Sheila Saad, también conocida como Jay, transformó su vida y la de muchísimas mujeres. Nacida en la Argentina y graduada en Diseño Textil e Indumentaria, comenzó su carrera con su propio local de moda, Jay Sacher. Sin embargo, su verdadera transformación llegó cuando decidió ampliar sus horizontes y enfocarse en la empresa familiar. Tras mudarse a Río de Janeiro, Brasil, en 2019, Saad se embarcó en un viaje de autodescubrimiento que la llevó a completar un máster en Administración de Empresas en España.
El impulso para crear un espacio de apoyo y crecimiento para mujeres emprendedoras surgió luego de fundar El Club de las Emprendedoras, que no tardó en convertirse en una de las comunidades más grandes de América Latina. Con todo, Saad busca democratizar la educación de calidad y fomentar la cultura del trabajo a través de capacitación y el networking.
El Club de Emprendedoras se transformó en un espacio de intercambio de experiencias sobre el mundo digital. Hoy es el punto de encuentro de las emprendedoras. De mujeres que, en distintas etapas de la vida, necesitan ese empujón para comenzar. Mujeres que tal vez tienen solvencia económica y ninguna necesidad, pero quieren trabajar para tener un proyecto de desarrollo personal. O que se separan y deben empezar a trabajar. O que de pronto, en la mitad de la vida, se dan cuenta de que siempre hicieron algo que no las hacía felices, y deciden encarar ese emprendimiento que tanto soñaron. ¡Todas estamos en diferentes etapas del camino emprendedor! Y eso es lo más rico, porque entre las que somos parte de la comunidad sumamos valor, y este es nuestro mayor activo, comparte Saad en una entrevista con Forbes Argentina.
El modelo de negocios de El Club de Emprendedoras se basa en la suscripción mensual. Con casi 50.000 mujeres que participaron en formaciones y una comunidad de más de 200.000 mujeres de países como Argentina, Chile, México, Colombia, España, Panamá, Uruguay y muchas latinas en Estados Unidos, el club demostró el valor de la membresía online. Saad destaca que el 98% de las actividades son online, reconociendo la importancia de la flexibilidad y la libertad de tiempo para las emprendedoras.
Recientemente, Saad publicó su primer libro, ADN de Emprendedora (editorial El Ateneo), un compendio de consejos, estrategias, reflexiones e historias que ofrece una guía inspiradora para mujeres que desean iniciar su propio camino emprendedor. El libro combina mi propia historia con casos de éxito de emprendedores destacados y ejercicios prácticos. Es una caja de herramientas para transformar ideas en realidades. Incluye actividades para el autoconocimiento y consejos que las ayudarán a superar cada obstáculo en su camino hacia el éxito, agrega Saad.
Como mentora de emprendedoras, el papel de Saad va más allá de compartir conocimientos: ofrece asesoramiento personalizado basado en las necesidades individuales de cada emprendedora.
Con planes de expansión, Saad revela que está trabajando en un proyecto que le entusiasma mucho: un reality show para emprendedoras. Esta iniciativa busca ofrecer una experiencia educativa y emocionante mientras celebra el espíritu emprendedor de las mujeres.
-¿Cuándo y cómo surgió la idea de lanzar el libro?
Siempre fantaseé con la idea de contar mi historia. De hecho, me han pasado tantas cosas y he vivido situaciones inéditas, justamente por ser una hacedora incansable de mi destino, que una amiga siempre me dijo tenés que escribir un libro. Creo que el poder de la palabra es muy fuerte y esto ha plantado la semilla de la creación en el universo. Fundar El Club de Emprendedoras me dio el marco para que sea posible formalizar algunas de mis experiencias en un solo lugar.
Tenía en mis notas varios pasajes escritos y fragmentos de mis publicaciones en redes sociales que hicieron que ADN de Emprendedora sea posible. Y mujeres super poderosas que me ayudaron en el camino.
Desde muy chica me gusta conectar puntas. Crear redes está en mi ADN y realmente creo que las emprendedoras pueden potenciarse y ayudarse mutuamente pero sobre todo, sentirse acompañadas en este camino lleno de dificultades.
-¿Cuáles son las barreras más habituales que enfrentan las emprendedoras en la Argentina y en la región?
La primera barrera somos nosotras mismas, luego, las socioeconómicas. Cargamos con miedos y frustraciones que en muchos casos ni siquiera son nuestros. Los estereotipos y prejuicios de género hacen que muchas mujeres no sean tomadas en serio o no logren salir de su zona de confort.
Las creencias limitantes paralizan a más de una mujer por eso es fundamental emprender en comunidad. Ver que no estás sola. Que hay otras mujeres como vos, con ganas de crear lo propio, de romper mandatos, de crecer sin límites.
Yo siempre digo que debemos dejar de victimizarnos y convertirnos en la super heroína de nuestra propia historia, solo así podremos emprender nuestro propio vuelo.
-¿Qué tipo de políticas y medidas podrían ayudarían a impulsar el emprendedorismo entre las mujeres?
La clave para impulsar el emprendimiento es la educación, sean mujeres o no. La mayoría de las personas no tiene educación financiera, por lo tanto, no sabe cómo financiarse, captar clientes ni vender. Creo que hay oportunidades para todos pero algunos no cuentan con información para acceder a ellas.
Muchas mujeres creen que pueden emprender sin vender. Eso no va a pasar. Si no lo hacemos nosotras, alguien lo tiene que hacer por el negocio. Sin ventas, no hay negocio.
