Mauro Stendel es un argentino que tuvo como sueño ingresar a la Unidad Secreta del Ejército de Israel, un objetivo que para cualquier extranjero resulta prácticamente imposible. Haberlo conseguido fue lo que lo llevó a darse cuenta que los límites no existen si las personas son capaces de aplicar una serie de pasos para conseguir sus metas. De esa experiencia (y tantas otras) nació la inspiración para escribir “3 fases hacia el éxito instantáneo”, un libro que este argentino redactó en apenas dos semanas, pero que ideó a base de la experiencia de toda su vida.
Mauro tenía apenas 17 años cuando decidió dejar el barrio porteño de Caballito para ingresar al ejército israelí. Convertirse en un soldado dedicado a las misiones secretas era un objetivo difícil, pero no imposible. Se postuló entre otros cinco mil aspirantes y pasó etapas de selección hasta quedar entre un grupo de 25 personas. Las exigencias fueron muchas: además de capacitarse física y tácticamente en el Ejército, debió aprender hebreo y trabajar para para afrontar los gastos diarios para ir a estudiar a Tel Aviv.
Una vez incorporado al ejército, Mauro participó de más de 50 misiones importantísimas sirviendo a la unidad secreta y se mantuvo en esa área hasta que se graduó. Salir del ejército fue un nuevo comenzar que lo encontró en Nueva York, a donde llegó con apenas 500 dólares en el bolsillo pero una estrategia infalible en su cabeza.
“Las tres fases son una herramienta que aprendí en el ejército, pero que me sirvieron también en los negocios y en la vida. Yo las apliqué sin saberlas para llegar a la unidad especial en Israel y entendí que se aplicaban a casi todo. Pero aún tenía que validarlas con alguna otra hazaña”, contó Mauro sobre su experiencia.
Rico en dos años
La forma que Mauro encontró para validar y demostrar que las tres fases aprendidas en el ejército eran aplicables en cualquier rubro de la vida, fue convertirse en millonario en apenas dos años. Cuando llegó a Nueva York no tenía casa y tampoco trabajo. Contaba con tan solo un presupuesto de US $500 para sobrevivir, y con ese dinero se las arregló durante varios meses comiendo vegetales, atún y comida rápida, hasta que sus ideas funcionaran. “El objetivo era nunca trabajar para otros. No está en mis principios y, por lo tanto, no lo iba a hacer”, reconoció. Con esos conceptos claros, pasó por momentos realmente duros: vivió en un auto durante varios meses y se bañaba en gimnasios, pero nunca dejó de soñar.
A pesar de la adversidad, su cabeza siguió enfocada en sus proyectos y durante ese tiempo se abasteció de conexiones e inversores que puedan invertir en sus proyectos. “Hasta que eso sucedió pasó un año”, confesó.
Stendel se sumergió en modelos de negocios diversos, que fueron desde tiendas virtuales de Amazon hasta inversiones en real estate, criptomonedas y otros negocios digitales.
“Empecé remodelando casas, luego vendiendo variedad de productos en tiendas online desde juguetes hasta muebles, productos de cocina y suplementos alimenticios. Conseguía inversores, sumaba tiendas, estudiaba cada marketplace, encontraba oportunidades, realizaba exhaustivas estrategias de marketing digital”, contó sobre sus comienzos. La pandemia y el crecimiento del comercio de bienes de primera necesidad online hizo el resto.
Hoy, Mauro Stendel tiene apenas 26 años y una mansión en Houston. Además de sus tiendas virtuales, es dueño de un laboratorio de toxicología en Oklahoma, otro de farmacogenética en Dallas y es el accionista mayoritario de Oceanik Sea Food, una compañía de intermediación pesquera.
Las tres fases del éxito
El punto de no regreso, la mimetización y las variables, son las tres fases que Mauro aprendió en el ejército y lo volvieron exitoso en la vida. Mauro aprendió la universalidad de su aplicación no solo a través de su propia experiencia, sino observando que se adaptan a la perfección a otros casos de éxito.
“Yo las apliqué sin saberlo para llegar a una unidad especial en Israel, cuando ni siquiera sabía hablar hebreo. Creé un punto de no retorno, me mimeticé con la gente que quería ser como ellos y además me senté a pensar las variables de qué sucedería si, qué pasaría si, qué hago si hago esto, qué harían si yo hago esto”, resumió sobre su método.
Ponle fecha al sueño
El primer paso, entonces, es ponerle una fecha al sueño. Ahí pasa a ser una meta. A esa meta ahora hay que crearle una estrategia y esa estrategia multiplicarla por acción diaria. “El hecho de no darse por vencido significa que se está intentando y todavía estás en busca del éxito. Y a la larga el que trabaja duro y sigue y no se da por vencido, a la larga llega”, aseguró.
Y agregó: “Puede ser que ahora una persona esté creando un punto de no regreso, al irse a vivir a otro país sin poder volver atrás; o crearse una "mimetización" que es empezar a ambientarse con la gente que uno quiere ser como ellos, demostrarle que queremos ser como ellos y que somos uno de ellos”.
Con ello se estarían cumpliendo las dos primeras fases del método. La tercera es, quizás, la más complicada porque incluye lo imprevisible, lo que quizás no se espera ni se puede manejar. Stendel sostiene que a la variabilidad se le gana con programación. “Es como una computadora que esté programada para jugar ajedrez y uno le pone todas las variables posibles de jugadas. Es imposible que uno le gane a esa computadora porque con cada jugada que hagas, la computadora siempre va a tener la mejor jugada guardada, porque sabe todas las variables”, sostuvo.
Para todas las variabilidades, entonces, Mauro propone un estudio. “Si uno se sienta a estudiar todas las variables que tiene según la estrategia, es imposible que salga mal, porque si sale mal o si pasa algo inesperado, ya tenemos la respuesta como para mejorar y salir adelante o crear un plan B”, argumentó.
Stendel logró comprobar que su método era prácticamente infalible y por ello decidió plasmarlo en un libro llamado “3 fases hacia el éxito instantáneo”, el cual presentó en Miami durante el 2022 y se convirtió en otro éxito, pero esta vez de ventas. Disponible en Amazon en formato físico y digital, Mauro logró una vez más alcanzar lo imposible: cambiar no solo su vida, sino también la de los demás.