A nivel mundial, más del 70% de las empresas aseguran tener dificultades para encontrar el talento que están buscando, sobre todo dentro del segmento de IT. La Argentina no está exenta de esto. Ya desde antes de la pandemia empezaba a notarse esta dificultad, y por eso Martín Calzetti, Ian Teperman, Stefano Rossi e Ignacio Basso (que vive en Miami, donde está desarrollando la pata local del emprendimiento) fundaron Seeds, una plataforma de talento freelance validado y on demand de América Latina, que en 2021 facturó US$ 400.000 y planea alcanzar US$ 1,2 millones este año.
Diseñamos un proceso ágil que les permite a las empresas acceder al mejor talento on demand. En Seeds, todos los freelancers pasan por un estricto proceso de validación que consta de aplicación (roles, skills, experiencias, intereses y preferencias laborales), screening (pre-filtro de acuerdo al nivel requerido y demanda de perfiles), validación cultural y técnica (testeos y entrevistas) y admisión como seeder de nuestra comunidad (acceso a proyectos, capacitaciones y beneficios), definen los socios.
Parte del valor agregado de Seeds es acompañar a los freelancers que quieren adoptar esta modalidad de trabajo y también evangelizar dentro de las organizaciones, ya que no siempre se comprenden los límites y beneficios que este tipo de vínculos laborales trae a la operatoria diaria.
Para esto, estamos siempre junto a las empresas. Las ayudamos a definir sus oportunidades a través de reuniones de discovery para identificar necesidades del negocio y definimos los roles buscados con sus skills claves. En menos de 7 días les presentamos los mejores candidatos que matchean con su cultura y estamos en continuo seguimiento del proyecto, dicen los socios, que monetizan el emprendimiento cobrándoles a sus clientes un mark-up fee sobre el costo del seeder contratado. Actualmente, Seeds cuenta con talentos especializados en tecnología, producto, diseño, consultores de negocio y operaciones, entre otros.
Venimos creciendo orgánicamente, cada año triplicando la demanda de servicios. Esto nos hace planear un 2022 de mayor crecimiento todavía. Por eso cerramos una ronda con Smart Money para sumar socios que nos apalanquen donde no tenemos expertise. Además, en Chile vamos a estar abriendo un equipo presencial allá, dicen.
Al freelancer este emprendimiento le soluciona muchos de los puntos de dolor, como el administrativo. A esto se agrega que lleguen a cotizar con un valor competitivo de su trabajo y se dan cuenta de que ganan más cuando están en la plataforma. Queremos que tengan experiencias positivas que agreguen valor a ambas partes. Los profesionales nos piden proyectos para trabajar en empresas en los EE.UU., suma Teperman.
La pandemia adelantó un montón algunos pasos. Por ejemplo, que las estructuras de trabajo sean más flexibles, y en parte esto sucede porque la gente lo demanda. Desde Seeds queremos que cada parte vea lo que gana con este modelo. Nosotros hablamos de la disponibilidad del talento, entender lo que viene, que es el talent as a service, como el concepto SaaS, explica Rossi.
Como dimensión de este cambio, al principio solo se postulaba un talento por semana y ahora lo hacen 5. En la postulación conocemos la cultura y las habilidades de cada uno, porque eso lo tenemos en cuenta para luego ofrecerles ser parte de un proyecto. No queremos que nadie trabaje en un lugar donde no la pasa bien. A su vez, tenemos que balancear la oferta de las personas y la atracción de los trabajos, resalta Calzetti.
Por último, dicen los fundadores, la comunidad de seeders cumple un rol fundamental, y su construcción es parte de la responsabilidad de Lucas Manzi. Entre ellos se dan soporte y apoyo. Se recomiendan determinado curso o se dan consejos sobre cómo mejorar un proceso de trabajo.
Hasta se dan soluciones cuando tienen un problema. Esto, para los freelancers, que muchas veces no tienen red de contención, es algo muy valorado, aclara Rossi. Un emprendimiento que supo leer la demanda del mercado, incluso antes de que los protagonistas lo expresaran.
*La nota fue escrita por Marysol Antón y Leandro Africano