En una entrevista exclusiva, José Moreno, presidente de la dueña de La Serenísima, asegura que “las crisis lecheras muy largas cambian hábitos”. Lo que viene en una industria golpeada.
El sector lechero atraviesa una de las peores crisis en su historia. Tanto así que amenaza seriamente con dejar fuera de juego a una de las marcas más emblemáticas del sector -en referencia a Sancor- y pone en una delicada situación financiera a la propia dueña de La Serenísima, que tuvo una pérdida neta de $ 95 millones en el último ejercicio.
No es el primer año que la empresa registra números rojos en su balance. La situación complicada ya viene de hace varios años. Por un lado, con reclamos de los tamberos, por el bajo precio que perciben por el litro de leche. Y, por otro, por la carga impositiva que impacta en la rentabilidad del sector.
“La industria es viable. Nosotros estamos jugados desde hace tres años en un plan de inversiones que dio cabida a la transacción que hicimos con Arcor por US$ 85 millones y consistía en remodelar el proceso productivo”, asegura. Y añade: “Tuvimos algunas decisiones difíciles porque chocaban con la historia de la compañía”.
De acuerdo a un informe que elaboró el Centro de Almaceneros, Autoservicios y Comerciantes Minoristas de la provincia de Córdoba los argentinos pagan el segundo precio más alto para adquirir un litro de leche (US$ 1,55), detrás de Canadá (US$ 1,86).
En este sentido, la profunda crisis que atraviesa Sancor -el segundo player en market share- y que provocó faltante en la góndolas, hizo que parte del volumen bajara a marcas más económicas porque la competencia no pudo sostener los precios de Sancor para capturar más mercado.
“Nosotros hemos tomado una parte de lo que dejó pero el precio ahora se separó: del primero al segundo hay un 40% de diferencia”, confirma el ejecutivo.
Un sector golpeado por la crisis lechera
Sin embargo, más allá de la cadena de precios, La Serenísima perdió 9% de ventas: seis puntos por caída de consumo y otros 3 a manos de la competencia. Para Moreno es importante pensar más allá de la coyuntura. “Tenemos que prepararnos para ver cómo trabajamos para cuando la cosa empiece a cambiar: hacer que la gente vuelva a consumir lo dejó”, admite.