Todos hemos estado ahí. Una licitación que tardó 80 horas se cancela, un lanzamiento que salió extraordinariamente bien se entrega al titular o un cliente antiguo no renueva para el nuevo año. Los empresarios generalmente no manejan bien el rechazo porque vertemos nuestros corazones y almas en el crecimiento de la empresa. Es casi imposible no tomárselo como algo personal.
Entonces, ¿cómo manejamos el rechazo profesionalmente? ¿Cómo podemos "ir alto" cuando nos sentimos mal? En seis años de dirigir mi agencia de marketing, hemos ganado mucho y perdido mucho, pero acá hay algunos puntos que he aprendido en el camino que pueden asegurar que sigamos dando lo mejor de nosotros en medio del rechazo.
1. Tomate un momento para procesar, no respondas con emoción
Todos conocemos los correos electrónicos que comienzan con "Lamentablemente, nos hemos ido con otra agencia". Estas notificaciones son dolorosas, especialmente cuando tu empresa invirtió tiempo y recursos en el proceso.
Hay poco que ganar con una respuesta exaltada, excepto tal vez liberar algo de frustración durante 20 segundos. Tomate el día para revisar la presentación/propuesta, ver dónde podrías haber mejorado y aceptar el rechazo. Cuando estés listo, agradeceles la oportunidad y deseales lo mejor.
2. Tenés derecho a saber por qué no fuiste seleccionado, pero tené cuidado
Si el rechazo fue completamente inesperado, o si sospechás que algo salió mal con la propuesta, el tono o el precio, solicitá amablemente un informe, pero tené cuidado. Un proceso de adquisición no es garantía de nada, y aunque todos deseamos que se manejen mejor, y con más reconocimiento por cuánto tiempo se dedica a esas respuestas, no te deben nada.
Es desalentador perder, pero finalmente deciden realizar un informe. Si se rechaza un informe o no es lo que deseás escuchar, debés ser profesional. Reconocé que tu producto/servicio probablemente no era el más adecuado para ellos por varias razones. Miralo como una oportunidad de aprendizaje y seguí adelante.
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3. Tratá de ver tu punto de vista
Todos hablamos demasiado y escuchamos muy poco. Si te rechazaron para un proyecto, hay una razón. Escuchá el porqué en lugar de ventilar por qué no te entendió.
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Tratá de escuchar su perspectiva, y probablemente aprenderás que otra compañía encajaba mejor por razones presupuestarias, experiencia en el campo, estudios de casos más sólidos, referencias más sólidas o una miríada de otras razones que los hicieron encajar mejor. No lo tomes como una crítica a tu empresa, sino como razones que hicieron de la tienda ganadora la mejor opción para lograr el éxito en este momento/para este proyecto.
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4. Encontrá lecciones clave para asegurarte de ganar la siguiente
Suena a cliché, pero seguirá siendo cierto para siempre: detrás de cada fracaso hay una oportunidad de aprender algo y crecer a partir de ello.
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Mirando hacia atrás en el lanzamiento o la propuesta, ¿qué podría haber sido más fuerte? ¿Trajiste a los miembros equivocados del equipo a la mesa? ¿Deberías haber ajustado el presupuesto? ¿Estaba fuera de lugar el enfoque para esta empresa en particular? ¿Fue el tono demasiado genérico/no personalizado? ¿Hubo otros factores en juego? La respuesta a al menos una de esas preguntas es: sí. Hacelo mejor la próxima vez.
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A nadie le gusta ser rechazado, pero es parte integral de la gestión de cualquier empresa. No podés controlarlo todo; a veces, no podés controlar nada, pero podés elegir cómo responder.
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*Nota publicada en Forbes US
