A pesar la pandemia y la retracción del consumo, el año pasado el segmento de bebidas (o "leches") vegetales creció 16,6% según datos del mercado. Es un mercado que mueve $ 250 millones y responde a una tendencia global de los consumidores que buscan otro tipo de productos alimenticios, en general tendientes a una dieta plant based, sea para no consumidor productos animales, por cuestiones de salud (por ejemplo, intolerancia a la lactosa), por un tema ambiental por el uso agrícola de agua y tierra, o por gusto. 

En este segmento en particular, el producto más consumido es la leche de almendras, aunque en las góndolas locales también se encuentran las versiones a base de soja, arroz, maní y castañas de cajú, entre otras. Las versiones también suelen presentarse en su formato estándar, con o sin azúcar agregada, y hay también opciones saborizadas, por ejemplo con vainilla o chocolate. Los argentinos consumen alrededor de 3,5 millones de litros por año de este producto. 

El año pasado quien desembarcó en el segmento fue Mastellone, con una etapa de prueba piloto en el AMBA que ahora expandirá a todo el país. Lanzó sus versiones de almendras y de arroz, que hora también empezarán a fabricarse sin azúcar, con su marca La Serenísima. 

Otras de las grandes compañías que desembarcaron en el sector son Danone (que trajo la marca Silk en 2019, primero a través de una alianza con Starbucks y luego con venta al público) y Coca-Cola, a través de Ades, que además de soja en 2018 la relanzó con opciones de almendras y coco. Otra es la chilena NotCo, la foodtech que lanzó NotMilk en el país el año pasado, hecha de proteína de arveja, aceite de coco, fibra de achicoria y concentrado de repollo. 

El resto de la incipiente góndola de este producto (que pasó de solo estar presente solo en diététicas y negocios especializados a llegar a los retailers tradicionales) está copada por PyMEs nacionales, como Tratenfu, Vrink, Cocoon, Pampa Vida, Amande y Felices las Vacas.