A pesar de las sucesivas crisis económicas y el impacto negativo de la pandemia, la Argentina sigue destacando por su nivel de innovación y talento humano. Después de dos años de una crisis sanitaria mundial sin precedentes, la cantidad de transacciones de capital emprendedor y semilla alcanzó la cifra récord de US$ 1.337 millones. En total, se realizaron 110 operaciones y los verticales en las que hubo más inversión fueron biotecnología, software, AgTech y FinTech, según un estudio de Microsoft y la Asociación Argentina de Capital Privado, Emprendedor y Semilla (ARCAP -2021).
Tal es el caso de Felipe Herrera y Livia Armani, quienes fundaron Space Guru a principios de 2020, una baulera digital inteligente. Se trata de una startup argentina que nació desde la necesidad de liberar espacios de manera rápida y de brindar un servicio de guardado on demand a las personas: guardar lo que necesites por el tiempo que quieras sin salir de tu casa.
El objetivo de los emprendedores argentinos es mejorar tres atributos del negocio de las bauleras tradicionales: la contratación del flete, la elección del tamaño del depósito y el registro de lo que se guardó. La tecnología está aplicada al servicio, con la intención de resolver estos tres puntos esenciales.
"Junto a Felipe Herrera hemos emprendido en otros países, y en el año 2019 decidimos hacerlo en Argentina, ya que nos sentimos muy cómodos acá porque hay mucho talento y es el lugar ideal para empezar algo desde cero. Las personas tienen espíritu emprendedor, no tienen miedo a arriesgarse e innovar. Es la cuna de las primeras startups de éxito en Latam: Despegar, Globant, MercadoLibre)", dice Livia Armani, cofundadora de Space Guru.
La emprendedora agrega que "Argentina es para nosotros una suerte de laboratorio en donde pudimos hacer experimentos y entender realmente cómo funciona todo, para poder escalarlo luego en otras regiones del mundo".
El negocio, desde adentro
El depósito tiene 6000 metros cuadros y ahí se ordena cada producto según sus características en el sector que corresponde. Todo está etiquetado con un sistema de trazabilidad diseñado específicamente. El usuario puede resolver todo el proceso desde su celular, desde la cotización, contratación, coordinación de la entrega y traslado de los objetos hasta pedir la devolución de alguna de las cosas, donarlas, venderlas o prestárselas a algún amigo. Y luego la empresa se ocupa de hacer toda la gestión.
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Los primeros años del emprendimiento fueron desafiantes. La pandemia fue uno de los principales obstáculos que Space Guru tuvo que sortear con rapidez e inteligencia. "El 2020 fue un año de gran incertidumbre producto del impacto de la pandemia en todo el mundo. Para nosotros, en el rubro de la logística, hubo meses que fueron realmente muy complicados porque no podíamos operar. Muchos de nuestros clientes nos contratan cuando se mudan, y las mudanzas estaban prohibidas. Además de eso, con la nueva ley de alquileres, muchas personas demoraron sus mudanzas", explica Livia Armani.
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"Todos los días hablábamos y elaborábamos planes de contingencia. Ejecutábamos y comunicábamos de acuerdo a lo que sucedía. Al ser una startup, los tiempos son veloces y pudimos, con un equipo muy dinámico, reaccionar de forma rápida y adaptarnos con celeridad a los nuevos desafíos que se iban planteando casi diariamente", cuenta Felipe Herrera.
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En la misma línea, Armani completa que fueron capaces de mostrar que los problemas de espacio no solo surgen cuando nos mudamos, sino que "disfrutar de casas más cómodas durante la pandemia se convirtió en una necesidad real y tangible, y Space Guru estuvo ahí para ayudar a la gente a guardar lo que no usaban por un tiempo".
"Por eso crecimos un 393% en los meses de pandemia, comparado al mismo período prepandemia. Durante los meses de encierro, todos los ambientes pasaron a ser compartidos y multifunción, y por eso cada cosa de más se notó", agrega Armani.
La economía circular, la gran motivación de Space Guru
El negocio de Space Guru en Argentina no se quedó solo en el guardado de objetos, sino que fue por un paso más. "La clave está en hacer un estudio de la situación de nuestros clientes. Si nos contratan porque necesitan almacenar sus cosas por dos meses, porque están en pleno proceso de mudanza, no les vamos a proponer vender las pertenencias. En cambio, si un cliente quiso guardar sus objetos porque tenía un exceso de cosas en su casa, le ofrecemos si las quiere vender para que deje de pagar por tenerlas guardadas", explica Felipe Herrera Herrera.
Desde su lanzamiento, la compañía tiene 2500 usuarios activos y factura por mes alrededor de $ 8 millones. La experiencia en la Argentina sirvió como paso previo necesario para validar el sistema de cara a un objetivo más global: desembarcar con este modelo de negocios en España, donde el espacio físico es más escaso y la economía circular está más afianzada en la sociedad.
"Hay varias empresas de este tipo en Europa, pero ninguna con el fuerte pensamiento de que lo importante no es guardar sino reintroducir esos productos a la economía", destaca Armani.
La empresa tiene 46 empleados, que se encargan del diseño del producto, la programación del sistema y la captación de los clientes. "Hicimos un negocio que es escalable, pero el costo no se multiplica. De entrada se preparó para que sea global, para tener infinitos puntos de operación con un costo único", concluye Herrera.
