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Con una inversión de $ 44 millones, impulsan un programa de certificación en sostenibilidad para bodegas pymes

Laura Mafud

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COVIAR, con financiamiento del Consejo Federal de Inversiones, impulsa el proceso de certificación de la Guía de Sostenibilidad de la Vitivinicultura Argentina para agregar valor y promover la internacionalización de las empresas.

26 Junio de 2024 10.58

En un contexto donde la sostenibilidad se convierte en un requisito ineludible para la competitividad global, la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR) está impulsando un programa de certificación de sostenibilidad para pequeñas y medianas bodegas del país. Con una inversión de $ 44 millones, financiada con el aporte de los gobiernos provinciales a través del Consejo Federal de Inversiones (CFI), este proyecto tiene como objetivo no solo mejorar las prácticas productivas de las bodegas, sino también abrir nuevas oportunidades en mercados internacionales cada vez más exigentes (entre los que se encuentran los países nórdicos y Canadá) en términos de impacto ambiental y social.

Adolfo Brennan, director de COVIAR y responsable de la unidad ejecutora de pymes exportadoras, destaca la relevancia y los desafíos de este ambicioso proyecto. "Estamos trabajando con 23 bodegas en 14 provincias para certificar sus prácticas sostenibles. Esto no solo añade valor a sus productos, sino que también responde a una demanda creciente de los consumidores globales que buscan productos con menores impactos sociales y ambientales”, explica.

La iniciativa de COVIAR se enmarca dentro del Plan Estratégico Vitivinícola 2030, que busca dotar de sostenibilidad y diversidad a la vitivinicultura argentina. “Hace algunos años, pensar en sostenibilidad era visto como algo lejano y poco práctico para muchas empresas. Sin embargo, hoy es una realidad que no solo afecta la competitividad, sino que también se convierte en una barrera de entrada para muchos mercados. En 2030 va a haber una exigencia mucho mayor para ingresar a algunos mercados: tenemos un tiempo para prepararnos, pero no tanto porque pasa rápido", añade Brennan.

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Adolfo Brennan, director de COVIAR y responsable de la unidad ejecutora de pymes exportadoras.

El programa no solo beneficia a las bodegas, sino que también tiene un impacto significativo en toda la cadena de valor de la industria vitivinícola. Según Brennan, "al implementar prácticas sostenibles, no solo las bodegas mejoran sus procesos, sino que también obligan a sus proveedores a adaptarse. Esto genera una penetración profunda en toda la cadena de valor, alineando a todos los actores hacia un objetivo común de sostenibilidad”.

La certificación de la Guía de Sostenibilidad de la Vitivinicultura Argentina, respaldada por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), permite a las bodegas utilizar el sello “Argentina Sostenible” en sus productos. Este reconocimiento no solo mejora la imagen de las bodegas en el mercado, sino que también proporciona una garantía adicional a los consumidores sobre las prácticas sostenibles de las empresas.

Además de los beneficios directos para las bodegas, el programa tiene una visión a largo plazo de transformar la industria vitivinícola argentina. “Estamos en una posición interesante para crecer en los mercados internacionales, pero necesitamos ser más competitivos. Esto no solo se logra con un tipo de cambio favorable, sino también mejorando nuestros costos internos y optimizando los insumos”, señala Brenan.

El desafío no es menor. La implementación de prácticas sostenibles requiere inversión de tiempo y recursos, algo que puede ser particularmente difícil para las pequeñas y medianas empresas. “Estamos buscando constantemente financiamiento para apoyar a las bodegas en este proceso. El objetivo es que todos puedan participar y beneficiarse de esta transformación hacia una vitivinicultura más sostenible”, comenta Brennan.

Tal como destaca el empresario, con la certificación de sostenibilidad, las bodegas argentinas van a estar mejor posicionadas para aumentar sus exportaciones, acceder a nuevos mercados y mejorar su competitividad global. “Hay una oportunidad en el mundo y hoy estamos en una posición interesante para poder crecer, pero obviamente necesitamos ser más competitivos, y la competitividad no viene solo por el lado del tipo de cambio, sino también tenemos que trabajar más con los costos internos”, dice Brennan.

El año pasado, el mercado vitivinícola doméstico cayó 6%, en tanto que que los mercados del exterior lo hicieron casi un 26%, por varios factores, entre los que se incluyen la recesión global, la pérdida de competitividad por el tipo de cambio y las dificultades para importar insumos.

Las bodegas que ya están trabajando en certificar la Guía de Sostenibilidad en Mendoza son: RJ Viñedos, Cuarto Dominio, Cechin, El Amansado, Terrazas Andinas Bourras, Clement y La Abeja. En La Pampa se trabaja con Bodega Lejanía. En Río Negro participa Bodega Trina. En Entre Ríos está Bodega Los Aromitos. En Buenos Aires Bodega Gamboa. En Salta participan las bodegas Nanni y Tacuil. En La Rioja está la Cooperativa La Riojana. En Tucumán es parte del proyecto la Bodega Río de Arena. En Chubut la bodega Nant y Fall. En Neuquén está Malma. En San Juan participan las bodegas Sierras Azules, Merced del Estero y Los Dragones. En Córdoba Bodega La Matilde. En Catamarca está Bodega Michango. Y en Jujuy Bodega Amanecer.

El programa ya está en marcha desde marzo y se trabaja con el objetivo de certificar sostenibilidad en cada una de las bodegas participantes durante el ciclo productivo 2024. 
 

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