Muchas parejas buscan el anillo de compromiso perfecto. Para eso, cada vez más, recurren a los diamantes cultivados en laboratorio, que se producen mediante la compresión de carbono a altas temperaturas y cuestan significativamente menos que los diamantes extraídos de forma tradicional. Según datos de Statista, se espera que los diamantes cultivados en laboratorio representen el 21% de todos los diamantes vendidos este año.
Jesse De Leon estuvo al frente de Liori Diamonds, una empresa con sede en la ciudad de Nueva York. Su negocio comenzó vendiendo diamantes naturales, pero en 2021 decidió apostar por los diamantes cultivados en laboratorio. "Vimos una tendencia emergente en el mercado y nos arriesgamos", afirma.
Desde entonces, la empresa creció considerablemente, pasando de ser una operación unipersonal a contar con un equipo de siete miembros en Nueva York y Miami, donde abrió una nueva sala de exposición en agosto de 2023. Según De Leon, la empresa alcanzó poco menos de 7 millones de dólares en ingresos anuales durante 2023.
"La demanda de diamantes cultivados en laboratorio está aumentando y estamos orgullosos de estar a la vanguardia de ese movimiento", asegura.
Un poco de historia: de los primeros experimentos a la comercialización
De acuerdo con la International Gem Society, una comunidad gemológica en línea, General Electric creó los primeros diamantes cultivados en laboratorio en la década de 1950, lo que dio inicio a décadas de investigación en todo el mundo. En los años 80, los científicos lograron mejorar un innovador método de producción llamado deposición química en fase de vapor. Después de muchos años de experimentación, este método se volvió comercialmente viable. Con el incremento de la calidad, los joyeros tradicionales empezaron a incluir gradualmente los diamantes cultivados en laboratorio en sus colecciones.
"Son química y ópticamente idénticos a los diamantes naturales", sostiene De Leon. "No se puede distinguir la diferencia a simple vista; es imposible. La única diferencia es que uno se fabrica en un laboratorio y el otro se extrae de la tierra", agrega.
La ética y el costo: factores claves en la elección
Al mismo tiempo, la demanda de los consumidores fue en aumento. Muchas parejas buscaban alternativas sostenibles y éticas a los diamantes tradicionales, evitando así comprar inadvertidamente "diamantes de conflicto", es decir, aquellos extraídos en zonas de guerra para financiar conflictos violentos. Además, la inflación y los altos costos de la vivienda impulsaron a muchas parejas a buscar alternativas asequibles, pero de alta calidad.
"Hay muchas cargas financieras cuando uno comienza su vida adulta: matrimonio, vivienda, préstamos estudiantiles", comenta De Leon. Muchos consumidores tampoco querían recurrir a sustitutos como la circonita cúbica.
Este contexto desencadenó un aumento en la popularidad de los diamantes cultivados en laboratorio. Debido a que estos diamantes sintéticos pueden producirse mucho más rápidamente que los tradicionales —que tardan millones de años en formarse— y en entornos controlados, el costo de fabricación es menor. Por lo general, se venden entre un 50% y un 70% más baratos que los diamantes naturales, según datos de Sebastian Charles Auctions. Esta diferencia de precio se hace aún más evidente a medida que aumenta el tamaño y el valor del diamante: un diamante cultivado en laboratorio de 3 quilates suele costar unos 10.000 dólares, mientras que uno natural del mismo tamaño puede superar los 40.000 dólares.
Sin embargo, la industria del diamante enfrentó ciertos desafíos desde 2022, con una caída general en los precios y un mercado de diamantes cultivados en laboratorio saturado de competencia. A pesar de estos obstáculos, varios factores contribuyeron al crecimiento de Liori Diamonds y otras empresas del sector. La tendencia parece estar lejos de detenerse, y el futuro de los diamantes cultivados en laboratorio luce prometedor, tanto por su accesibilidad como por sus beneficios éticos y ambientales.
Encontrar un nicho dentro de un nicho
Teniendo en cuenta las preferencias de su público objetivo, Liori Diamonds decidió especializarse en piedras clasificadas D, E o F, el equivalente a los diamantes tradicionales, con precios que oscilan entre los 35.000 dólares y los 100.000 dólares.
Dentro de este nicho, el socio comercial de De Leon, Avi Aranbaiev, se enfocó en diseñar estilos originales y a la moda. "Ese fue un factor clave para nuestro éxito", afirma De Leon. Los diseños de la marca están disponibles para una amplia gama de presupuestos; los anillos de compromiso de la empresa varían desde el modelo "Brilliant Petite Infinity Twist Micropavé" de 1 quilate por 1.650 dólares, hasta el "Lucida Set Masterpiece" de 18 quilates, con corte esmeralda y micropavé, por 117.500 dólares.
Tranquilizando a los compradores
A medida que los consumidores se fueron sintiendo cada vez más cómodos comprando diamantes cultivados en laboratorio de manera online durante la pandemia, De Leon vio una oportunidad. Sin embargo, como muchos compradores potenciales temían ser engañados por algunos operadores de la industria, sabía que era crucial priorizar la autenticidad.
Liori Diamonds depende de la certificación, principalmente del Instituto Gemológico de Estados Unidos, según afirma De Leon. La empresa también buscó la validación de terceros. Por ejemplo, cuenta con 159 reseñas de 5 estrellas en Trustpilot, un sitio donde los compradores pueden publicar sus opiniones y los comerciantes no tienen la posibilidad de eliminar las que no les agradan.
Dominar las redes sociales
Liori Diamonds también aprovechó los conocimientos en marketing digital de De Leon, perfeccionados durante su trabajo en la industria de la joyería, para captar clientes rápidamente. La marca logró reunir 291.000 seguidores en Instagram y creó videos en TikTok con millones de visualizaciones.
"Hicimos la transición de todo el negocio a lo digital", señala De Leon. "Eso nos permitió escalar de manera eficiente porque el marketing online proporciona datos mensurables", remarca.
Prevención del fraude en el comercio electrónico
Uno de los riesgos para los emprendedores online que venden productos de alta gama son las pérdidas por fraude. De Leon afirma que la empresa logró evitar ese problema hasta ahora, gracias a Eye4Fraud, una herramienta de protección contra fraudes para comerciantes de comercio electrónico. "Verifican la dirección IP, el correo electrónico y el número de teléfono del comprador para asegurarse de que todo coincida", explica.
Construir relaciones a largo plazo con los clientes
Aunque muchos de los clientes de De Leon buscan anillos de compromiso, una buena parte termina comprando otras piezas, lo que contribuye al crecimiento continuo de la empresa. "Una vez que alguien compra su primera pieza, nota la claridad y la calidad", comenta. "Eso suele llevarlos a adquirir más: primero un anillo de compromiso, luego una pulsera de tenis y, después, un collar", asegura.
De Leon está haciendo todo lo posible para garantizar que el interés siga creciendo. "Seguimos expandiendo y educando al mercado sobre los diamantes cultivados en laboratorio", señala. "La gente suele asumir que los diamantes cultivados en laboratorio son falsos, pero no lo son. La mejor metáfora en nuestra industria es: comprar un diamante extraído es como subir a la cima de una montaña en busca de hielo cuando podrías conseguirlo simplemente del congelador", concluye.
*Con información de Forbes US.