-¿Cuáles son los errores más comunes a la hora de emprender? ¿Cómo superarlos?
Quienes caen en los errores más frecuentes carecen de objetivos concretos y un plan de acción. Conozco muchas emprendedoras que se sienten perdidas y es porque justamente nunca hicieron un análisis del mercado y de su situación actual. Viven al día, sin una planificación estratégica, ejecutando tareas sin un rumbo claro. Se convierten en ejecutoras seriales, realizando acciones sin tener la certeza de que estén en el camino correcto.
La gran mayoría de los emprendedores no desarrollan un plan de negocios detallado antes de lanzarse y esto es lo que los lleva a cerrar al poco tiempo. Tomar decisiones desinformadas cuesta caro.
Veo una falta total de dirección. Descuidan aspectos fundamentales como la gestión de recursos y la gestión financiera. No hay control.
Para superar esto tenemos que entender y aceptar el hecho de que emprender conlleva desafíos y riesgos, y es natural cometer errores en el camino. Pero la clave es aprender de ellos para poder seguir, sino el negocio tiene los días contados.
Los emprendedores tienen que comenzar a dedicar el tiempo que se merece a la planificación, que básicamente es la arquitectura del negocio. Sin esa primera parte, el negocio se puede derrumbar.
Un plan de negocios sólido proporciona una guía clara y ayuda a anticipar desafíos. Además, tenemos que aceptar que no podemos hacer todo solos. Si queremos crecer, tenemos que tener ayuda. Un buen equipo es fundamental.
-¿En Brasil la situación de la mujer emprendedora es distinta que en la Argentina? De ser así, ¿en qué sentido?
Sí, es otro mundo. Hay una barrera cultural inmensa. Estamos muy cerca geográficamente pero tenemos otra mentalidad. En Brasil el mercado es inmenso y las oportunidades comerciales disponibles para los emprendedores también pero son otras reglas, otros modos, otro todo.Además, Brasil esta mucho más abierto al mundo que Argentina, por lo menos hasta ahora.
-¿Cómo funciona hoy El Club de Emprendedoras?
Nuestra misión es democratizar la educación de calidad y fomentar la cultura del trabajo, porque creemos que el espíritu emprendedor es la llave para experimentar la libertad, la prosperidad y la felicidad que todas las mujeres merecemos.
En El Club de Emprendedoras buscamos crear valor para nuestra comunidad y contribuir con el desarrollo de las economías a través de nuestra membresía online, programas de asesorías, cursos digitales, catálogo de emprendedoras, club de beneficios y nuestro libro, para que emprendedoras de todo el mundo puedan crear negocios sostenibles.
La propuesta de El Club de Emprendedoras es facilitar el desarrollo de las mujeres desde un enfoque holístico, y crear un ecosistema de contención y confianza para que puedan emprender acompañadas.
Les damos herramientas concretas para que puedan profesionalizar sus negocios. Las guiamos para que puedan trabajar mejor, asumiendo su rol de liderazgo.
El 98% de las actividades son online porque creemos en la libertad y valoramos nuestro activo más importante: el tiempo. Las motivaciones de gran parte de las mujeres tienen que ver con la independencia económica, la flexibilidad horaria y el ayudar a su familia. Sabemos que tenemos que ser muy prácticas y concretas para que puedan conciliar su vida personal con la laboral.
-¿Cómo arrancaste con El Club...?
A diferencia de la mayoría de los emprendedores, que comienzan un proyecto propio para tener independencia financiera o flexibilidad horaria para pasar más tiempo con la familia o viajando, yo todo eso ya lo tenía. Lo tuve siempre porque nací en una familia emprendedora. Mi viejo era un comerciante nato y gracias a él, nunca nos faltó nada material. Sin embargo, soñaba con tener una motivación mayor, algo relacionado con mi propio desarrollo personal.
Trabajé en la empresa familiar hasta los 35 años. Ya no me veía encerrada en una oficina toda mi vida. No me conformaba con la rutina de ir y venir y perder dos horas viajando entre La Plata y Buenos Aires cada día de mi vida. Simplemente no era para mí, sentía que era desperdiciar mi tiempo. Y sinceramente, tampoco me sentía rodeada de las personas con las cuales podría explorar todo mi potencial. Estar allí, me limitaba.
Cuando surgió la idea de irme a vivir al exterior, por primera vez, no tenía ningún plan a nivel profesional. Era un lienzo en blanco. Así que comencé a preguntarme qué es lo que quería y lo que no quería más para mi vida, porque ese volver a empezar me permitía la posibilidad de elegir algo totalmente nuevo.
En 2019 me reinventé. Me convertí en mentora de emprendedoras para ayudarlas con lo que más sabía: hacerlas brillar con su propia luz. De hecho, una de las cosas que más valoran las emprendedoras que se suman es mi visión empresarial. Muchas por primera vez, ven las cosas desde otra perspectiva. Eso me encanta! Como mentora, me apasiona guiarlas y darle forma a sus ideas para que se conviertan en negocios rentables.
Cuando comencé con mi cuenta de marca personal, @jay.sheilasaad, empezaron a invitarme a diversos chats de networking, y una vez una chica me pregunto si quería ser parte de un chat de emprendedoras y automáticamente le respondí sí, quiero ser parte de El Club de Emprendedoras. Cuando lo terminé de decir me di cuenta de que acababa de dar con el nombre de mi emprendimiento.