Buenos Aires. Todo comenzó hace 35 años, cuando Carlos, su padre, compró 520 hectáreas al este de Colonia, con la idea, a futuro, de hacer una urbanización. Eso comenzó a concretarse hace dos años, cuando presentaron un gran proyecto de urbanización para hacer una ciudad rioplatense del futuro, cuenta Bastitta, que trabaja junto a inversores, desarrolladores y otros stakeholders.
De las 520 hectáreas de Carlos, el primer plan público-privado que se presentó implica la posibilidad de urbanizar las primeras 200; Bastitta padre ya aportó 120 hectáreas, con la opción de ir vendiendo de forma paulatina las restantes 400. La intención de la ciudad es atraer un ecosistema de innovación, con compañías de tecnología y exportación de servicios. Estamos planificando una ciudad para los jóvenes desde lo urbanístico, con integración con la naturaleza, para que esté atravesada por parques. El concepto urbanístico suele ser inverso: se hace el trazado y se insertan los parques. Acá, se toma el lienzo verde y se inserta lo humano, diferencia Bastitta.
Es un proyecto que, dice, implica miles de millones de dólares. El primer paso es de US$ 100 millones, con el lanzamiento en septiembre del primer barrio, que contempla entre 7 y 9 edificios, con entre 600 y 800 unidades residenciales (con una tipología de 30/40 m2 y posibilidad de créditos hipotecarios), oficinas y locales comerciales, que prevén estarán terminándose a lo largo de 2024. Para ello, trabajan con múltiples desarrolladoras, como las argentinas Argencons y Eidico.
Es muy atractivo el concepto de 'las dos orillas'. Hoy el Microcentro porteño se está vaciando, lo cual se aceleró durante la pandemia. Nuestro proyecto tiene un rol clave para reactivar la zona, porque podés estar más cerca del centro de Buenos Aires. Colonia es un polo de atracción para revitalizar el Microcentro porteño, con compañías que puedan tener un distrito en cada orilla y hasta sus propios barrios, explica Bastitta. Y añade: Se está redefiniendo el concepto de hub. Está empezando a no ser más la oficina, sino puntos de contacto, que son los que generan cultura y engagement. Por ejemplo, barrios.