El sector aerocomercial es uno de los sectores más golpeados por la pandemia a nivel global. En la Argentina, el impacto fue aún mayor debido al tiempo prolongado que permanecieron los aviones sobre las pistas sin despegar. En septiembre, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) advertía que Argentina era el único mercado regional importante que aún mantenía sus fronteras aéreas cerradas y remarcaba las consecuencias que podía generar eso en el sector.
Los efectos del parate tan prolongado comienzan a verse. La aerolínea argentina Flyest presentó el pedido de quiebra luego del intento trunco de vender una parte de la empresa a mitad de este año.
En junio, había solicitado el concurso de acreedores, del cual pudo salir con éxito un mes más tarde renegociando el 90% de su deuda con proveedores en un Acuerdo Preventivo Extrajudicial (APE). El objetivo de la empresa en aquel momento era el ingreso de nuevos socios para hacerse de capital.
Sin embargo, a pesar de las extensas conversaciones con grupos interesados, las charlas nunca llegaron a buen puerto. En este contexto, la compañía presentó el pedido de quiebra en el mismo tribunal donde se abrió el concurso, el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Comercial N° 1, Secretaría N° 1.
La aerolínea había comenzado a operar tres años atrás y la fortaleza de su negocio son los vuelos charters. Por otro lado, presta servicio a petroleras, mineras y hasta equipos de fútbol de primera división de la Argentina, entre ellos, River Plate.
La empresa pertenece en un 51% a accionistas de la rosarina ex Sol Líneas Aéreas, del grupo Transatlántica, que dejó de funcionar en 2016. El otro 49% está en manos de la española ILAI, con participación en la valenciana Air Nostrum. Su llegada al mercado nacional generó 120 nuevos empleos directos y 1.000 indirectos.