Pocas veces, o más bien casi nunca, se da el hecho de que un incremento de la producción de granos cercano al 50% genera fuerte preocupación entre los productores y exportadores, e incluso en el Gobierno. Es lo que ocurre por estos días a partir de las estimaciones para la campaña de trigo 2023/24, que resultó el cultivo más golpeado en el ciclo previo, debido a la brutal sequía que atravesó gran parte de la Zona Núcleo, la más fértil y productiva del país para cereales y oleaginosas.
Sólo para tener una referencia, en la campaña 2022/23 el área sembrada de trigo se redujo en 1 millón de hectáreas (15% menos que el ciclo anterior) y la producción bajó de 23 Mt (millones de toneladas), récord en 2021/22, a 11,5 Mt en la campaña siguiente.
Siendo un cultivo de invierno, la ventana de siembra de la nueva campaña está avanzada en un 85%. Ya finalizó en el norte del país y está terminando en la zona central (Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y norte de Buenos Aires), restando aún algunas semanas para la implantación total en la franja sur del cereal, que abarca el centro y sur de Buenos Aires y La Pampa, donde en un año normal se produce el 45% del total a nivel país.
Diversas estimaciones indican que el área sembrada cerrará con una baja de entre el 2 y el 5% respecto de la campaña anterior, la peor en décadas por la sequía. Pero esto se vería compensado por buenos rindes, que llevarían la cosecha de trigo a unos 16/16,5 millones de toneladas, unos 5 millones por encima de 2022/23. Pese a ello, sería la peor campaña en ocho años.
Nubarrones en el horizonte
Según la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) se ha ajustado la proyección del área sembrada con trigo por la escasez de humedad, especialmente en Córdoba, previendo para la nueva campaña 2023/24 una cobertura de 5,4 millones de hectáreas, la más baja desde el ciclo 2015/16 y un 9% por detrás del año anterior, señaló.
Bajo estas condiciones, la producción triguera alcanzaría los 15,6 Mt, marcando una mejora respecto del año previo por la recuperación de los rindes desde el mínimo que tocaron con la sequía. De cualquier modo, exceptuando los 11,5 Mt obtenidos en la 2022/23, la perspectiva para el nuevo ciclo resulta la más baja desde el año 2016, señala Emilce Terré, economista jefe de la BCR.
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires, en tanto, pone el foco en el impacto de las recientes precipitaciones sobre una vasta zona del área agrícola, estimada en 6 millones de hectáreas, con un avance de implantación hasta el momento de 86,2% del área a sembrar.
Desde mediados de abril ha tendido a normalizarse el régimen de precipitaciones. La situación no es óptima, habrá una menor superficie sembrada, pero se esperan buenos rendimientos, sostiene Eugenio Irazuegui, analista de mercados de la corredora de granos Zeni.
Las proyecciones de Zeni indican un área sembrada de 5,9 millones de hectáreas versus 6,1 millones en 2022/23, una caída que podría terminar entre 2 y 5% interanual. Pese a ello, se proyectan unos 16 Mt de producción, considerando el rinde promedio de los últimos cinco años.
Trigo por dólares
Habría así un saldo exportable cercano a los 9 Mt, luego de abastecer el mercado interno, en especial a la industria molinera y el sector forrajero. En relación a este punto, la BCR considera que las exportaciones de productos del complejo triguero estarían en el orden de los 2.900 millones de dólares, un 70% por encima de los dólares ingresados por el complejo en la campaña precedente, pero un 40% por detrás del récord conseguido en la 2021/22.
En este sentido, entre los exportadores prima la cautela al momento de comprometer ventas al exterior, en especial luego de los problemas que generó la sequía del año anterior por la menor disponibilidad de granos.
Hasta el momento hay muy poco farmer selling (venta anticipada del grano aún por producir y cosechar) en parte por el rezago de la campaña anterior pero también por la incertidumbre electoral, explicó Irazuegui.
Al respecto, este lunes Rusia no renovó el acuerdo que permite sacar la exportación de granos de Ucrania por el Mar Negro -Kiev es un gran productor de trigo- lo que podría afectar los precios internacionales, ante la menor oferta global cereal. Es una buena señal para los productores y exportadores argentinos, pero habrá que ver si el clima le permite al país aprovecharlo.