Una encuesta a 280 dueños de pymes desarrollada por Adiras (Asociación de Directorios Asociados) afirma que, con la mira puesta en la sostenibilidad de sus empresas, para casi el 95 % la transición y sucesión empresaria son temas importantes, estratégicos, pero no prioritarios. A pesar de ello, solo un 33 % tiene diseñado un plan que favorezca la continuidad de las empresas: protocolos familiares, estructuras organizacionales con roles establecidos.
“Esta grieta es característica en las pymes: el día a día no da respiro, y la sensación de omnipotencia del dueño aún prevalece en ciertos ámbitos” dice Alejandro López Tilli, presidente de Adiras, para quien “tener un protocolo familiar o de transición empresaria es una alternativa que permite superar muchos sinsabores futuros”.
No obstante ello, cuando se les consultó a qué obedece tal modo de conducción en relación con el aspecto sucesorio, mientras el 56% no tiene en mente que sus herederos continúen con la empresa, el 44% asegura que la agenda del día a día no le permite profundizar en estos temas.
Sucesión, ¿una cuestión generacional?
Uno de los principales hallazgos tiene que ver con que del total que no ve con buenos ojos que sus herederos continúen con la empresa, el 85% se trata de organizaciones con menos de 20 años de recorrido y cuyos dueños son menores de 50 años. A su vez, el dato se completa con que se trata de la primera generación en la empresa, y con que en el 70% de los casos no son empresas familiares, sino que nacieron como sociedades.
“La orientación del modelo de negocios de las nuevas generaciones difiere de la visión de las que las antecedieron, donde el dueño es la empresa”, dice López Tilli, para quien “en general hoy son hombres de negocios que desarrollan empresas o negocios sin el apego de tiempo atrás por la empresa entendida como institución”.
Es que “desde un punto de vista, así como tienen mayor claridad en separar la vida personal de la laboral, también saben separar afecto o sentimiento de empresa”.
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Cuando les consultó por el futuro de sus empresas, algunos dueños preferirían que sus herederos continúen el negocio (34%), otros serían más proclives a vender el 100% del negocio y asegurar el futuro económico de sus herederos (38%).
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Seguidamente, solo un pequeño porcentaje (18%) se inclinarían por incorporar un gerente que se ocupe de la operación, en tanto que por último algunos dueños (10%) incorporarían un socio que apacigüe sus obligaciones. Con respecto al futuro de sus empresas, si pudieran elegir, aquí las aguas están divididas, y “esto está asociado al porvenir que los dueños ven en la empresa en sí misma y en la efectividad de incorporación de herederos en la plana directiva y decisoria, algo que puede ser contraproducente”, dice López Tilli.
Cuando se les consultó por la sostenibilidad de las empresas como desafío de largo alcance, para un 64%, no sería ello concebido como una meta, sino que su propósito está más vinculado con la venta futura de las compañías. “En muchos casos surgen empresas gracias al impulso de emprendedores para satisfacer necesidades de mercado, o descubrirlas, cuya meta difiere de la continuidad de la misma, sino que lo que prevalece es el equipo de trabajo, es decir, la calidad del management”, advierte López Tilli.
En relación a la planificación de su propio retiro, mientras un 44% dice que lo imagina dimitiendo y asesorando a los sucesores, un 43% siendo accionista de la empresa, y un 7% dimitiendo y desentendiéndome del negocio. Lo llamativo es que sólo un 39% ha hecho una valuación de su empresa. A su vez, el 79% de los encuestados sí considera tener algún proyecto propio alternativo a la operación de la firma.
