El director nacional de Acuicultura, Guillermo Abdala, afirmó que la acuicultura alcanzará para 2030 exportaciones por US$ 500 millones y 1.000 puestos de trabajo en proyectos que se están llevando a cabo en todo el país.
"En 2019 se exportaron 60 toneladas de pescado provenientes de la acuicultura. En 2020 fueron 2.100 toneladas. En menos de cinco años serán 30.000 y para 2030 serán 42.000 toneladas", indicó Abdala en un reportaje con Télam.
El funcionario destacó que en estos dos años se lograron vincular a inversores de la industria pesquera con emprendimientos acuícolas por más de US$ 25 millones, así como apuestas de empresas extranjeras con fondos por más de US$ 12 millones.
-¿Cómo surgió la iniciativa de que la acuicultura tuviera un área propia en el Ministerio de Agricultura?
El nuevo diseño del área de Acuicultura como Dirección Nacional fue una decisión estratégica tomada a fines de 2019. Se definió por primera vez en la historia crear un área al nivel y jerarquía del sector pesquero, dentro de la Subsecretaría de Pesca. Esa definición se toma pensando al entramado productivo acuícola como una actividad relevante, acompañando el esquema de crecimiento a nivel mundial, que supone un avance concreto para la reactivación económica de diversas regiones, y que permite dinamizar las industrias locales propiciando su apertura hacia nuevos mercados.
Desde ya la producción acuícola era considerada por nosotros como la posibilidad cierta de generar empleo de calidad federalmente distribuido, y con un gran aporte a la seguridad alimentaria.
-¿Cómo es la actividad de la acuicultura en la Argentina?
Actualmente, se cultivan 13 especies entre peces, bivalvos y otros, entre las que sobresalen la trucha y el pacú, que equivalen a más del 85% de las casi 2.100 toneladas que se produjeron en 2020. Puede considerarse aún incipiente dado su porte y los volúmenes productivos.
Sin embargo, existen condiciones objetivas, que permiten proyectar un gran crecimiento a partir de políticas de incentivo como las que se están implementando desde hace dos años. Hoy estimamos llegar a las 30.000 toneladas por año en menos de 5 años, por un total de US$ 350 millones. Esto sin contemplar el valor diferencial en la relación de producto y el consumo de pescado que puede agregarse en nuestro país, con el enorme valor agregado a la nutrición poblacional que significa eso.
-¿Qué proyectos viene desarrollando la Dirección de Acuicultura?
Si bien la actividad contaba con un marco regulatorio, como la Ley 27.231 de Acuicultura de 2015, sancionada como plataforma de crecimiento de la actividad, fue necesario poner en pleno funcionamiento este último instrumento, orientando todas las herramientas con un único propósito, la productividad sustentable.
Para ello, se avanzó en acuerdos institucionales que, al momento, han permitido la adhesión plena de 13 provincias a la Ley. Por la misma norma se creó el Régimen de Fomento y Desarrollo de la Acuicultura, que se orienta a financiar o cofinanciar proyectos productivos e iniciativas de importancia para la expansión de la actividad.
-¿Cuáles son las proyecciones y expectativas económicas que hay para esta actividad?
Los resultados de este tiempo de trabajo comienzan a visualizarse, siendo el indicador más claro las iniciativas de inversión que se están acompañando, y que lograron vincular a inversores de la industria pesquera con emprendimientos acuícolas por más de US$ 25 millones, así como apuestas de empresas extranjeras con fondos por más de U$ 12 millones, tanto para la producción de trucha arcoíris en Patagonia norte, como para la de mejillones en Tierra del Fuego.
-¿Qué ventajas tiene por sobre la pesca extractiva?
No se trata de una sobre la otra, sino ambas en conjunto como complemento. El crecimiento de la actividad pesquera argentina, traducida en el actual récord de exportaciones, no puede explicarse sin la gestión política basada en normas que resguardan la sustentabilidad de la actividad y la preservación de los recursos.
Es parte del logro de nuestra Subsecretaría y el Ministerio haber diseñado esquemas complementarios para trazar una agenda a futuro, vinculando el sistema de control, fiscalización, ciencia y tecnología, aplicado a la producción sustentable. En este contexto la acuicultura toma su real dimensión, ya no como una posibilidad, sino como fuente determinante del aprovisionamiento de proteína de calidad, al igual que se desarrolla en todo el mundo.
Hoy China produce más de 60 millones de toneladas, Brasil más de 800 mil; Chile más de un millón. Y en conjunto exportan más de US$ 6.000 millones. Se prevé que para los próximos años, la acuicultura podrá alcanzar el 60% de las proteínas acuáticas comercializadas en todo el mundo. Nuestro país no puede quedar fuera de ese margen.
-¿Puede la acuicultura aportarle divisas al país?
Sin ninguna duda. El conjunto de los avances alcanzados van a permitir hacia fines de 2030 se puedan exportar más de 42.000 toneladas por US$ 500 millones y generar al menos 1.000 puestos de trabajo. Si tomamos en cuenta la relación porcentual que genera esta actividad en todo el mundo, y la comparamos con la relación aplicada a la Argentina, donde la pesca aporta en promedio US$ 2.000 millones, podemos proyectar una estimación nivelatoria en otro montón de similares características provenientes de la acuicultura sustentable.
*Por Leandro Selén, publicada en Télam