Examina adecuadamente los recursos y opciones que tienes
Antes de comenzar cualquier actividad empresarial, tienes que saber en qué punto te encuentras. Es decir, con qué recursos cuentas, tanto materiales, como económicos y personales, y qué opciones de éxito o fracaso tienes para tener siempre un plan B. Haz las cosas con cabeza, para salir al mercado hay que tenerlo todo bien atado.
Instala el ahorro primero en la economía doméstica
Si vas a emprender, vas a notar cómo tus finanzas personales y profesionales se entremezclan. Cuidado con esto. Tienes que ser cauto en la economía doméstica y ahorrar lo que puedas para invertirlo. Eso sí, no te quites “caprichos” de casa para dártelos en la empresa. Compra un buen equipo, pero no tires la casa por la ventana.
Márchate de tu empresa actual con todos los cabos atados
Si vas a dejar tu trabajo actual por la nueva empresa, tienes que tener claro que esto es viable para vos personal y, sobre todo, económicamente. Quizás necesites compaginarlo un tiempo para tener la solidez suficiente. Dicen que quien no arriesga no gana, pero lanzarse al vacío sin un colchón no es lo más adecuado, tómalo en cuenta.
No pierdas el contacto con aquellos con quienes has trabajado
No salgas de tu anterior empresa con aires de grandeza porque vayas a montar la tuya propia. No levantes envidias innecesarias, deja puertas abiertas. Quizás tu jefe actual pueda ser tu futuro socio, derivarte trabajo que no pueda hacer o establecer con tu nueva empresa cualquier otro tipo de relación laboral que te beneficie.
Tus antiguos compañeros de trabajo son una buena cantera de profesionales
No te olvides de tus compañeros, ya no amigos, ojo, sino compañeros. Aquellos que sabes que trabajan bien pueden ser una buena futura adquisición para tu nueva empresa. Antes de ponerte a buscar gente nueva, piensa en tu agenda actual, puede que algún antiguo compañero sea la clave para cerrar una buena plantilla.
*Nota publicada en Forbes España